25. No siento nada.

769 Words
La cena transcurrió en calma después de las diferencias entre las opiniones de los adultos y los comentarios de la pequeña Noemí. No de buenas ganas, pero si sabiendo su lugar, Fiorella regresó a la ciudad. Entrada la noche Javier y Darien subieron a descansar luego de mirar una película familiar en la sala. -Me voy a descansar, jóvenes. Este cuerpo ya no es el de antes- comentó antes de subir, Javier. -Venga tío que lo acompaño porque ya me duermo sentado- le dijo su sobrino, con la clara convicción de dejar a su hermana y al doctor prácticamente solos. Una vez la película finalizó, Aless y Brandon de dieron cuenta de que Noemí había caído profundamente dormida. -Pequeña de mamá. Se ha dormido. Me voy también a descansar- trató de despedirse la joven. -Te la cargo hasta el dormitorio. Me gustaría hablar contigo- medió Brandon. Aless no tenía muchas ganas de charlar con él después de refregarle en la cara que se iba a casar con otra mujer. Sin embargo no dejó que su orgullo le jugara una mala pasada y asintió en acuerdo. Juntos subieron la escalera, ella delante para llegar primero a la puerta de la habitación y él detrás, admirando el rostro tan angelical de la niña. Ya en el dormitorio, se dispusieron a acostara. Brandon sintió la necesidad de darle un beso, un beso y una sonrisa sincera que Alessandra vio, pero se ahorró de emitir comentarios para no discutir en la alcoba. Las luces fueron bajando la intensidad para ambrientar un buen descanso y los adultos bajaron a la cocina, donde Sirley ya se había retirado desde hacía horas y les brindaba un lugar más privado. -Ví lo que hiciste arriba, Brandon.- comenzó la joven. -No se de que hablas. Solo la acosté para que descanse. -Sabes que no quiero que mi hija tenga tanta relación contigo pero es bastante obvio que no has echo mucho caso. Brandon abrió la boca para defenderse, pero Aless no le permitió emitir palabras. -Por el comentario que hizo delante de tu prometida veo que te has relacionado con mi hija cuando no estoy presente- inmediatamente lo acusó. -Yo te dije que no iba a ignorarla, Less. -No es tu hija y ya sabes lo que pienso. Brandon se rió irónicamente de lo que la mujer le decía. -Ya me quedó bastante claro que no es mi hija. No tienes que recordármelo. ¿Porque no puedo quererla y dejar que se acerque a mi? -sus rasgos faciales se habían endurecido por la indignación, así mismo mantenía un tono de voz muy calmo- La amo como si lo fuera y no puedes hacer nada contra ello así no estés de acuerdo. -Tu sabes que cuando todo esto se acabe me iré de nuevo a mi casa en México. Permitir que te acerques demasiado sería romperle el corazón, Brandon. -No puedes irte de nuevo. Sabes que te amo y ya quedó todo el pasado atrás. -Le hablaba suavemente a la vez que se acercaba a ella. -Más allá que este todo claro no voy a estar contigo. Le debo fidelidad al recuerdo del papá de Noemí y por ti no siento nada. -Le contestó con la cabeza en alto, mirándolo directamente a los ojos. Brandon acortó la distancia hasta el punto de que sus alientos se mezclaban en la soledad de la cocina. -Jurame. Jurame por tu hija que no sientes nada por mí- Aless iba a refutar pero el agregó inmediatamente- Jura que no me dices todo esto solo por celos. Que tú no crees en lo que te digo. -No puedo. No podemos y nunca vamos a poder estar juntos. Yo no siento nada. No se de donde consideras que puedo sentir celos de esa manipuladora. El joven, en ese momento emitió una sonrisa de costado al sentir el humor de Alessandra tambalearse y una ola de confianza lo abrazó y tomó su rostro entre sus manos. Los pulgares justo en sus pómulos y sus dedos alrededor de su cuello evitando su huida con su mano firme pero delicada. -Entonces dices que no te provocó nada -Nada en absoluto- respondió con la respiración en pausa y su corazon latiendo rapidamente. -Dime que si te beso ahora no temblaras entre mis brazos y me alejaré de ti para siempre.-Le susurró rozando sus labios con los de ella en cada palabra. -No puedes besarme porque no siento ni sentiré nada- protestó sintiendo que el tiempo se detenía. Sus ojos demostraban otra cosa y él estaba dispuesto a confirmar que sus sospechas eran ciertas. Entonces la aprisionó entre sus labios.
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