Capítulo 2

1626 Words
Leia sus documentos, leia, leia y los volvía a releer. Pero, su mente no estaba allí y su cerebro no retenia las palabras de aquellos papeles. Suspiró y se tiró con descuido al respaldo de su sofá de terciopelo verde musgo. Buscó sus cigarros y sus fosforos, encendió uno, sin dejar de ojear distraidamente las paginas de aquel documento que llevaba por único fin ponerlo al tanto de uno de los tantos aburridos negocios que su padre deseaba emprender. Los mismos que sabia que fracasarian en menos de dos meses, pero eso era cosa suya de ver como sacarles el jugo y evitar perdidas importantes. Sin embargo, su mente no estaba alli. Caló hondo su cigarro, recostando su cabeza en el cabezal y cerró los ojos. La vio, en aquel arroyo a la luz de la luna, como en el sueño, tan real que casi sentia que podría estirar la mano y tocarla. Suspiró con desgano, deseaba encontrarla, conocerla y, por algún motivo, sentia la necesidad de tenerla a su lado. Pero ¿por donde empezar? Sabia que era gitana, el campamento de ellos estaba a las afueras de la ciudad, en la otra punta. No le seria demasiado dificil encontrarla. Pero ¿qué haría cuando eso sucediera? Sin mencionar la posibilidad de que ella ya estuviera casada o comprometida. Una doncella como ella, para los gitanos, podría ser un buen partido y él sabia muy bien como eran estos en cuanto a proteger lo que era de ellos, mujeres incluidas. — Es más fácil que yo corteje a una de las tantas damas que quisiera mi padre, antes de intentar esto...— se obligó a reconocer de mala gana expulsando una bocanada de humo. Un golpe sonoro y descuidado irrumpió en la sala. Atrapando su atención, alzó la vista y se incorporó en el sofá, dando el permiso correspondiente para que pasaran. —Adelante ...— dijo simplemente, fingiendo estar absorto en los papeles. Una figura infantil entró en el recinto como una ráfaga de viento. — ¡¡Tioooo!!— fue el grito de alegria que dio aquel niño a la vez que se subía a las piernas de Lawrence. —¡Hey! ¿Cómo has estado, mi niño?— lo saludó con una sonrisa a la vez que le revolvia el pelo y se volvía para ver a una mujer de unos diecisiete años parada en frente de suyo con el ceño fruncido.— ¡Oh, por favor, no, mujer! deja a ese niño en paz un momento. La joven no hizo más que negar con la cabeza y sentarse en un sillón similar al que se encontraba su hermano mayor del otro lado del escritorio. —¿Cómo hábeis estado, Lawrence?- saludó con esa cortesia habitual en ella. 《¡Oh, pues, bien! no lo creerás, pero he decidido que quizás me case con una gitana de lo más maja, la he conocido hace unos meses en mis sueños y me frecuenta muy a menudo, ¿ha que esto es una buena noticia no? 》 Pensó Lawrence, le divertia la perspectiva de molestarla, sabiendo su aversión al ridículo. Pero, no se lo diria, no se arriesgaría jamas a que lo intentaran internar de nuevo en uno de aquellos manicomios de los que tanto se decía que eran capaces de curar cualquier problema de conducta, de los mismos que él demostró en varias oportunidades que no funcionaban en lo más mínimo y que eran una real estafa. —Pues, aquí me ves...— dijo en su lugar mostrando toda la pila de papeles que tenia por firmar y analizar con desgano.— Ahora, tu amantisimo padre desea incursionar en el negocio del café y el chocolate... Menuda estafa será, pero ¿Qué va? Ya sabes cómo es el tema. La charla siguió, aburrida como siempre, en completa cortesia fingida y omisiones de ambas partes. 《¡Dioses! ¿Ahora a que ha venido?... en serio ¿Te cuesta tanto ir al grano, mujer?》 Se preguntó, fastidiado por esa actitud tan propia de ella. Carraspeó y le pidió a su sobrino que saliera a jugar a uno de los jardines de la casa. Cuando hubieron estado a solas la miró con seriedad y sonrió de lado. — ¿Vamos al grano, hermanita?... Ya nos conocemos y ya sabes tú que estas cosas las detesto...— comentó con la voz cínica y desdeñosa del "gran señor" que solía utilizar en casos como ese. Lilly, su hermana, se alisó el pliegue de las faldas y lo observó de soslayo, tomándose su tiempo para responder o ¿buscando las palabras? Lawrense no estaba seguro de aquello. —¿Te acuerdas, que cuando eramos niños, teniamos sueños donde las cosas ocurrían después en el mundo real?