Él se aleja de ella y se lleva las manos hacia su cabello y tira de él. Daniela está sollozando.
—SIMPLEMENTE ME ENOJA COMO TE DESCUIDAS—grita golpeando otra pared—NO DUERMES BIEN, NO COMES BIEN, NO DESCANSAS LO SUFICIENTE Y TAMPOCO TE PREOCUPAS POR ESAS MALDITAS MANCHAS QUE EMPEZARON A SALIRTE DESPUÉS DE QUE TOCASTE AQUELLA COSA Y DESPUÉS QUE TE MARQUÉ TAMBIÉN—dice y gruñe, desde lo más profundo de su interior. Voltea a ver a su chica y ve todo rojo. Sus ojos cambiaron a rojos vino con la pupila color oro—Me rehúso a tener que perderte de nuevo, no sabes la tormenta que tengo dentro porque todo lo que sientes lo siento yo, estás mal, estás cansada y no me quedaré sentado a ver como mi reina, mi diosa, mi luna muere. No otra vez—dice y camina hacia donde ella. Frena y se devuelve hacia la puerta y la abre de par en par. Grita a los 4 vientos el nombre de Shanelly. La cual no dura ni 3 minutos en venir a su velocidad de vampira. Ella mira a su amiga en un rincón con la cabeza entre las rodilla y antes de que pueda decir algo Alistark la interrumpe. —Te harás cargo de las responsabilidades de Daniela por dos meses, llama a los demás, diles que vuelvan y que se quedarán a vivir aquí, que es una orden no una sugerencia. Mientras tu amiga se ocupa de las cosas del castillo y del bien de los demás se descuida ella, así que, cero diosa por dos meses, todo el que quiera verla mándalos a freír tusa—menciona y ella asiente—¿okey?—pregunta.
—Entendido—dice recta.
—Te puedes retirar—dice tosco y no espera a que ella se vaya y cierra la puerta.
Se dirige hacia donde está Daniela.
—Levántate—demanda rudo.
Ella lo hace con ayuda de él. Alistark empieza a subir su abrigo y le destroza el alma ver que queda muy poco color de su piel y que lo demás está n***o. Le retira la sudadera y ve que lo n***o empieza a alcanzar su cuello. Desabrocha su pantalón y lo baja, le quita los zapatos junto con las medias y ve que le queda poco color de piel también. Procede a quitarle unos guantes y está todo n***o.
Él se aleja de ella y niega. Daniela se mantiene cabizbaja.
— ¿Hasta cuándo pensabas ocultármelo?—pregunta—es más, no me lo contestes—comenta. —A la ducha, ahora—dice y ella lo obedece.
Él termina de quitarle las dos piezas restantes y la baña, con todo el amor y la delicadeza del mundo.
—Vendrás conmigo, por estos dos meses—dice y ella asiente. —No es necesario que lleves ropa, allá te mandé a comprar de todo—dice y vuelve a asentir. Él le lava la cabeza y le desenreda el pelo. Busca una toalla, la seca y la lleva a la habitación. Él mismo la viste.
La toma de la mano y ambos salen de la habitación. Daniela se mantiene en silencio todo el camino. No se quejó, no nada.
— ¿No me piensas hablar?—pregunta Alistark en el carruaje.
Ella niega. El suspira y le pega a su cuerpo. — ¿Tampoco te alejarás?—pregunta y ella niega. Él la carga sobre sus piernas y la pega hacia él. —Daniela, quiero que sepas que te amo y de que mi felicidad eres tú, debes de entender que me preocupo por ti y me llena de enojo ver que no haces ni el mínimo esfuerzo por tu salud—dice y ella aguarda silencio. —Por favor, dime algo, ahora me siento culpable—insiste.
—Alistark, solo no quiero hablar—comenta.
Y así fue. Llegó al reino del Sol y no dijo ni una palabra más, más bien, ninguno volvió a hablar. Cuando pasaron por el portal que los llevaba a esa dimensión el cuerpo de Daniela cambió.
Alistark la frena y la pone de frente a él.
—Cambiaste—dice y ella lo mira confundida. Él toma el pelo de ella y lo lleva hacia adelante, era azul celeste.
