Capítulo 16

1504 Words
Lawrence tragó saliva en seco. Debía reconocer que se sentía acorralado. A sus ojos, esa anécdota familiar era demasiado absurda y vergonzosa para contarla. No obstante, los ojos de Joel, eran claros en sus intenciones. No quería, ¡Exigía!, que le contase aquella parte de su historia. De modo que tomó aire y se aventuró a responder. —...Mi bato, contaba, pues, que se batió a duelo con un pretendiente de ella...— comenzó a explicar, notando como usaba muchas muletillas en ese esfuerzo—... Que estuvo a punto de matarlo. Pero, las suplicas de mi madre, que queria salvar aquel antiguo pretendiente que tanto la había amado, hizo que le perdonara la vida... Hizo una pausa, sintiendo sobre él, el peso de la mirada fría de ese hombre que parecía juzgar la veracidad de a breve relato. O quizás, estaba sopesando cuánto de eso creía que era cierto. —¡Oh! bueno, es mi bato, dudo mucho de la veracidad de aquella historia...— tuvo la necesidad de agregar. Por toda respuesta, Joel ensanchó una media sonrisa burlona. Una media sonrisa que lo hizo sentir aun más incómodo de lo que ya se sentía. ¿Qué estaría pasando por la mente de ese hombre? Saberlo, a Lawrence, le generaba ansiedad. Comenzaba a odiar con toda su alma ese maldito silencio taimado que Joel empleaba. Si su idea era la de sacarlo de las casillas, debía reconocer que le estaba funcionando a la perfección. Como también reconocía que debía dar gracias por no encontrarse allí negociando la mano de Lorette. De lo contrario, ya se podía dar cuenta que habría perdido todo asomo de posibilidades. Vio como Joel bebía un poco de vino y se limpiaba las comisuras de los labios con el dorso de su mano. —Nada más lejos de la realidad...— replicó al fin, con completa indiferencia, como si aquello ya se lo hubiese visto venir—... La verdad es que, tu abuelo materno no le aceptó el precio en oro. Pues tu madre ya estaba comprometida conmigo. Como él no se quería volver a su linda finca con las manos vacías. Pues... intentó retarme a duelo por su mano ¡Vaya a saber uno qué tenía en mente ese imbécil! Hizo otra pausa. Quizás, para escudriñar en la mirada de Lawrence el efecto que causaban sus palabras. O, tal vez, solo tenía ganas de hacer una pausa y remojar sus labios en el vino agrio que tenía en su taza desportilladas. Sin embargo, a Lawrence, le daba la impresión de que no estaba allí, sino inmerso en sus propios recuerdos. Rumiando el amargo sabor de aquel día. Se dio cuenta entonces de lo que callaba ese hombre. Se preguntó pues, cuántas mentiras como aquella, le había contado su padre a lo largo de toda su vida. De haber tenido el tiempo y la posibilidad de indagar al respecto, lo habría hecho. Pero, sea, vio como Joel se encogía de hombros, volviendo a lo que conocemos como mundo terrenal y mirándolo con una mueca altanera en la punta de la nariz. —¿Qué va? Para resumir, aquel imbécil era débil, como todos los señoritos de su calaña.— recordó con desprecio, para luego dirigir su mirada hacia la empuñadura de plata de la daga que Lawrence llevaba ceñida al cinto — ¡Ah! Veo que al menos tú sí tienes una daga encima. Espero que tú no seas como tu padre y sepas usarla, mocoso. En ese sentido, Lawrence podía respirar con tranquilidad. En el tema de destreza en armas, tenía la suerte de haber sido más juicioso que su padre y su hermano y darle mucha más importancia a ese arte. La daga de plata que, básicamente, era su inseparable compañera y no solo la tenía como un bonito adorno en su atuendo cotidiano. —Como sea, para resumirte aun más ese asunto...— insistió volviendo al tema como si tal fuera la cosa — Siento mucho tener que desilusionarte, pero, el que estuvo a punto de morir, fue él... y tu madre lo amaba tanto y no era una mujer a la que yo le pudiera decir que no... ¿creo que sabrás de lo que hablo? Ya sabes, cuando nos miran a los ojos y sentimos que nuestra voluntad se doblega... Hizo una breve pausa, dejando que la pregunta se deshiciera en el aire. Sonrió al notar la incomodidad de Lawrence ¡Vaya que parecía estar disfrutando de todo el espectáculo! Pues, resultaba para Lawrence que, el viejo, sabia algo y se lo estaba haciendo notar con esas palabras solapadas. —¡Oh, vaya que sí, sabes de lo que estoy hablando!