— se aventuró la joven haciendo una pausa para observarlo, necesitaba estar segura de que él entendería su malestar— pues... hay algo que he estado soñando y no sé a quien recurrir. Pero algo me dice que podrías ayudarme... Lawrense simplemente se limitó a asentir y hacerle una seña para que prosiguiera. Así fue como Lilly le contó de su sueño, en donde se encontraba él en un altar junto a una joven de cabello de plata. Se veia feliz, pero en su pecho la sangre caia a raudales, tiñendo su traje de bodas y el suelo de rojo. Él dejó que le contara todo aquello, pero no dijo palabra alguna. Al finalizar, solo aspiró pensativo una bocanada de humo. Se tomó su tiempo, sopesando cada palabra que habia dicho su hermana. 《Esto no pinta nada bien...》 Admitió en su interior, sin saber que responder. Pero, antes de tomar la palabra, la joven se rio de todo el asunto. —Oh, Dios... ¿qué estupideces acabo de contarte?— comentó con una risita fingida quitando importancia de aquel sueño— te ruego me disculpes, hermano. Ese sueño me ha asustado, pero viéndolo bien, es una idiotez. Lawrense se encogió de hombros y la miró con la misma actitud que ella estaba empleado en aquel momento. —Pues, a mi no me parece que deba disculparte nada, hermanita... los sueños, sueños son, eso lo sabemos todos... pero ¿recuerdas que Madre nos decía que, a veces, era mejor contar los sueños que callarlos?— fue su respuesta sin dejar de mirarla a los ojos, intentando entrever en ellos los sentimientos de ella. Sonrió, como si supiera una broma privada que no quisiera compartir y añadió con cierta cautela. — Recuerdo un poco sobre lo que ella nos enseñara en aquel entonces sobre los sueños... por si quieres saber el significado. 《Claro está que ni de coña te diré todo lo que significa. Qué no soy tonto, hermanita, si te digo todo, ya sé que hablarás con Padre y me meterán otra vez en un hospicio...》 Dijo en su mente, a la vez que veia como ella abria los ojos en una actitud sorprendida y se inclinaba hacia adelante, demostrando interés en sus palabras. Esperó a un leve asentimiento de aquel rostro femenino, volvió a sonreír y ladeó los ojos hacia la izquierda, como quien hiciera esfuerzo por recordar algo, algo que en realidad no requeria de esfuerzo para él, pero que lo fingía para no prestar tanta importancia al asunto. —Pues bien... la boda indica un compromiso, una unión, pacto o, valga la redundancia, matrimonio. Que sea yo el novio, implica que esto está ligado a mi...—inició con un titubeo fingido, haciendo una pausa. Su hermana, lo vió permitirse mostrar una bella sonrisa traviesa de dientes perfectos. Siempre había pensado que, Lawrence se veía muy bien cuando sonreía así. Lastima que eso no ocurría a menudo. — Así que, hermanita, si conoces a una joven que no sea tan exigente y que sepa soportarme, dímelo, haré lo posible por enamorla... puede que a tu padre le guste la idea de verme casado... por fin.— lo escuchó bromear con desinterés. Siempre había sido así. Siempre intercalando la seriedad con comentarios irónicos o pintorescos. A ella también le hizo gracia el comentario, aunque no se lo iba a demostrar, no sería lo correcto según la etiqueta. Vio como él se ponía serio. —... ahora bien... la herida en el pecho, indica conflicto, dolor y problemas...— siguió hablando enfocada en su análisis —. Pero, ya bien decía nuestra madre cuando hacia sus predicciones a las criadas, "el amor y la tranquilidad no son amigos, siempre hay conflicto en las uniones"... que se me vea feliz, puede indicar que, al final, todo saldrá bien o que... en lo que dure aquello, seré feliz... Su hermana lo miró con los ojos entornados, desconfiando de lo que decía. Lawrence se preguntó si, quizás, ella estaba sospechando de algo. Por un momento, tuvo miedo de verse descubierto y que el responder a una simple curiosidad le trajera grandes problemas. Pero, eso no ocurrió, en cambio, Lilly, solo suspiró con resignación y lo miró arqueando una ceja, intrigada. —¿Y la joven de pelo blanco?— indagó al fin. «¡Ah, esa! ¡Sí! Es la misma de mis sueños, la que me está trayendo problemas de antes de conocerla personalmente.» Fue su respuesta mental, pero no la dijo, no a su hermana, no era el momento y menos seria seguro comentarlo, todavia sentia terror el solo recordar las bañeras de agua helada en el asilo y no queria arriesgarse a volver allí. En cambio, se encogió de hombros y simplemente la observó con mirada incrédula. — ¿Y yo qué sé? Dije que algo recordaba... no que leo sueños...— respondió como quien se lavara las manos del asunto, mostrando un aburrimiento mortal en eso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD