12. CONFESIONES

1089 Words
ANTONIO He tenido novias antes, tampoco muchas, pero sí un par, solo que con Carla no sé cómo comportarme. No puedo evitar sonreírle cuando la veo por ahí, algo que todos mis empleados han notado, mirándome con cara de ya díganos. Después de ese improvisado beso no hemos tenido tiempo a solas, aprovecho cuando está sentada a mi lado para sostener su mano bajo la mesa, no me avergüenza nos vean juntos en público, pero quiero que sea ella quien tome esa decisión cuando me le declare y le pida sea mi novia. Al fin llega el fin de semana, nuestro día de nadar juntos, nuestro momento de estar a solas. - Nos vemos en el río hoy – hablo sin quitar mi mirada de los papeles, no quiero note mis nervios. - Claro, debo confirmar soy la campeona – sé que sonríe y hago lo mismo. - ¿Campeona de qué? – entra Gina, siempre tan inoportuna. - De ajedrez – no se me ocurre mejor excusa. - Uy, qué aburrido – hace cara de asco – venía a invitarte a pasar el fin de semana en la ciudad, con mis papás y Valentina. - No puedo, tengo planes – veo a Carla sonreír disimuladamente. - ¿Planes? ¿Qué planes pueden ser más importantes que la familia? - Temas de la hacienda. - Deberías dejar de trabajar tanto, vas a enfermarte. - Conseguimos la licitación, ahora más que nunca todo debe estar perfecto. - Cuando volvamos a estar juntos oficialmente espero nos dediques tiempo – me abraza. - Permiso, no quiero interrumpir este momento – Carla se va, está celosa, quisiera disfrutarlo, pero así no soy, me quito sus manos con delicadeza. - Hemos hablado de esto muchas veces, no soy el hombre para ti. - Yo te quiero. - Lo siento, no te veo así. - Soy la mujer que más a permanecido cerca de ti. - Eso no debería ser un motivo para terminar juntos, mereces alguien que te quiera bonito y ese alguien no soy yo. - ¿Hay alguien más? - No voy a hablar de eso contigo, por favor. La veo irse y voy tras Carla, la encuentro comiendo con Carmen, Marisol, Gabriel y Dominga en la cocina. - Carla, podrías ayudarme con un tema que no logro arreglar. - Lo siento, ya estoy en mi descanso señor – se mete un bocado a la boca, todos se quedan inmóviles ante su respuesta, me miran fijamente. - Por favor, es importante – la miran. - El descanso también es importante – me miran de nuevo. - Podrás descansar cuando me ayudes a solucionar el tema – la ven. - Lo solucionaré cuando haya descansado – dice fastidiada, me miran a mí. - Ok entonces – me fastidio yo, las miradas caen en ella mientras me retiro enojado, no puedo creer se porte así conmigo frente a todos. Voy a mi habitación y me doy un baño de agua fría. Es una desconsiderada, una altanera, una fastidiosa, pero no voy a ir al río, no lo haré, se quedará plantada. Llega el día y estoy puntual en la orilla, no hay rastros de ella. Lo sabía, no es confiable, las mujeres de la ciudad no lo son. Te ilusionan, te hacen creer les gustas y luego solo te abandonan. Ok, admito pudo verse mal la situación con Gina, pero debió dejar que me explique, debió confiar en mí. - Carla es una… – hablo en voz alta. - Soy una qué – olvido el resto y me quedo perplejo observándola, porque con ese traje de baño que no le he visto ante está más que hermosa. CARLA Me tomó mucho valor venir con él después de semejante escena, lo encuentro refunfuñando y al final hablando de mí. Puede gustarme mucho, pero tengo orgullo, no mucho después de llevar una racha de puras derrotas con ese gallo asesino, esa es otra historia. - Respóndame, qué soy. - Hermosa – su respuesta me sorprende, pero que ni crea caeré en sus palabras. - Gracias – respondo sonrojada, soy una tonta cuando se trata del amor, con razón me metí en semejante lío y me andan buscando. - Quiero explicarte lo de Gina, ella no entiende que no quiero nada de ella. - No tiene que darme explicaciones – actúo como si no me importara, dejando mis cosas y sentándome en la orilla sobre una roca, metiendo mis pies en el agua – no soy nadie para pedirlas. - Eres mucho – se sienta a mi lado, hay un largo silencio. - ¿Le pasa algo? Parece que tiene algo en su cabeza. - ¿Se nota? Tenía planeado todo del día de hoy, pero las personas con las que haremos negocio llamaron temprano, quieren venir a conocer el lugar, conocer los cultivos y firmar el contrato acá. - ¿Y eso es malo? - Es la primera vez que hago un negocio tan grande sin mi padre, tengo miedo de arruinarlo. Qué pasa si las cosas no salen bien, si solo me creen un campesino con ínfulas de gran negociante, si no les gusta lo que ven. Mi papá era un perfecto negociante, mi mamá una perfecta anfitriona, yo no tengo idea de qué hacer. - Todo estará bien, usted conoce el negocio, conoce cada detalle, confíe – tomo su mano y la beso, es grande y áspera, pero se siente muy cálida cuando acaricia mi rostro. - Eres increíble, me haces sentir que puedo hacerlo todo, porque si tu confías en mí, el mundo se vuelve más suave. - Mi don de porrista. - ¿Fuiste porrista? - Bueno, fui a dos ensayos, donde pude darle una patada en la nariz a una compañera y pude, no confirmo ni lo niego, ser despedida. Como pudo ver el ritmo está en mi alma, pero no sale a mi cuerpo – reímos. - Tendremos que bailar más entonces para sacarlo. - Me gusta ese plan – sigue acariciando mi rostro y lo acerca al suyo hasta que nuestras narices se topa. - Quiero decirte tantas cosas, pero quiero hacerlo cuando tenga algo que ofrecerte. - Tranquilo – pongo mi mano sobre la suya. - Te prometo que en cuanto firme al fin ese contrato y tenga con eso algo de estabilidad en mi vida, te diré exactamente lo que siento – me mira con dulzura, nos quedamos así hasta que empezamos la competencia para liberar un poco de la energía nuestra que quedó en el aire.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD