A pasos lentos se levanta Daniela de la cama, arrastrando los pies hasta llegar al gigantesco baño.
Se despoja de la ropa, dejando la puerta entre junta. Con los mismos pesados y lentos pasos se mete a la gran tina cuadrada. Con los ojos cerrados tienta hasta que llega a la llave del grifo.
Se deja mojar de la cabeza hasta los pies, en silencio.
Unos brazos la rodean de la cintura y ésta se espanta y abre los ojos. Alistark le besa la mejilla.
—Desnuda el nombre de diosa te queda pequeñísimo—le dice al oído mientras lo muerde. Ella se ríe y voltea para darle el frente. Sus ojos estaban cargando unas enormes ojeras.
Alistark toca con cuidado su rostro, el deseo que sentía en ese momento fue sustituido por angustia. Miró el cuello de la chica, manchas negras de tamaño pequeño se hallaban ahí—Mi luna ¿qué te ocurre?—pregunta frunciendo las cejas.
— ¿Tanto se nota mi cansancio?—pregunta con una sonrisa algo apagada.
—Tienes ojeras y unas manchas negras en el cuello, no sé a qué se debe—dice. Daniela retira la mano de él de su cara. Estira su mano y alcanza una toalla grande. Se cubre secándose un poco y sale a verse al espejo de cuerpo completo de su suite.
Se escanea y su mirada se vuelve horrorizada. Mira a Alistark por el espejo, el cual estaba vestido con un bóxer rojo.
— ¿Fue por tu mordida?—pregunta asustada.
Alistark se rasca el cuello—No lo sé, está raro, no creo que haya sido por mi culpa—dice.
— ¿Y si a final de cuentas no somos compatibles?—pregunta.
Alistark niega y se acerca para abrazarla por la espalda.
Daniela se aleja rápidamente—No me toques, puede ser contagioso—demanda.
Alistark lanza un chasquido—No te preocupes—dice acercándose.
— ¡Te hablé!—dice Daniela poniendo las manos como stop. Una luz azul neón cubre sus manos y lanza a Alistark lejos de ella chocando contra la pared, haciendo una gran grieta. —Oh por Zeus, oh por Zeus—comenta y se acerca a él corriendo—Disculpa, mi amor disculpa, no fue intencional, ni siquiera sabía que podía hacer eso, por la infidelidad de Zeus, créeme—dice rápido.
— ¿Me dijiste mi amor?—contesta Alistark con media sonrisa.
—Coño, no seas maricon, estoy preocupada y tu pensando en cómo te dije—añade y se levanta para buscar ropa—ahí te quedas bonito—dice dejándolo en el suelo dándole la espalda.
—Para ser la primera vez que haces eso estás muy normal—comenta Alistark parándose mientras se toca el hombro y aguanta un quejido.
—Ya nada me sorprende—dice poniéndose un panti. Se da vuelta y ve a Alistark estirándose y escanea su cuerpo—Si, creo que aún me puedo sorprender—añade mirando el bóxer de él. Se da vuelta y se sigue vistiendo.
La risa de Alistark resuena por el lugar. Se acerca y la besa en el cuello. Daniela se aleja—No se sabe si se pega—comenta entre dientes.
El levanta los hombros y entra al baño. Daniela se pone un abrigo de tela fina, y una bufanda, con un jean grueso y tenis.
Los chicos están desayunando ya Daniela entra sin saludar a nadie y toma algo de comer y vuelve y sale. No fue intencional, estaba muy sumida en todo lo que tiene que hacer, revisar, chequear, el problema de esas manchas en el cuello, efectos secundarios de la marca, el pilar que apareció...
—Esto es estresante—dice Daniela resoplando. Entra a su despacho—No puedo tenerlos siempre conmigo, ellos tienen sus propias vidas—habla sola. Se sienta en su gran sillón de cuero n***o mientras deposita el desayuno en su escritorio—Astaroth, sé que estás aquí—comenta.
—Estás mejorando—dice materializándose—Vengo a decirte que tienes que empezar a entrenar, la diosa luna debe saber pelear—habla. Daniela suelta un gruñido—Eso fue un gruñido de... ¿Animal?—pregunta. Daniela chasquea la lengua—Veo que alguien está ya marcada y empieza a comportarse como su pareja—dice levantando una ceja cruzado de brazos.
