—Estoy esperando su respuesta, agente —apremió luego de unos segundos sin que yo pudiera abrir la boca. La sorpresa no me lo permitía, no entendía por qué me estaba interrogando al respecto, y mucho menos sabía qué diablos responder a eso, porque en realidad seguía sin decidirme entre creer o no las palabras de Kok, que si bien sabía estaban cargadas de mala intención, también podrían perfectamente ser ciertas, ¿por qué lo haría en cualquier caso? Pero lo cierto era que la impaciencia que mostraban los ojos de la mujer frente a mí no me daría mucho más tiempo para meditarlo, así que decidí decir lo que tenía en la cabeza justo en ese momento, que quizás al final resultase la respuesta más apropiada. —La verdad, alteza… Es que no lo sé, y en realidad tampoco es de mi incumbencia —admití