Ian se encontraba nuevamente en la entrada del gremio, llevaba ya una semana inscrito en el, aún era un novato pero estaba aprendiendo rápido, incluso Kendall estaba de acuerdo en que podría manejar pequeñas cacerías, y era muy poco probable que intentarán estafarle en el gremio, después de todo no había funcionado muy bien que digamos la primera vez. Con un suspiro acomodo a Mielle en su carga bebés, pasó suavemente su mano a través de sus rizos negros, la bebé se levantó y lo miró por un segundo aún somnolienta le dedicó una sonrisa y se apoyó contra la palma de su mano, Ian le devolvió una sonrisa y después de dar un ligero suspiro finalmente entró, mientras cruzaba el pasillo pudo oír los susurros mal intencionados que le enviaban, lo hacían sentirse incómodo pero no daría su brazo a torcer. Ian se acercó al tablero de misiones, buscaba una sencilla, Kendall había salido del pueblo, así que llevaría a Mielle con él, después de buscar por unos segundos encontró la indicada, se trataba de recolectar las plumas de un Cuervo Arcoíris, y dependiendo del color de plumas que lograra recolectar la recompensa variaría, podía ganar desde dos monedas de cobre hasta una de plata, los Cuervo Arcoíris eran criaturas pacíficas a pesar de poder manipular el fuego, y sus plumas dependiendo del color podían ser usadas para distintas cosas, el problema era que eran criaturas difíciles de localizar.
En ese momento se alegraba de haber logrado comprar un grimorio, aunque solo tuviese dos hechizos por el momento, sería una inversión a largo plazo, el uno creaba pequeños proyectiles y el otro le permitía guiarse hacía cualquier persona o cosa que quisiese quizá por el momento sus dos pequeños hechizos no fuesen la gran cosa, pero lo haría funcionar. Tomando el cartel del tablón de anuncios se acercó al mostrador en donde se encontraba una joven que al igual que todos los que estaban presentes vestía una armadura, la joven al verlo y ver la misión que llevaba soltó una carcajada.
-Así que planeas ir a una misión por tu cuenta, obviamente nadie se querría enlistar con alguien como tú-. Le dijo burlonamente.
-¿Alguien como yo? ¿Se puede saber que significa ser alguien como yo?- La irritación en la voz de Ian era clara, su voz era baja y áspera.
-Por favor, me vas a decir que no sabes lo que significa, significa que solo eres un cualquiera-. La sonrisa sarcástica que la joven tenía en sus labios solo crispaba aún más los nervios de Ian. Ian decidió que no valía la pena, y prefirió ignorarla. Le dirigió una última mirada y salió del gremio, tenía que alistarse sería una misión relativamente larga, por lo que necesitaría comprar víveres y equipamiento, salió a la tienda de equipamiento, y compró una tienda de campaña y flechas, mientras caminaba por la tienda en una esquina alcanzó a mirar una armadura ligera que estaba de oferta, ciertamente esta misión estaba empezando muy bien, y la guinda del pastel fue un bolso para aventuras que era capaz de almacenar hasta diez veces la capacidad de un bolso normal, era ligeramente caro, dos monedas de plata, para muchos les parecía excesivo para un simple bolso, Ian también lo pensaba pero si analizaba los pros y los contras resultaba que no era una mala inversión. Después de comprar todo lo necesario y almacenarlo en su bolso partió a cumplir su misión.
Esta misión tenía que ser un éxito o estaría en muchos problemas, ya no tenía dinero y no quería pedirle a Kendall, era hora de empezar a explorar el mundo.
Cuando salió del pueblo a lo lejos pudo divisar el bosque que solía frecuentar, tomó una respiración profunda, cerró sus ojos y se concentró lo más que pudo.
-Viam meam, in circino-.
Un pequeño objeto circular similar a una brújula apareció en su mano, la plumilla lo guiaba a la derecha, asegurándose de tener bien atado su bolso se dirigió a donde indicaba su brújula, tendría que ir a pie, lo cual si bien lo molestaba no era le molestaba tanto.
El camino, era un camino de tierra, la pequeña brújula que había convocada seguía indicando que siguiera el camino, y así lo hizo, caminó y caminó durante horas, hasta que el sol empezó a ocultarse, así que decidió acampar ahí, las estrellas se veían tan brillantes y hermosas esa noche.
