Capitulo 7

1033 Words
Violeta Una noche para embriagarme y olvidarme de todo es lo que necesito justo en este momento, antes de salir del trabajo, le envié a Marcos para que saliéramos hoy en la noche, la verdad lo necesitaba, abrieron una discoteca nueva y segun muchos, era una bomba, así que quería ir a ver qué tan cierto eran los rumores y así olvidarme del amargado de mi jefe, cuando la Señora Daniela llegó y me dijo que podía irme y que mañana tenía libre, no dude ni un segundo para tomar mis cosas y despedirme de Ross, antes que Alexander apareciera, no quería verlo, no después de las palabras que salieron de su provocativa boca, porque tenía que estar tan bueno el condenado, llegué, logré conseguir un taxi, le doy la dirección y me subí en el auto, llegué a mi departamento, Marcos pasaría por mi en media hora, me quite todo, quedando en ropa interior, mientras que la temperatura del agua bajaba un poco, me puse a buscar lo que me iba a colocar, tiraba ropa y nada me gustaba, necesitaba actualizar mi pequeño guardarropa, urgente. Una lucesita se me prendió y busque como loca un vestido n***o que me encantaba, me hacia resaltar las pequeñas curvas que tenía a pesar de ser flaca y un poco baja, tenía una pequeña cintura y unas piernas que sabía aprovechar a la hora de comprarme ropa, mi madre me lo había comorando en navidad, para ese entonces tenía el autoestima por los suelos, después que me lo coloque esa noche, me hizo sentir menos delante de mi familia, que no sabía en qué estaba pensando al comprarlo, si no me quedaba bien, me sentí tan tonta en ese momento, que me fui a mi habitación y me cambie el vestido y busque algo más que ponerme, mi tía decidió cerciorarse de que estaba bien y subio a mi cuarto, me abrazo y me dijo que no le prestará atención, así fue como arruinó otra navidad con sus palabras. Deje de pensar cosas del pasado, aquí no estaba mi madre para criticarme, solo era yo siendo feliz, lista el agua en su punto, me bañe, me coloque crema en todo el cuerpo, me puse el vestido y la verdad me quedaba muy bien ¡Toma esto mamá! Me recojo el cabello, me coloque rubor y un poco de corrector, ser rubia y a la vez demasiado palida a veces no me gustaba, me puse unos tacones no muy altos, quería bailar toda la noche, la puerta se abre y es Marcos, me mira completa. — Estas hermosa, Violeta — doy una vuelta — ganaria un dinero extra si te vendiera. —Muy gracioso — busco el bolso junto con el teléfono y salimos del departamento. Había un frío tremendo, Marcos me pasa su chaqueta, a veces no entiendo los cambios climáticos de este país, no estoy acostumbrada y jamás lo estaré, así pasen años, nos subimos al auto, Marcos me comenta que según sus amigos del trabajo, la discoteca queda un poco lejos, lo estoy creyendo, porque llevamos casi media hora de viaje y nada de las famosas discoteca, termino llamando a Bernardo, si, muy lindo el nombre, para que le explicará con detalles donde quedaba, nos esperaría afuera, así fue, estaba fumando un cigarro cerca de dos ancianos que no lo veían de buena manera, es entendible, Bernardo tenía 25 y parecía de 16, flaco y más bajo que yo, parecía un pequeño Ompa Ompa, pero sin lo adorable y bonito, lo saludamos, caminamos hasta la entrada, llegamos y había una larga fila de gente esperando por entrar, nos vamos a tardar una eternidad, mis ojos se salen al ver a mi jefe bajar de una tremenda camioneta junto a Serena, me le quedó toda boba viéndola, se voltea y su mirada se conecta con la mía, porque tenía tan mala suerte, el guardia lo saluda, lo que hace el dinero, antes de entrar le dice unas palabras al Señor, el mira hacia nosotros y asiente, Alexander me mira y me guiña un ojo, descarado, el guardia nos llama y nos hace pasar, la gente empieza a quejarse y nosotros los ignoramos, el ambiente era otro, muchas luces y estába todo oscuro, las parejas se movían al compás de la música electrónica que el DJ colocaba, fuimos a la barra, Marcos y yo, porque nuestro pequeño amigo se había ido a saludar a unos amigos, pedimos la especialidad de la casa, no pregunta cómo se llamaba y tampoco me interesó mucho, me lo tomé de golpe, me rio al ver la cara que había puesto, lo jalo y lo llevo a la pista de baila, reímos y estábamos disfrutando mucho la noche, siento a alguien tocar mi hombro, al girarme, está un camarero con una copa en la mano, me la pasa y me dice que es de parte de un amigo, busco por toda la discoteca a Alexander, sabía que era el, lo encuentro y una sonrisa aparece en sus labios, está vez estaba solo, sin Serena, su mirada quemaba cada parte de mi cuerpo y me odiaba por sentir un deseo por el, era un estúpido, lo ignore toda la noche, no quería pensar en el, solo quería disfrutar, ya era mucho con verle la cara en el trabajo, era mi momento, no el de el, seguí bailando con Marcos, hasta que me dice que lo espere un momento que tiene que ir al baño, se va, comienzo a bailar sola, no quería un desconocido cerca de mi, siento a alguien atrás, cuando me voy alejar, me toma de la cintura, un pequeño grito sale de mi, me giro y es Alexander. —No debería estar haciendo esto, Señor — me alejo. —Y que se supones que estoy haciendo, Violeta ¿Es malo bailar? — su mirada me cautiva. –No, pero si conmigo — me acerco — no juegue con fuego porque se puede quemar. Sin más, me voy ¿Que me pasaba? Camino tan rapido que termino chocando con alguien, casi me caigo. — Creo que los angeles están cayendo del cielo — me sonrie. Está noche está que promete.
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