Era domingo, y como todos esos días, los empleados tenían su día de descanso, pero a Dalton le había surgido una reunión importante y lo iba a desarrollar en la casa. Su disgusto era evidente; notaba lo poco que le gustaba reunirse en el espacio que era su hogar con cierto tipo de gente. Su humor días antes empeoraba; se mostraba hosco e intentaba evitarme. Como era el día libre de Marcos, me ofrecí a ayudarle a cocinar. El cocinero accedió sin rechistar, cosa que me sorprendió, también me ofrecí a ayudar a servir la comida, cosa que mi esposo se negó. Estaba claro que no me quería ver cerca de aquellas personas. El mismo cocinero serviría los platos. No me quedaba claro cuál era el motivo de mantenerme al margen de sus negocios, si era su falta de confianza o una manera de protegerme