¿Creen que Daniela que se encuentra en el lado éste del castillo? Tenía listas que revisar sobre las criaturas que estaban en la manada.
Estaba pensando seriamente si había sido buena idea el decirles a sus amigos que se vayan.
—Si Daniela, no debes ser egoísta, tenías que dejarlos ir—dice hablándose a si misma—ellos tienen sus vidas, sus parejas, no puedes estar acaparándolos y mandándoles a hacer tus responsabilidades—seguía hablando. Inhala y exhala—Así que tranquila, tu puedes, ellos están bien, mejor que nunca, tienen su vida a parte—dijo forzando una sonrisa—pero los extraño... —susurró bajito.
“Ad'lena”
Otra vez esa voz con ese nombre o palabra extraña estaba rondando la mente de Daniela.
Sacudió su cabeza y empezó a leer cuantos habitantes había y de que r**a.
Por el momento mi diosa, hay 13 mil habitantes. Abrió los ojos de muchísima sorpresa, no se esperaba que hubiesen tantos. Sonrió y siguió leyendo.
1500 hombres lobos: 500 hembras, 500 machos y los últimos 500 se componen de niños, niñas y adolescentes.
500 vampiros: 150 hembras, 150 machos y los otros 200 se componen de niños, niñas y adolescentes...
Y por ahí se fue su mañana leyendo eso. Tenía que darles la bienvenida a nuevos miembros, los cuales aún no les dijeron que son.
Saliendo de la sala con las libretas en mano escucha cuchicheos del servicio.
—Esto es tan emocionante, tanta variedad, tantos colores, nunca antes me había sentido tan feliz de vivir en un sitio—dijo una voz con entusiasmo.
Con una pequeña sonrisa Daniela siguió caminando. Las vocecitas seguían, el castillo estaba muy activo, Shanelly no sólo estaba siendo su mensajera si no su segunda al mando. Contrató muchísima servidumbre y el palacio ya no yacía vacío ni en silencio.
— ¿Te enteraste?—pregunta una voz de una chica a lo lejos. Castillo grande, mucho eco, todo de oye.
— ¿De qué?—le secunda otra.
—Al parecer nuestra diosa volvió con el dios del sol—dice una voz nueva chillando.
— ¡Eso es un shipp increíble, la luna y el sol, un solo amor!—dijo otra y se escucharon risitas.
Daniela pasa por el lugar y les sonríe. Las cuatro chicas se quedaron estáticas ¿Las habrá escuchado?
La joven diosa sigue su camino sintiendo miradas, para y se da vuelta sonriendo— ¿Han visto a Alistark?—les pregunta. A veces las del servicio servían como buenas espías, se enterraban de todo.
Ellas niegan algo tímidas y cabizbaja, si las había escuchado.
—Si lo ven, por favor díganle que lo busco—dice sonriendo y dándose vuelta.
— ¿ME BUSCABAS?—preguntó una voz en voz alta. Daniela voltea y ve a Alistark con la joven que vino hace unos días, Karen.
Daniela camina hacia donde él sonriendo y pasa nuevamente por donde las mucamas. La joven le tiende a Alistark todos los cuadernos que tenía.
—Sí, necesito que seas mi esclavo por un momento—comenta y mira a Karen y le sonríe.
—Puedo ser tu esclavo definitivo, tu solo pídelo—dice con una sonrisa de lado.
—Que ofertón—dice. —Necesitamos hablar, hay varios temas serios que hay que discutir—comenta poniéndose sería y caminando en dirección a su despacho.
Caminan en silencio, hasta que varios minutos después llegan.
Los tres entran y toman asiento.
—La manada está creciendo mucho, por ende se necesita más mano de obra, más comercio, más escuelas... En general, más de todo—dice.
Alistark deja los cuadernos en el escritorio.
— ¿Y qué propones?—pregunta.
—Primero se empezará con la mano de obra, hay que buscar para que construyan más casas, estancias, colegios y más centros médicos. Pienso en regar volantes ofreciendo empleos en todas las áreas sin que sea necesario equis tiempo de experiencia—habla.