— exclamó con altanero orgullo—... al juzgar por como ves a mi hija... Por toda respuesta, Lawrence desvió la mirada y tosió un par de veces. Bien, ya se daba cuenta que Joel los había visto al llegar. Por ese motivo, no podía negar que tenía razón. Aun así... —Puede que tenga razón... puede que yo lo entienda muy bien —respondió enigmatico intentando zanjar — En fin... ¿qué pasó entonces? Usted le perdonó la vida a mi padre y ellos se casaron, pero ¿y el pacto? Ya a esas alturas, no necesitaba realmente la respuesta de dicho pacto. Solo quería saber si, por casualidad, podía llegar a saber un poco más sobre su origen y el de su madre. Eso y que la conversación no girara en torno a él y lo que comenzaba a sentir por esa muchacha de cabellera de plata. Vio como Joel lo observaba con indolente incredulidad. Como si con eso le estuviera dando a entender que lo que él preguntaba era una obviedad. Quizás lo fuera, pero, Lawrence prefería tener las cosas claras y no suponer nada que no estuviera dicho. Joel se encogió de hombros con desinterés. — Obviamente, lo exigí yo mismo, como pago de aquel ultraje...— explicó como si fuera algo de lo más natural. Tenía sentido. Pues, para un gitano como Joel, ese tipo de formalidades, sería un asunto trivial de un día cualquiera. —¿O pensabas que se la regalé con un moño rojo en su hermosa cabellera negra?— siguió hablando, esta vez con dureza, era evidente que el recuerdo todavía dolía en su alma — No, mocoso, no podia dejar las cosas asi nada más. Tenia que cumplir un deber. Mis padres y tus abuelos querían unir nuestra sangre. Si ella no tenía los sesos suficientes para hacerse cargo de sus obligaciones, al menos, yo sí. Bien, quizás Lawrence estaba conociendo más de lo que deseaba. Resultaba evidente para él, que su madre nunca había sido perfecta y que, quizás, la decisión de formar una familia con un señorito payo, no había sido la mejor. Pero, jamás en su vida se había atrevido a esperar que aquellos errores del pasado fueran tan catastróficos como los hacía notar Joel. Aunque todavía quedaban muchas dudas, con eso podía entender un poco la prohibición de su padre de acercarse al campamento gitano. Lo que habían hecho era, lisa y llanamente: Una deshonra, tanto para la familia de su madre, como para la familia de Lorette. Eso, jamás pasaría desapercibido para los que aun quedaban en ese campamento y, muy posiblemente, jamás, sería aceptado allí. Pero, aunque se respondía esa cuestión, había otra que no dejaba de dar vueltas en su mente. Si tan deshonrosa era aquella unión, junto a todos sus frutos... ¿Por qué se encontraba allí en ese momento? Apunto estubo de preguntar y romper con ese silencio. Pero, no hizo falta. Vio como los ojos de Joel se suavizaban por momentos y se volvían tiernos, a la vez de nostálgicos. Lo vio suspirar y negar dos veces con la cabeza, como si estuviera hablándole a alguien que ya no se encontraba allí. Por un momento, Lawrence sintió pena por él. Por un momento, deseó que las cosas se hubieran dado de otra forma y no de esa. Por un momento, también le hubiera gustado que su madre estuviera con vida, para reprocharle sus errores. Esr hombre que estaba delante suyo, todavía la amaba. Quizás, si las cosas se hubieran dado de otra forma, la vida de su madre habría sido diferente. Tal vez, solo tal vez, su madre habría sido feliz como tanto había deseado. —Pero, lo cierto es que yo la amaba y no queria herirla, exigiéndole que se quedara conmigo...— explicó Joel con un dejo de nostalgia en la voz. Pero ese tono agridulce le duró lo que un parpadeo. En seguida, sacó pecho y volvió a esa misma actitud burlona y dura con la que había comenzado la conversación. —Mujer que no te ama, mujer que no te merece, dicen las viejas...— habló con orgullo, un orgullo herido que no engañaba a nadie —... pero no podia dejar pasar aquella afrenda, entonces acordé junto con tu padre que cuando tuviéramos hijos, estos se casarían...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD