-Nico- Una sudadera negra, jeans desgastados y unas Nike a juego, con la capucha puesta llegué hasta mi grupo de amigos acomodados en un semi-circulo que enloqueció al verme. Entre abrazos y risas, jugueteos y bromas estúpidas fui recibido por ellos quienes me dieron un porro para que tuviese el honor de encenderlo. Sentandome en la banca de yeso junto al resto empecé a escuchar todo lo que hicieron mientras yo no estaba y no podía sentirme mejor que con ellos, recordé lo mucho que los extrañaba apenas en ese momento y aunque fuera cruel no lo sentía así porque en el internado no podía pensar en mi familia ni en nada más que en mi chica de ojos dorados. -¿Y qué tal, rompecorazones? -O más bien, rompevirginidades- dijo un ruidoso Cris. Todos se rieron y suspiré pensando en lo absurdo qu