Capítulo 10.5
312 Words
Pasado.
Aquél chico corrió frenético entre los árboles, a través de colinas frondosas, a través de su mente nublada de dudas. Con los brazos en alto para proteger su rostro de las ramas contra las que embestía mientras lloraba, porque a fin de cuentas era lo suficientemente humano como para sentir aflicción y también lo suficientemente humano como para reconocer que estaba en peligro.
En peligro de dar su último respiro sin siquiera haber empezado a vivir.
Pisó una roca de mala manera, su tobillo le falló y aunque por suerte no se fracturó, igualmente cayó de narices contra la grama y el barro.
Se limpió la arena de sus labios respirando de forma irregular y levantó la mirada aterrado de escuchar a los soldados montando a caballo que le buscaban como si mereciera aquello.
¿Por qué querían asesinarlo? ¿Por qué su padre le haría algo así? ¿De verdad a Reino Unido le importaba más el poder y las tierras que su propio primogénito?
¿O simplemente querían desaparecerlo del mundo porque era una colonia débil?
Puso las palmas de sus manos sobre la tierra y sollozó sintiendo que se le rasgaba el alma.
Se prometió, mil y un veces, luchar por su libertad. Lucharía siempre por ser mejor, por tenerlo todo, por pisar a los demás, porque eso era lo que se necesitaba para sobrevivir.
Ser grande.
Eso aprendió.
Aprendió que es mejor estar por sobre los demás que permitir que los demás estuvieran por sobre él.
Trece colonias se llevó las manos a la cabeza y se destrozó a si mismo el corazón al hacerse esa promesa.
Y si lograba salir de ahí con vida, sería grande, y todos temblaría al escuchar su nombre, un nombre diferente. Las personas del mundo querrán copiarlo. Querrán ser como él y tener lo que el tendrá. El poder. El respeto. El miedo de parte de otros. Y algún día, costase lo que le costase, su nombre sería el más escuchado, el más envidiado de todos.
Estados Unidos de América.
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