26. Promesas

788 Words
El beso comenzó salvaje por parte de Brandon. Arremetió corriendo el riesgo de ser abovedado, pero asumiría las consecuencias sin dudar si podía tenerla para él aunque sea un momento. En un principio, la mente de Alessandra le decía que el momento tenía que terminar, pero al transcurrir los segundos creía necesitar mas y mas. Todo lo que pudiera darle. Prácticamente ninguno podía respirar, pero sus lenguas no dejaban la batalla por el poder que tenía cada uno. Las manos de Alessandra volaron a los cabellos del joven y comenzaron a ejercer presión para evitar que se separará de ella. Brandon bajó delicadamente una de sus manos por su brazo, recorriendolo con la llena de sus dedos por la parte superior y descorrió por la inferior. Tomó la cintura de la joven y sus manos la elevó hasta apoyarla en la encimera de la cocina. Un suspiró mezclado con un gemido escapó de los labios de la joven cuando el soltó sus labios y comenzó a dejar besos húmedos por su cuello, apoyando sus labios en su yugular sintiendo el pulso agitado de su traicionero corazón. Las manos del joven se metieron entre la blusa de Alessandra haciendo contacto con su piel. Piel que reaccionó erizandose al instante. Solo en sus sueños se había sentido tan mujer, tan atrevida y deseada. Sus piernas se enroscado en las caderas de Brandon sintiendo todo lo que era capaz de provocar por primera vez en él. Su ropa onterior comenzaba a molestarle y sentirse himeda por la candosidad del encuentro. Brandon estaba extasiado. Su amada en sus brazos como siempre lo soñó, como siempre la esperó. Alessandra estaba tan absorta en el momento que solo reaccionó cuando sintió los labios del joven en su abdomen dejando un sendero que iba desde su ombligo hasta sus costilla de ida y vuelta, sus manos recorriendo firmante su espalda atrayendo su cuerpo lo más cercano a él que los límites permitían. -Tenemos que parar, Brandon- su voz estaba agitada, sus pómulos rojos de la exitación y su vista completamente nublada. -No me alejes, por favor. Permite que te sienta así un momento mas- protestó antes de volver a devorar sus labios con el beso más posesivo que eran capaz de recordar. -No es el momento ni el lugar. Comprende- susurró apoyando la frente en la del joven. Brandon la miró a los ojos, notando lo bello que se veía el color carmesí, los ojos brillosos y las pupilas dilatadas que tenía en ese instante. -Daría todo lo que tengo por verte y tenerte así cada minuto de mi vida. -Le confesó Brandon con su propia mirada obnubilada de amor-Nada me haría más feliz. -Ya te dije que no podemos, entiende. -Tu dices muchas cosas, pero tu cuerpo me dice todo lo contrario. -Tu vas a casarte con Fiorella y yo debo volver. La compensación ya no era de dos y al joven le cambió el semblante de pronto. Se apartó de ella dejándole un vacío que nunca creyó volver a sentir. 'Es lo mejor' se dijo a si misma. -Jamás voy a casarme con ninguna otra mujer Alessandra- sus ojos clavados en ella y su voz firme confirmaban la veracidad de sus palabras. - Juré en tu fiesta de quince que serías la única mujer en mi vida y así será. El corazón de la joven se saltó un latido y su respiración tomó un ritmo totalmente desconocido para ella. Tenía que encontrar las palabras para zanjar el tema y alejarlo. -No vas a decirme que nunca has tenido una mujer porque no te voy a creer, Brandon- su tono de voz era una mezcla entre burla e incredibilidad. -Teníamos quince y dieciséis años. -Tu te olvidaste de nuestras promesas. Yo jamás podría estar con otra mujer que no seas tú- le recordó. -Ja ja ja ja- Él abrió los ojos grandes al ver que a ella le divertía el rumbo de la conversación. - 29 años y eres virgen, jajajajaja. Nadie te creería eso ni borracho. Brandon se sintió demasiado herido para contestar. Se quedó mirándola en silencio sin comprender porque actuaba así. -No es cierto que no has estado con otra mujer- agregó la joven al ver que no le respondió y sintiendo el cambio en el ambiente. - Cobtestame! - ordenó ya casi al borde del colapso. - Tu pudiste, pero yo no fui capaz. Solo contigo en los sueños que me atormentan cada noche desde que te alejarte de mí. -¿Me estás reprochando lo que hice cuando creía que habías mandado a matar a mis padres? -No se que me extraña si nunca creíste en mi- le dijo totalmente herido. Se dió media vuelta y salió al jardín.
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