Capítulo 11

1115 Words
Estados Unidos chasqueó la lengua con un mal sabor de boca que provenía de un mal recuerdo que prefería olvidar; con ambas manos en sus caderas y la cabeza gacha en una mueca de enojo, USA de repente se reincorporó parándose firme y mostrándose desinteresado ante el grupo de chicos. —Welcome to my house (Bienvenidos a mi casa) —dijo el norteamericano, porque por más que odiara que todos estuvieran allí no perdería los modales—, siéntanse libres de pasar a donde quieran, pero no a mi habitación, por favor —agregó. Argentina llevó su vista hacia las escaleras del lugar y sintió un escalofrío que le recordaba que él no tenía que subir primero. —Ese sofá de por allá es una sofá-cama —explicó USA señalando a un mueble de color crema—, lamento decirles que no tengo habitaciones para invitados. No se me ocurre dónde van a dormir todos. —Bueno... —comenzó a decir el ruso—, en el colchón caben dos y en el sofá como tal cabe uno más. Tenemos tres puestos y nos faltan dos más, porque supongo que tú dormirás solo en tu cama. —Sí, así es —afirmó USA reacomodándose sus lentes de sol, relucientes y bien cuidados. Nadie más dijo ni una sola palabra. El ambiente se tornó ciertamente incómodo y todos sintieron que estaban ahí causándole molestias a Estados Unidos (a pesar de que la única razón por la que estaban allí era por culpa de ONU, no de ellos mismos). Venezuela mantenía la mirada baja y jugaba con sus manos nervioso mientras Alemania no estaba muy lejos de hacer lo mismo. México trataba de pensar en algo gracioso, pero no funcionó. Y argentina, oh pobre, seguía doliéndole la cabeza por culpa de los viajes en avión. —Pienso que Alemania debería dormir en la parte de arriba del sofá —dijo Rusia cortando el silencio presente—, Vene y yo podemos dormir abajo... ¿creo? —alzó las palmas de sus manos con una sonrisilla que le hacia ver de lo más amigable. Lambiscón —pensó USA y rodó sus ojos de mala gana. —¿Ah? Sí... no hay problema —opinó el venezolano—, será como la vez que dormimos en la camioneta de China —comentó sonriéndole de vuelta; aquella era una historia divertida. —Uh... tengo una idea, aunque no es del todo «cómoda» —el estadounidense hizo comillas con sus dedos—; tengo un saco de dormir arriba en el ático, puedo buscarlo. —Mío —se apresuró a decir el argentino alzando su mano. —Listo entonces —comentó Alemania. —¡¿Y yo qué, estoy pintado?! —chilló el mexicano moviendo sus brazos dramáticamente. —Claro que no 'mano —dijo Venezuela pensativo—, estamos en eso, relax. —Hmm. Che, mirá —llamó la atención el argentino—: yo digo que donde cabe uno caben nueve, ¡podés dormir conmigo! —dijo. —Meh... ¿qué tan grande es tu saco de dormir, murica 1? —preguntó México con mirada odiosa y sonrisa divertida. USA frunció el ceño ante el apodo, y nuevamente decidió ignorar al mexicano devolviéndoselo. —No te sé decir con exactitud, Mexican't.2 Pero creo que cabrán sin problemas, ustedes son pequeños, después de todo. USA y el mexicano se lanzaron miradas afiladas, y fue cuando Rusia (como siempre) intervino para impedir un buen pleito entre ellos dos. —¡Genial! —exclamó el nórdico cambiando el tema con una expresión nerviosa—, me alegra que haya lugar para todos. Ya se está oscureciendo, y creo que todos estamos cansados, ¿no es verdad? —Deberíamos acostarnos ya para luego pensar mejor en esa bomba con la mente despejada —dijo Venezuela mientras Argentina asentía de acuerdo con él—. Además, seguro mañana ONU nos lleva con noticias. —Eu, Rusia, ¿me dejas ver esas pastillas de territorio brasileño? —preguntó el latino con un sol—, la cabeza me va a reventar, wacho. —Huh, sí, por supuesto —el ruso se agachó un poco, abrió la cremallera de su maleta con rueditas y alcanzó el frasco de píldoras escrito en portugués—. Aquí tienes, amigo —y se lo lanzó con poca fuerza para que el argentino lo atajara. El chico de jeans azulados y suéter amarillo comenzó a leer el frasco, aunque la verdad no lograba entender muy bien si eran para la cabeza o no. Hubo un momento en el que su expresión se volvió más segura y dijo: —Ay, son vitaminas, no sé de qué, pero estoy muy seguro de que son vitaminas nada más. Los minutos pasaron y todos comenzaron a sentirse un poco más relajados con respecto a la casa. Bien, podía ser de USA, pero era tan bonita y agradable que no podían evitar sentirse medianamente bienvenidos. El único detalle, es que hacía algo de 'frío', según decían los latinos e incluso el alemán. El norteamericano le había señalado al grupo anteriormente donde quedaba el baño y la cocina para empezar; lo demás se los mostraría por la mañana. Todos menos USA se cambiaron de ropa, usando pijamas (o mejor dicho camisetas holgadas y monos deportivos cómodos) y preparándose para finalmente descansar de aquél día tan obstinante e irritante. —Lamento no poder encender la calefacción, he estado un poco descuidado con los recursos para ello —comentó USA pasando de largo escaleras arriba, dispuesto a buscar el saco de dormir que se encontraba en el ático. México bostezó estirando sus brazos hacia arriba y luego se talló los ojos como un chiquillo. Ya no podía mantenerse con los ojos abiertos por mucho más tiempo, estaba agotado. —Yo a la derecha y tú a la izquierda —le dijo Venezuela al ruso. —No, yo a la derecha y tú a la izquierda —le contradijo este en una discusión absurda sobre «dónde va a dormir cada uno. Alemania ya estaba en el quinto sueño, envuelto en tres mantas diferentes como un rollito de canela. Estados unidos se apareció bajando por las escaleras con el resto de las sabanas y el saco para México y Argentina. Para cuando ambos latinos hicieron el intento de entrar a el, extrañamente funcionó (claro que estaban más acurrucados que una camada de gatitos, lo cual no les molestaba realmente). Venezuela tomó como cuatro sabanas más y se cubrió todo engurruñándose y haciéndose bolita al lado derecho del sofá-cama. —¿Puedes apagar la luz? —le preguntó Rusia al norteamericano con mirada floja. USA se limitó a soltar un «Ujum» y asentir con la cabeza sin tener mucha más opción. Y para cuando Estados Unidos se acercó al interruptor de la luz y Rusia se hubo acostado (bien explayado ocupando casi todo el colchón de no ser por Venezuela) apagó el bombillo con un sentimiento extrañado. Su casa nunca había estado tan llena en años. ↠↞ 1 Murica: en ocasiones se utiliza como un término gracioso o burlón para hacer referencia a los personajes americanos que son obesos, vagos, bebedores, portadores de armas, consumidores de comida rápida y amantes de la guerra. 2 Mexican't: es un juego de palabras en inglés utilizado por algunos estadounidense para decir que lo mexicanos no pueden hacer algo (can't). También hace referencia a la creencia popular de que los mexicanos son flojos. (Nunca he visto que se utilice en un fan-fic de countryhumans ni otro libro, así me pareció buena idea incluirlo).
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