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué está así?—dice algo alterada.
—Tu piel, es rosada o al menos lo que queda de ella lo es—dice y ella le da un golpe.
—Volveré a la normalidad, deja de ser plasta—dice—quizá es porque me marcaste y ya somos uno, como eres de éste reino y por ti me hace ser parte de él quizá por eso cambié, no agreguemos más problemas al asunto—dice caminando.
— ¿Y por qué yo no cambio cuando estoy allá?—pregunta caminando detrás de ella.
—Porque yo soy guay y tú no—dice moviendo su pelo.
Él sonríe, ella ya había vuelto a ser la misma parlanchina de antes.
Unos caballos de fuego recogieron a Alistark y a Daniela antes de entrar a la enorme metrópolis de allá. Anduvieron por encima de la ciudad. Todos sabían que alguien de la realeza estaba en ese carruaje, era exclusivo.
Cuando llegaron al palacio Alistark guió a Daniela a la cocina. —Vas a comer—dice—estás muy flaca—comenta.
Daniela se sienta junto con él—Subí 6 kilos más, tengo 146—dice —mi peso ideal serían 140—añade—y menos de ahí—habla.
El niega—Estás bien rica así como estás y hasta con más libras—dice sonriendo.
—Si serás m... —
— ¿Qué gustan para comer sus altezas?—pregunta un joven.
—El menú pesado—habla Alistark y el joven asiente y se retira.
—Tenía tiempo sin estar aquí, necesito un tour—habla y Alistark sonríe algo incómodo. Aún le duele eso que él le hizo a ella, no logra superarlo.
—Cuando gustes—dice él.
—Para mañana—comenta Daniela—podríamos buscar en la biblioteca acerca de éstas manchas ¿Qué opinas?—dice ella y él asiente.
—Llamaré al médico y a una bruja también, eso se irá, ya verás que si—dice y ella le da la razón.
El joven llega con una bandeja de ruedas pone en la mesa para dos bastante comida.
Daniela sonríe y empieza a comer sin siquiera esperar a Alistark. Él solo se limita a verla comer.
Al terminar ambos se paran y ayudan al joven a cargar los platos. Había tiempo ¿por qué no ayudar?
— ¿Qué quieres hacer ahora?—pregunta él.
—Dormir—dice ella y él toma su mano y la guía hasta sus aposentos.
Las personas que por ahí pasaban saludaban con mera alegría a Daniela, al igual que las del servicio y poco a poco se iba regando que su reina yacía en el castillo.
— ¡Majestad, majestad!—llaman a Alistark a sus espaldas. Un noble a paso rápido llega hacia donde ellos. Él mira a Daniela y abre los ojos sorprendidos, se inclina y hace una reverencia—Mi reina es un placer conocerla—dice y ella le sonríe algo incomoda—Mi rey, me preguntaba si le gustaría pasar un rato de la tarde y la noche con nosotros en mi humilde morada, sería un honor de paso tener a nuestra Reina con nosotros—dice mirando a Daniela y luego a Alistark.
—Te lo deberé, mi reina ahora está algo cansada, lo de ser Alfa la tiene algo agotada—dice y el hombre asiente, después de unas despedidas más se retira.
— ¿Por qué le dijiste que era alfa?—pregunta Daniela.
—Sabes que los chismes todos se riegan y él se encargará de que todos sepan que no sólo eres una reina y diosa, sino un alfa también ambos tenemos los mismos cargos, eso es algo que suma poder—dice—además me llena de orgullo—añade y ambos ríen.
Llegan hasta los aposentos y Daniela ve todo nuevo—¿Cambiaste de cuarto?—pregunta y él asiente.
—Es la primera vez que lo usaré, quería estrenarlo contigo—comenta y ella asiente.
—Búscame un pijama que me cubra todo por fa—dice y el niega—Alistark, no quiero que me vuelvas a ver así—dice y el suspira. No estaba para pelear y le buscó lo que pedía.
Después de ambos cepillarse, de que él se duchara y de las conversaciones al azar que tenían, Daniela cayó rendida.
Siendo las 1 de la tarde y ella aún dormida.