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842 Words
-Nico- El viaje hacia el internado fue extenuante. Estaba al otro extremo del país e incluyó un viaje en avión haciendo escala en cuatro ciudades y un viaje en auto de alrededor de 45 minutos. Entre árboles y vegetación típica del norte de Washington estaban dos estructuras en forma de semi-circulos de color n***o y uno en forma de octágono en color mostaza. Era una impresionante cerca de alrededor de ciento cincuenta metros de alto las que rodeaban aquel majestuoso terreno donde también había un estacionamiento repleto de autos lujosos, por mi mente pasó lo mucho que quedaría en ridículo si hubiese venido en mi Renault Twingo.   -¿Esos son del personal?- pregunté al chófer callado y elegante que me había recogido amablemente en el aeropuerto. El hombre sonrió con una odiosa suficiencia a través del vidrio del espejo retrovisor. -De los estudiantes, señor. Mierda. . . . El director me daría la bienvenida en su oficina, eso es lo que había dicho la secretaria que me recibió sonriente cuando bajé del auto. La tipa estaba buenísima pero no fue únicamente eso lo que llamó mi atención: El lugar era impresionante. Los muros altos de la construcción que a lo lejos tenía una peculiar forma de cerca era aún más glorioso, dentro los pisos eran de mármol y justo mientras caminábamos por los pasillos el timbre sonó y varias puertas empezaron a abrirse encontrándose abarrotado de un momento al otro el pasillo ancho. La secretaria me hablaba animadamente, imagino que estaría diciendome dónde estaba todo, pero la verdad es que no le oía muy bien y no pude más que sonreír y asentir como el idiota sordo que era en aquel lugar lleno de adolescentes y jóvenes hormonales y curiosos que miraban hacia mí con intriga. En especial, las chicas. Ignoré ese detalle, me prometí a mi mismo que no caería en la tentación que podría presentarse ante mí en faldas cortas, camisas abiertas y cuerpos menores de edad. No, señor. No para mí. Y no era por Clementine, eso lo tenía claro… La pobre era ninfómana y sabía bien que apenas la dejara buscaría otros con quien coger, desde luego, no la juzgaba. Me daba completamente igual. Llegamos a lo que supuse era la puerta de la oficina del director, el apellido Coldman lucía en una placa en la puerta y me atreví a tocar con los nudillos un par de veces para entrar después de escuchar un “Pase” proveniente del otro lado. -Profesor Torres- dijo el elegante hombre de traje gris plomo poniendose de pie y abotonando un botón de su saco- Es un placer tenerlo aquí- estreché su mano con una gran sonrisa en la boca. -El honor es mío, señor. De verdad aprecio esta oportunidad- era sincero, sabía que existía una sola posibilidad de que me invitaran a tal instituto. Coldman sonrió con cara de perversión. -No es nada, simplemente mandale mis saludos a Adele la próxima vez que hablen- creo que me sonroje como un crío. Okey, sí, dormí con mi profesora de tesis, ¿Y qué? En mi defensa, acababa de divorciarse y se colocó dos buenos implantes en su pecho. . . . -Alex- -¿Te enteraste?- dejé de morder mi manzana para ver a Michael sentarse a mi lado. Él y Soph eran los únicos en la escuela con los que tenía una amistad, Éramos un trío de desadaptados y nos llevábamos muy bien juntos desde el primer día. Ya saben, la chica invisible, el gordito gay y la gótica. Una maravilla. -¿De qué o qué?- pregunté y di un corto brinco cuando Soph se sentó a mi otro costado. -Sabes que Alex estaba en detención, tonto- le recordó poniendo los ojos en blanco. -Ahhh, sí- dijo él pensativo. Lo miré alzando una ceja-¿Qué?- preguntó intrigado. -¿Entonces?¿Qué era de lo que me tenía que enterar?- le pregunte mientras volvía a morder la manzana verde -Pues que aparte de tu escandalosa participación en la lesión que dejó fuera de combate al capitán del equipo de atletismo- dijo Soph estirando la mano para robarme la manzana- Tenemos nuevo profesor. -Y está para chuparse los dedos- agregó Michael, lo miré con el ceño fruncido. -¿Lo viste? -No… Pero Jenny y Sandy hablaron de eso en la biblioteca y las oí- confesó robando la manzana que Soph me había robado para darle un buen mordisco. -No sé qué me sorprende más, si Jenny y Sandy en la biblioteca o tú chismeando- dije irónica y me sacó el dedo del medio-En serio, chicos. ¿Un nuevo profesor? Sólo implica tareas, trabajos y menos tiempo libre en esta prisión- dije con fastidio. -No sé, pero algo me dice que con ese nuevo profesor viene incluida muchísima diversión- dijo en tono misterioso Soph mientras yo me encogía de hombros y aprovechando la distracción de ambos, robé de vuelta mi manzana y salí corriendo lejos de ese par de lunáticos y con dirección a mi dormitorio.
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