Cuando noté su respiración acompasada me levanté sigilosamente, calculando cada paso para no despertarle. Caminé a oscuras por el pasillo hasta llegar a su oficina, cuando ingrese me acerque a la mesa. La publicación seguía allí doblada tal y como la había dejado al descuido, me acerqué a la ventana con la esperanza de que la luz de la luna iluminara lo suficiente como para ver la noticia que Dalton había estado leyendo, y con la cual, se había visto sorprendido lo suficiente como para llegar a ocultármela. Un hombre yacía en el suelo sobre un charco de sangre a las puertas de un local, en el que supuestamente se jugaba y apostaba, según citaba la noticia. Las palabras: asesinado, tiroteado, a sangre fría y mafia, se leían entre líneas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y, con manos temblor