La angustia no me dejaba estar, porque llevaba todo el día sin saber de Matías, no me respondió a los mensajes que le envié ni a la llamada que le hice, ¿estaría bien? La noche anterior tenía fiebre, por eso estaba preocupada y él no me contestaba. ¿Estaría dormido? Quizás la pastilla que compró le provocaba sueño y si se la había tomado otra vez, podría estar dormido. Prefería imaginarme eso. —Adriana, ¿te encuentras bien?—preguntó Danais, quien me había invitado a almorzar con su grupo de amigas y compañeras. Por un momento creí que íbamos a comer a algún restaurante o algo de ese estilo, pero se trataba de un pequeño comedor que había detrás del edificio donde almorzaban todas. Era un lugar pequeño, abarrotado de personas porque la comida era económica y no me agradaba mucho, dado q
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