—No entrenaré—dice—, tengo cosas más importantes de la que ocuparme—habla quitándose la bufanda.
El semblante de Astaroth está serio. Se acerca y toca el cuello de ella con delicadeza.
La puerta se abre, entrando por ella Alistark y los demás chicos. Él mira a Astaroth sin expresión alguna, ve su mano en el cuello de su chica y aprieta los dientes.
—Es magia negra—habla Astaroth, mientras toca otras manchas—puedo sentirlo—dice y se aleja de ella.
— ¿Desde cuándo lo tienes?—pregunta Jazmín.
—Alistark se dio cuenta que la tenía está mañana cuando tomaba una ducha y... —
—Tomabas una ducha y él te vio—aclara Helen.
—Eso no es importante ahora—señala Shanelly y Helen voltea los ojos.
—Quizá salió al ella tocar esa cosa ayer—dice Samuel.
— ¿Qué cosa?—preguntan al unísono Shanelly, Jazmín y Astaroth.
—Maldición—comenta Helen.
— ¿Algo que quieras decir?—pregunta Jazmín.
—Se supone que eso lo mantendríamos en secreto—añade Helen. Daniela estaba desayunando, con la mirada perdida.
—Se supone que somos un equipo Helen—dice Shanelly.
—Sí, lo sé, pero...
—No, parece que no lo sabías, cualquier cosa que involucre a mi amiga, me involucra a mí, quieras o no—dice Jazmín señalándola. Shanelly le da la razón y Astaroth asiente.
— ¡Ya basta! ¡Dejen de atacarla! No quisimos decirlo porque no sabíamos exactamente lo que era ¿okey?—habla Alistark—El caso es que son unas cosas extrañas...—
— ¿Disculpa? ¿Son?—pregunta Daniela. Helen desvía la mirada, Samuel y Alistark hacen lo mismo— ¿Cuántos hay?—pregunta. Todos guardan silencio. —¡¿QUE CÚANTOS HAY MALDITA SEA?!—pregunta con voz demandante levantándose de repente y golpeando con sus manos en escritorio. Esparciendo una ligera onda de luz azul, agrieta el escritorio.
—S-son cuatro en total—dice Helen con la mirada abajo—están colocados alrededor de todo el territorio de la manada—dice.
Daniela está molesta.
—No te dijimos porque queríamos averiguar bien lo que es y saber si será peligroso o no—se defiende Samuel.
Daniela lo mira furiosa—Tenían que decirme—comenta— ¿Qué más me ocultan?—pregunta.
Helen levanta los hombros y se aparta del lado de Samuel y de Alistark para mirarlos.
Alistark se cruza de brazos y Samuel carraspea mirándolo a él.
—Genial, no puedo ya confiar en mi mejor amigo, ni en mi dichoso mate—dice negando y saliendo de ahí.
Alistark bloquea el paso y ella no mira mal e intenta salir y el vuelve y le bloquea.
—Muévete, pedazo de imbécil—dice entre dientes. Alistark suspira.
—No se te dijo nada porque tienes muchas cosas de las cuales preocuparte, no se te dijo nada porque no se sabe a ciencia cierta lo que es, no se te dijo porque tampoco se sabe qué hace ahí, ni de la conspiración a la antigua diosa luna. No te lo dije, porque no quiero perderte, no otra vez, entiéndelo—dice mirando a su chica que frunce el ceño—Tienes a tu alrededor personas fantásticas que te aman, incluyendo a la mierda de Astaroth—dice restándole importancia mientras lo ve y sonríe de lado, Astaroth niega con una sonrisa—Déjate ayudar, no nos molesta hacerlo—dice.
Ella suspira y voltea viendo a los demás. Ellos sonríen y asienten. Daniela empieza a sonreír, pero su cara vuelve a estar sería y niega.
—Ellos tienen su vida, no puedo tenerlos siempre cerca de mí, porque llegará un día en donde tengan que hacer sus vidas fuera de aquí—dice negando—preparen su equipaje y váyanse por favor—dice saliendo.