Yacob:
Se suponía que sería un año más, tendría que esperar hasta diciembre, no se suponía que vendría en estas fechas, no se suponía que tendrían que hacer un viaje precipitado, no se suponía que tenía que pasar algo como esto, pero en cuanto me había enterado aquel día, en cuanto recibí la llamada de Sam, desesperado, alterado, al borde de la locura y el llanto, allí salí corriendo como si no hubiese un mañana.
Habíamos cubierto varias horas de guardia y cuidados, y la que estaba más devastada en definitiva era la pobre señora Elizabeth Berg, la abuela de Beth, la cual después de tantos años de compartir, años de matrimonio, peleas, reconciliaciones, dos hijas y solo Dios sabrá cuántas cosas más, ahora mismo igual que hacía un par de días atrás, se había visto envuelta en la