—Me parece bien—asiente lentamente.
— ¿Qué pasará con tu reino?—pregunta Daniela. Él la mira sin entender—Tienes un reino el triple de grande que el mío y no es como que se puedan unir ¿o sí? Eres un rey, y somos parejas, necesitarás a una reina y yo a un rey, pero estamos mandando en territorios diferentes—comenta.
Alistark toma asiento y se cruza de brazos.
—Podríamos turnarnos—habla. —tú tienes tu segundo al mando y yo tengo al mío, puedes quedarte una temporada conmigo y yo otra contigo—dice subiendo los hombros.
— ¿No te afectaría la falta la presencia de una reina?—pregunta y Alistark resopla y asiente.
—Tienes las mismas responsabilidades que las mías, puede que en menor grado, pero ambos somos dioses, reyes y alfa de manadas—dice y luego sonríe de lado—es una liga bien cabrona ¿Sabes?—pregunta y ella ríe un poco.
—Y sin mencionar que estamos en dimensiones diferentes—comenta Daniela.
—Quizá... —empieza a decir Alistark pero se calla.
— ¿Quizá qué?—pregunta curiosa Daniela.
—Quizá podamos fusionar nuestros reinos y dimensiones—dice bajo.
— ¿Es eso posible?—pregunta.
—No sería tan en lleno, pero por portales—habla y ella asiente—aquí, en el castillo, se podría poner, en un área donde termine tu jardín un portal enorme que conecte con el jardín del mío y en la ciudad en un punto donde no sea tan notorio ni donde interrumpa nada, que se conecte con el mío—habla.
A Daniela le gusta la idea— ¿Cómo se haría eso?—pregunta.
—Se manda a construir puertas del tamaño mío en forma de lobo—dice y Daniela abre la boca—no me mires así, tiene que ser grande para que se sienta más o menos que estamos en el mismo lugar—añade—además del portal se vería hacia el otro lugar—comenta subiendo los hombros—Existen portales así, en toda esta dimensión completa, sólo que están ubicados en bosques—dice—si los ponemos aquí, puede que tanto tu territorio como el mío se vayan entonces fusionando a tal punto que los portales se fusionen entre sí y creen una capa invisible que ni se notará que es un portal—dice.
—Me gusta la idea, podemos trabajar en eso después—dice sonriendo— ¿recibiste una carta? —pregunta Daniela a Karen, ya que está aquí. Ella niega y baja la cabeza.
—Está conmigo, yo la envié para que trabaje para ti—dice y ella asiente.
—Está bien—comenta y Karen abre los ojos sonriendo—Según tú, puedes hacer de todo—dice y la menor asiente—Necesito que seas mi sombra entonces—comenta.
Karen asiente. Sacude su cabeza y unas orejas de gato salen, sus uñas crecen un poco más en triángulos y una cola naranja sale de su vestido.
—Necesito mi semi transformación para cumplir con lo que me pide—dice sonriendo.
Daniela se levanta y asiente a la chica—Iré a dar la bienvenida a los nuevos integrantes—dice estirándose— ¿Quieres ir conmigo?—pregunta mirando a Alistark y éste asiente. Mira a Karen y le hace seña de que salga tras ella.
En el camino a la salida del castillo Daniela estuvo dándoles indicaciones de que hacer a varios trabajadores de la manada y empleados del palacio.
—Estás toda una mandona—comenta Alistark dándole una nalgada a Daniela. Esta lo mira mal. La toma de la cintura y la pega a él—Aún hay un tema que tenemos que resolver y es el de las manchas negras que sé que se extendieron hacia tus brazos, no me lo ocultes nena—comenta en su oído.
—Hay cosas más importantes que eso—dice alejándose de él.
En la entrada del palacio se encontraban varias personas con sacos, maletas algo viejas y demás bultos donde se pueden guardar cosas.
Sus ropas estaban desgastadas y ellos estaban algo maltratados.
—Hola, bienvenidos, es un placer tenerlos aquí y que formen parte de la manada... —Daniela pausa al saber que la manada no tiene un nombre—la manada... —