Toda la noche se la pasó intentando evitar la mirada intensa y penetrante que James le echaba. La observaba con una sonrisa tan coqueta, con ojos llenos de picardía, con una expresión seductora que ella estaba totalmente nerviosa. –Hola, Kloe– la saludó el rubio, después de haberse sentado en la mesa. Ella sonrió gustosa y en ese momento solo lo veía a él, era como si por un segundo el mundo se hubiera quedado vacío. –Hola Vincent – sonrió, mientras al momento, su corazón palpitaba con fuerza, al perderse en sus ojos. – ¿Qué tomarás hoy? Últimamente andas muy innovador – preguntó, mientras sacaba su cuaderno de notas con el que apuntaba las órdenes. –Algo fresco… – se quedó pensativo como si esperara a que ella le diera ideas. –¿Un mojito? – sugirió ella alzando la ceja. –Le quedan