-Alex-
-No puedo creer que Erick sea tan estúpido cómo para pelear por ella- Michael veía por quinta vez el vídeo de la pelea de anoche. Me reí entre dientes- Quiero decir, sí estaba tirándose a otro y la viste salir de su cuarto, ¿Por qué carajos vas a pelearte con el chico?- decía mirando su teléfono pausado cómo si en vez de un aparato fuese el mismísimo Erick a quien ni por equivocación le hablaría en la vida real- Alex, por favor mira el vídeo y di que no tengo razón- pidió tendiendo el celular hacia mí. Suspiré mientras lo tomaba y haciendo clic para que continuase, mis ojos se concentraron en una sola imagen en la pantalla, no en la pelea en sí, sino en el hombre pelinegro de brazos cruzados, camiseta blanca y pantalones negros que aparecía atrás junto al profesor Lambert. Él miraba a los chicos cómo si los evaluara, como si se burlara de ellos y a la vez, les tuviese lástima. Todo eso lo podía ver a través de sus ojos y mi boca se entreabrió un poco sin querer mientras los minutos pasaban y la pelea se acababa, deteniéndose el vídeo y pausándose de nuevo, con él ahí, sin querer, mirando directamente al celular que lo grababa.
-Tienes toda la razón- dije a mi amigo devolviendole el celular y en ese momento Soph llegó a sentarse con nosotros mirándome con un poco de asombro.
-¿Qué tienes, Alex?¿Por qué estás sonrojada?
Pestañeé sintiéndome humillada por mi estúpida amiga y cuando iba a hablar fui interrumpida por el director haciendo acto de presencia en el comedor estudiantil. Unos cuantos abucheos, también pocos aplausos, y mi tío miró a el ganado antes de hablar.
-Debido a que su comportamiento no ha sido el mejor en lo que va de año escolar, estoy inclinándome por la opción de no llevar a cabo la fiesta de otoño- todos empezaron a quejarse, pobre hombre, no parecía entender que un torbellino se le vendría encima-¡Silencio!- gritó y todos se callaron. Admito que tiene carácter- Dije que lo estoy pensando, no me hagan declararlo un hecho- amenazó barriendo con la vista a todos los presentes incluida entre ellos yo- Tenemos un nuevo profesor de español, el profesor Nicolás Torres. Asi que quienes quedaron con actividades pendientes para el señor Breyton, pueden hacérselas llegar al profesor Nicolás- más de una de las zorras compañeras con las que convivía lanzó miradas lascivas a la mesa de profesores, eso fue lo que despertó mi curiosidad hasta hacerme girar y ver, con sorpresa, al hombre del vídeo, el que… Bueno, el que salía tras la pelea de anoche. Era incluso más impresionante de frente y justo cuando giró a mirar en mi dirección, que quité la vista como si fuese mi plato lo mejor del lugar.
-Yo no tengo clases con ese papasito-dijo Michael con un puchero- ya revisé, estoy eximido hasta el año que viene.
-Bien por ti, cerebrito- Dijo Soph comiéndose una papa frita con la boca abierta- Nosotras sí tenemos clases con él, ¿No es así, Alex?
Asentí sin hablar, ellos sabían bien que no me gustaba hablar mucho y lo respetaban, pero ahor no hablaba porque mi acelerada cabeza repetía una y otra vez que mi hora libre de los jueves y martes pasaría a ser la hora de ver a ese profesor misterioso que parecía tener un radar para las mujeres en el que por primera vez yo también era una más de las tontas del montón.
-Pues son muy afortunadas- dijo Michael levantándose de la mesa con aires de diva- Lástima que tú seas una emo rarita y tú- dijo mirándome- Seas más silenciosa que un espía -le lancé una mirada de odio mientras una Sophia más radical le lanzó la concha de su plátano.
-Tú no eres más que un gordito marica con problemas de egocentrismo y nadie dice nada- dije con simpleza y Michael me miró con fingida ofensa mientras Soph rompía en risas.
-Lo sé, cariño- afirmó Michael- Es por eso que somos los amigos más felices del mundo.
-Ni que lo digas- dijo Soph con sarcasmo mientras con asco recibía en el rostro la misma concha que antes le había lanzado a Michael.
-Me voy al salón a esperar a Dell- avisé poniéndome de pie y alisando mi corta falda en un absurdo intento de que no se viese más de la cuenta, más era imposible que mis gruesos muslos pálidos se disimularan con el angosto pedazo de tela que dicen es uniforme.
-¡Nos vemos después, linda!- dijo Michael en un tono más alto del debido y lo miré con fastidio, amaba ser el centro de atención ese chico.
Y mientras esperaba a mi profesora de Artes dibujaba en mi bloc el perfil de un hombre, siendo aquella la primera vez que realizaba un dibujo realista, me concentré tanto en lo que hacía que no fue hasta que Joseph chocó contra mi hombro y me sorprendí que me detuve, mirando al chico que usaba su teléfono distraído sentarse justo en el pupitre al lado del mío.
-Lo siento, no te vi- dijo a duras penas y pensé en dejarlo pasar cuando Eilen, su novia, se sentó frente a él y me dio una mirada divertida mientras ponía su bolso en el suelo contra su asiento.
-No te disculpes con los muebles, cariño.
Tragué grueso y no dije nada, aún así estaba cansada de que me humillaran en ese sitio, ¿En verdad terminaría mi último año y medio de esa forma?¿Sin disfrutar más que las mínimas cosas?
La respuesta estaba clara en mi cabeza: Definitivamente no.
Es por eso que me puse de pie para botar el contenedor de basura de mi sacapuntas en la papelera, tropezando a propósito con la mochila en el suelo de Eilen y terminando con toda la basura justo sobre y dentro de su bolso.
-¡Ups! No lo vi- dije sin ninguna emoción y creo que nunca olvidaré su rostro poniéndose cada vez más colorado de la rabia y justo cuando iba a comenzar a cacarear furiosa la profesora de artes llegó saludando de buen humor y con una sonrisa resplandeciente volví a mi asiento bajo la vista de mis compañeros asombrados de que el mueble hubiese reaccionado.