Capítulo 1

1078 Words
Se había levantado temprano en la mañana, todavía se veía la aurora cuando se puso la faja y se lavó la cara. Pensativa, se llevó una mano a los labios. Él la había... «Ojalá nos volvieramos a encontrar...» Se dijo, recordando aquel sueño. No pudo evitar pensar en aquellos ojos celestes que la miraron y aquellos dedos finos sujetando su cintura. Ojalá, la encontrara, ojalá se la llevara lejos de allí. «No... no debería pensar en estas cosas, solo ha sido un sueño...» Intentó convencerse, cosa que no le era tan fácil. Pero ¿qué más daba? Si ella ese mismo día tendría que conocer a su prometido y alejarse de su gente. Eso la llevó a preguntarse como seria aquel hombre ¿la encontraria atractiva? ¿ella lo encontraria aceptable? Por lo poco que sabia de él, era un hombre huraño de mal carácter, más dado a la soledad de una biblioteca que a la calidez de la vida conyugal. — Oye, deja de tejer musarañas y ayúdame con el desayuno, Lorette...— reprochó con desenfado, una mujer a su lado, Aleli, su hermana, quien llevaba un cucharón de madera mientras se afanaba en revolver unos huevos. —¿En qué piensas, niña? Lorette se dispuso a preparar la masa para el pan, a la vez que meditaba si contarle lo ocurrido. Su hermana sabia de aquellos sueños y fue ella quien le recomendó torcerlos y hablar con aquel hombre. Pero dudaba que supiera como terminaría todo. —He vuelto a soñar con aquel Calé.— comentó al fin, no sabia como explicar todo lo ocurrido. — ¿Y bien?...— respondió su hermana mientras seguia revolviendo ingredientes en la caserola que llevaba al fuego.— ¿Haz hecho lo que te dije? Alelí no necesitó que le respondiera aquella pregunta, se dio cuenta de todo. O al menos la parte que si le importaba saber. — ¿Qué ha ocurrido exactamente?—inquirió apuntandola con el cucharon de madera. Lorette esquivó incomoda aquel ataque de imperiosidad y, para no mirar a su hermana, se enfocó en su masa. — Pues, nada... es un hombre comun, que simplemente se ha metido en mis sueños... o, bueno eso me ha dicho y me ha pedido disculpas por eso y...— no se atrevia a contarle todo lo demas, aquel beso y esa sensacion extraña al despertar.— Prometio buscarme... La mujer sabia que algo le estaba ocultando, pero no diria nada. Sonrió y prosiguió en su lavor, fingiendo muy bien su papel de tonta. —¡Oh vaya! — comentó como si tal cosa.—... Tienes un admirador... ¿no te resulta extraño que no haya aprovechado el sueño para besarte, hermanita? Vio como su hermana se ruborizaba con violencia, habia dado en el clavo. Era imposible que no lo hiciera ¡No en vano la conocía desde hacía diecisiete años! —No me puedes ocultar mucho y lo sabes...— observó victoriosa para luego apartarse del fuego, con las manos en la cintura —... pues bien, te diré algo sobre ese sueño y lo que puede llegar a ocurrir después. Siéntate un momento. Lorette, hizo lo que le pidió, vio como su hermana sacaba de su faja una bolsita de cuero pintado que llevaba una mano dibujada. — Pues bien...— dijo su hermana mientras desataba la bolsa y ponía un mantelito en la mesa.— Antes de esto, quiero contarte que aquel hombre, no es un simple hombre que se conectó a tu sueño por casualidad. Eso es imposible... ese hombre, es alguien que está fuertemente conectado a ti. Hizo una pausa y tomó sus runas con la mano derecha. Las meció con suavidad mientras pronunciaba en su interior una vieja canción que la ayudaba a entrar en sintonía con el mundo místico. — Veamos que será lo que tiene para ustedes, el destino... — murmuró indiferente, como si no estuviera allí. Dicho aquello, las tiró. Descartó las que salieron fuera del cuadrado de tela y tambien las que salieron boca abajo. Quedaron seis: romance, espigas, aves, anillos, lanzas cruzadas y luna... Las examinó pausadamente, sopesando cada una de ellas. Cuando estuvo segura de lo que habia leído levantó los ojos y la observó detenidamente. Sonrió al verla expectante y algo nerviosa. —Ya puedes entender la runa de romance y anillos ¿verdad?— habló pausadamente y esperó el débil asentimiento que le dio a entender el rotundo si de su hermana.— pues bien... todo indica que habrá un encuentro entre ambos, noticias inesperadas ¿algo de amor o solo una aventura? Eso no esta muy dicho aqui... pero, la luna habla de cambios fuertes en ambos... y las lanzas... una vez le oí decir a mi madrina que el amor no es amigo de la tranquilidad ... y creo que en esta oportunidad es la mejor forma de explicar todo esto... Hizo una pausa, en realidad no había demasiado por decir. Así solían ser las predicciones, que en realidad, eran consejos de lo que ya se sabía en el momento. Miró a Lorette a través de sus largas y tupidas pestañas. La niña la observaba expectante, conteniendo el aliento, como si temiera que con eso fuera a estropear la predicación. Le sonrió comprensiva, para luego agregar en lo que se encogía de hombros. —En fin, mi niña, grandes cambios se avecinan, una gran dicha viene al final, pero el camino será conflictivo y cuando esto acabe, ya no serás la misma, sino...— hizo una pausa, agregando un pequeña mueca, como señalando lo evidente— ... alguien distinto... Incluso, me atrevería a decir que serás una mujer fuerte y que superarás todos los obstáculos que se te presenten en esta etapa de tu vida, Lorette. Dicho esto guardó sus runas y volvió a sus labores. No hacía falta decir nada más. Además, había muchas cosas por hacer en ese día. Muchos preparativos para el gran encuentro que ocurriría en la noche. Mientras tanto, Lorette, prefirió guardarse para si misma todas esas dudas que habían surgido por aquella predicción. Decidió terminar de amasar el pan. A fin de cuentas, también le esperaba un día largo. Estaba más que segura que,ya tendría tiempo de pensar en todo aquello... o tal vez, no haría falta meditar tanto ¿Quién lo supiera? A fin de cuentas, no seria la primera ni ultima vez que su hermana predijera justamente lo que ocurriría ese mismo día.
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