—Bienvenidos a la Manada ASDULM, abreviatura de 'Aunque Somos Diferentes Unidos Luchamos Mejor'—comenta Alistark.
Daniela tenía la cara de póker—La manada se llama Lunae cariño—comenta con una sonrisita—Por favor, síganme—dice saliendo y guiando a los nuevos hacia el pueblo.
— ¿Qué tipo de criaturas son?—pregunta Daniela.
—Somos sólo humanos—dice un hombre más adulto. Ella para y los mira y luego mira a Alistark.
— ¿No que solo... —
—No hay humanos en esta dimensión—habla Alistark detrás de todos ellos.
—No mentimos señor, solo somos humanos—comenta un señora oculta detrás del hombre que habló antes.
—Pero... ¿Cómo llegaron aquí?—pregunta Daniela—Me refiero, a ésta dimensión—habla.
—Son esclavos—dice Karen saliendo de entre ellos quienes se asustan no habían notado su presencia—o eran esclavos—dice poniéndose al lado de Daniela.—Tienen unas marcas algo discretas en las muñecas, la marca del señor al que ellos pertenecían—Habla cruzada de brazos—los traficaron de manera ilegal, los humanos que vienen legales son aquellos que al final terminan siendo una criatura o un dios—dice mirando a Daniela—como usted, también vienen si son parejas de alguien en ésta dimensión, pero que vengan aquí sin estar previamente invitados es ilegal—dice subiendo los hombros.
—Pero si tienen un dueño...
—Escapamos, no queremos volver con él, piedad por favor, piedad—dice el hombre cayendo de rodillas.
Daniela mira angustiada a Alistark, aunque lo que le comentó Karen de que ella era humana, eso no le interesó para nada, no le interesa saber de ese pasado de ella humana, ella misma la rechazó cuando él antiguo Dios sol la ayudó a deshacerse de esa humanidad a la que fue obligada por alguien, alguien que ella no recuerda.
—Se les dará un hogar y si aquel que les robó la paz viene a molestar, los protegeremos—comenta Daniela.
—No les queda mucho tiempo—habla Karen—Huelen a muerte mi diosa, son humanos que fueron traídos sin ellos saber nuestra existencia, fueron obligados a adaptarse y morirán—dice.
El montón de personas, donde se incluyen niños, pre-adolescentes, adolescentes y adultos yacían calladas y cabizbajas.
—Si reciben la marca de la manada... ¿Podrían vivir?—pregunta ella.
—Creo que... Siempre y cuando ellos acepten estar aquí, quizá vinieron para una mejor vida y no porque quieren—dijo dudoso Alistark. Karen asintió.
Daniela se acercó a los humanos—Yo también fui humana—dice ella sonriendo y sosteniendo al hombre de los hombros, al mismo tiempo que caminaban devuelta al castillo—les pido disculpas por los inconvenientes que pasaron con esa persona que les robó la paz y los trajo a la mala, pero quiero decirles que, no todas las criaturas son malas—dice entrando ya al palacio—y me gustaría que le dieran la oportunidad a éste lugar, a las diversas criaturas que yacen aquí—comenta sonriéndoles al resto que se miran entre sí—se les dará un hogar, trabajo y todo lo necesario para el sustento, pasarán a ser miembros activos de la manada. Si tenían un cargo o una carrera universitaria en el mundo humano, podrás seguirlos aquí sin problemas, recibirán clases de defensa personal... —habla.
Todos asienten poco a poco y sonríen.
—Y-yo estudié arquitectura, ¿P-podría ejercerla?—pregunta una chica.
—Claro que sí, necesitamos arquitectos—dice Daniela emocionada.
Ellos se miran entre sí, como buscando aprobación. —Aceptamos, nos gustaría estar aquí—dice el hombre.
Daniela asiente y los guía dentro del castillo hasta la sala de trono, Sala donde ella nunca se ha sentado. A decir verdad, nunca se ha puesto un vestido.
—Deben de firmar éste sagrado libro, con sus nombres y apellidos—dice ella abriéndolo. Él libro es viejísimo, pero posee una magia que nace de él, está vivo. Los miembros de la manada lo mantienen vivo.
Cada uno firmó y una marca de una media luna azul apareció en la muñeca contraria a la marca hecha por la fuerza.
—Lamentablemente esa marca no se les irá porque fue hecha con hierro caliente, como las que les ponen al ganado, sin embargo, la otra, la marca en su izquierda fue hecha sin dolor, porque ustedes aceptaron estar aquí—comenta Daniela con media sonrisa.
Karen se encarga de guiarlos a la salida y hablar con unos de los guardias para que los dirija a sus nuevas viviendas, comentándole las reglas y de que van las cosas por allá.
Daniela mira el salón del trono, es hermoso. Amplio, muy amplio, cabrían 3 Alistark en forma de lobo aquí. Hay dos asientos con piedras preciosas incrustadas, amueblados y un poquito separados. La decoración es muy luminosa y elegante.
Una alfombra color púrpura con bordes dorados iban desde los tronos hasta la puerta; salía desde los asientos la alfombra enorme y se unía a mitad del camino haciendo una 'Y'
Daniela suspira preguntándose cuando irá a usarlo.
—Daniela—. La llama Alistark y ésta se voltea. Él le hace señas de que ella lo siga y así hace.
Él se dirige hacia los aposentos de ella y entra. Le cede el paso a ella y viera con seguro detrás de él.
—Desnúdate—demanda y ella levanta una ceja—desnúdate—repite y ella niega.
—No estamos en estar haciendo el delicioso—dice con las manos en las caderas.
—Quiero ver las manchas—dice—; te ordené a que te desnudes, si no lo haces tú, lo haré yo—dice señalándola.
Ella niega y se cruza de brazos. Alistark se acerca rápido y le sube el abrigo. Ella se aleja y lo manotea. El lobo se queda frisado. Tenía parte del vientre n***o.
—Daniela, desnúdate—dice pasivo y ella niega y retrocede. Él se acerca— ¡QUE TE DESNUDES!—le grita y ella pega un brinco del susto.
Niega lentamente—No. —dice—no es importante—habla y ve como Alistark se acerca con el ceño fruncido.
— ¿Qué no es importante?—pregunta y ella niega— ¿QUÉ NO ES IMPORTANTE DICES?—grita y Daniela se queda quieta—TE ESTÁS LLENANDO DE MANCHAS DE NO SE SABE QUÉ Y DICES QUE NO ES IMPORTANTE ¿QUÉ HARÁS CUANDO LLEGUE A TU CARA?—sigue hablando en voz alta y ella baja la cabeza. —CONTESTAME DANIELA ABIGAIL, CONTESTA ¿QUÉ HARÁS? ¿PONERTE UNA FUNDA DE PAPEL?—dice más cerca de ella.
—T-tengo m-más cosas de las c-cuales preocu-cuparme—tartamudea.
Un puño golpea la pared, justo al lado de la cabeza de Daniela. Ella poco a poco se va bajando al suelo, con la espalda pegada a la pared y mira a Alistark con los ojos aguados.
Él siente que algo dentro de él se rompe.