28. Despedidas II

784 Words
El único sonido provenía de la máquina que indicaba el ritmo del corazón de Javier. Nunca quiso el respirador asique se actuó como el lo deseaba. Hacía dos días había hablado con Brandon y Darien, pidiendo que comenzarán con la última etapa de los cuidados paliativos. -Me pidió morfina porque no soporta el dolor, chicos- había comunicado el doctor en pleno desayuno esa mañana. -Me lo dijo, pero me niego a dejarlo ir- lloriqueó Alessandra. -Yo también, Less. Pero sufre de dolor y los últimos resultados arrojaron metástasis avanzada. Según el procedimiento y lo que el mismo pidió tengo que avanzar. Lo único que lo mantiene vivo es el corazón. -Esta bien, hermano- Darien dio su consentimiento presionando su hombro- Se que te pidió que actuaras en el momento preciso. La madrugada se hacía presente. La luna se ocultó detrás de una gran masa negra que anunciaba un torrencial. Las estrellas se escondieron y los perros lloraban a lo lejos. De pronto la lluvia rompió el sonido de la noche y todas las miradas se dirigieron al ventanal donde su tío solía apreciar el amanecer. Por la única r*****a que quedaba abierta entró una brisa fría que los congeló a todos. Un pitido los distrajo de su observación a la tormenta inevitable. Los latidos de Javier se habían detenido. Nadie podía hacer nada por él. Su rostro demostraba la paz con la que se había ido al reencuentro con su amada, sabiendo todos los problemas resueltos. -Hora de la muerte, 4:25- anunció Brandon antes de abandonar la Habitación a la carrera. Dentro, Alessandra y Darien se abrazaron para consolarse entre ellos. Mauricio presionó el hombro de ambos antes de seguir a su amigo y ayudarlo a tramitar los papeles de la defunción. Había que llamar a la emergencia y que legitimizara la hora del fallecimiento, preparar el cuerpo y enviarlo a la empresa que se iba a encargar de reducir su cuerpo a cenizas. En la biblioteca se escuchaba música a alto volumen y los gritos de Brandon. La vida era muy injusta, pero él se iba a encargar de cumplir los deseos de su amigo hasta dar su último aliento. Mauricio entró con un añejo vino de alta calidad para servir en cuatro copas mientras la canción comenzaba de nuevo. "Me di dos palos, medité, me di el abrazo y el café Me dio un dolor de no sé qué, busqué la causa en internet Dice que voy a morirme de algo y que no es de la risa Cuando me vaya, que no me lloren Compren vino, no quiero flores Con to' lo caminado, a mí no me han contado Yo me merezco la siesta Y a mis amigos, que no me lloren Compren vino, no traigan flores Si me voy a morir solamente una vez Me merezco la fiesta Yo me merezco la fiesta" [La fiesta Pedro Capó] En ese momento entraron los hermanos que no pudieron evitar sonreír con la canción. Definitivamente representaba todo lo que su tío era. Todos lucharon consigo mismos durante cuatro horas, hasta que el sol salió para cumplir la última voluntad de Javier. No era fácil. Era inevitable llorar su partida, ya que era una persona muy querida. Debían llamar a todos sus conocidos y preparar un banquete con brindis incluido mientras el era cremado. Alessandra aún no conocía esa parte de la petición, pero los demás sí y cada uno hacía su parte. Brandon llamaba a sus seres más cercanos, a demás de los presentes, acordaba hora de llegada para todo lo relacionado al banquete y avisaba a los peones que tenían el día libre y podían asar la oreja señalada con anterioridad. Mauricio hablaba con los del servicio fúnebre y les entregaba la caja que debía contener sus cenizas y preparaba los sobres que debía entregar. Darien hablaba con Sirley y juntos preparaban la terraza para recibir a los invitados. Aless subió a preparar a su hija y contarle los nuevos acontecimientos. -Hija, hoy van a venir muchos amigos a despedir a tito. -¿Se va de viaje? - antes que le pudiera contestar, Noemí continuó- ya se curó y ahora podemos ir a andar a caballo. -Mi amor. - Aless la abrazaba fuerte, sintiendo como su hija se iba a destrozar con la noticia- Nuestro querido tito se fue al cielo con tu papá y con su esposa. -¿Y con tus papas también? -Si mi amor. Con mis papas tambien- le contestó mientras pensaba que seguramente al infierno irían si todo lo que había escuchado era cierto. Noemí lloró abrazada a su madre hasta que un recuerdo volvió a su mente. Tal vez volvería a soñar con su papito.
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