------A la mañana siguiente-----
Ian se despertó al amanecer, tomando nuevamente a Mielle y guardando sus cosas se marchó del lugar, volvió a invocar su brújula y está aún le indicaba que siguiera el camino, caminó a paso tranquilo para evitar que Mielle se despertara, y siguió con esta rutina por un par de días, al tercer día de viaje mientras caminaba pudo ver que a su derecha a lo lejos una carroza que se acercaba a él, era una carroza elegante del tipo al que los más ricos les gusta usar, se paró a un lado del camino para evitar ser atropellado, el carruaje pasó justo enfrente de él, y se detuvo a pocos pasos.
Del carruaje bajo un joven alto de cabello plateado, el cual se acercó lentamente a Ian, cuando ya estaba cerca se inclinó levemente y tomó la mano derecha de Ian entre las suyas y depositó un suave beso en ella. Ian se sorprendió por las acciones del joven de pelo plateado.
-¿Puedo saber el nombre de esta belleza?-
El joven aún mantenía la mano de Ian entre las suyas y sonreía con una mezcla de coquetería y arrogancia.
-Es cortés dar tu nombre antes de pedir el de los demás-
Ian estaba nervioso pero no se dejaría intimidar.
Una leve risilla salió de los labios del joven, y con toda su arrogancia hizo una reverencia burlona y dijo.
-Mi nombre es Jhon Night, hijo del marqués Night, me honraría con el privilegio de saber vuestro nombre-
Jhon se acercaba aún más a Ian, estaba prácticamente sobre él, sus ojos lilas observaban con avidez a Ian, hasta que un fuerte llanto lo hizo alejarse con sorpresa.
-Un placer conocerlo Joven Night, mi nombre es Ian y ella es Mielle-
Ian sacó a Mielle de su alforja y la acunó entre sus brazos.
-Es una niña muy linda, tu hermana es adorable-
-Está confundido Joven Night, Mielle no es mi hermana, es mi hija-
-¿Tu hija?-
La voz de Jhon destilaba molestia y sus ojos veían con veneno a la bebita, como si fuera capaz de sentir las emociones de Jhon empezó a llorar con más fuerza, su llanto solamente seso cuando Ian la atrajo más hacia su pecho.
-Eso he dicho Joven Night-
Ian se alejó de Jhon, se aseguró de estar fuera de su alcance inmediato, Jhon se giró, estaba furioso, sus ojos lilas brillaban con ira, parecía que estaba por abalanzarse a atacarle, hasta que una leve tos lo sacó de su trance.
-Joven amo, tenemos que marcharnos vuestro padre os espera-.
El hombre que habló era un señor mayor que vestía un traje, su cabello cano estaba pulcramente peinado hacia atrás, llevaba lentes redondos y una mueca torcida simulando una sonrisa en sus labios. Jhon pareció considerar sus palabras durante unos segundos antes de alejarse y rápidamente subir de vuelta al carruaje, y este inmediatamente se retiró.
Ian vio como se marchó el carruaje y como Mielle se calmó finalmente, Ian decidió marcharse y afortunadamente la brújula indicaba el sentido contrario por el que se fue Jhon. Ian siguió viajando y aparte de ese encuentro desagradable no había tenido más problemas, finalmente llegó a una montaña en donde se encontraban restos de nidos de Cuervos Arcoíris, estos habían migrado por la cercanía del invierno, tuvo mucha suerte de poder encontrar tan fácilmente la zona donde habían anidado los Cuervos Arcoíris este año, cada año anidan en lugares diferentes lo que hacía muy difícil su localización.
Con mucho cuidado acomodó a Mielle en una cama improvisada en el suelo, y solo después de asegurar su seguridad, trepó por el árbol hasta llegar al nido más cercano, tomó todas las plumas que pudo, y volvió a bajar, repitió el mismo procedimiento un par de veces, la misión había sido un éxito, estaba muy feliz, después de acampar ahí por la noche, al día siguiente antes de marcharse recolectó tantas plantas como le fuese posible, acomodando nuevamente a Mielle, en la tarde emprendió el camino de regreso, el camino de regreso fue mucho más tranquilo.