Llegó el momento de la despedida y con ella, un montón de besos y abrazos de docenas de desconocidos, que me dejaron exhausta. Dalton me llevo a su casa, bueno ahora seria mía también. Estaba como la ultima vez que la estuve aquí, era casa enorme, con jardín y ventanales amplios, por dentro era moderna, lujosa con muebles hermosos. Carlota se estaba quedando aquí, pero ella quiso respetar nuestra privacidad, así que se regresó de nuevo con su tía, me haría mucha falta, pero me prometió que pronto regresaría. Los empleados de servicio tampoco estarían estaría esta noche, la casa era totalmente para nosotros. Las habitaciones, según me dijo Carlota estaba en la segunda plata, pero cuando iba a echar un pie a los escalones de madera caoba, Dalton frenó mi avance. —Estás cansada, deberías sub