Una ventisca fría me golpeó tan pronto como puse un pie fuera del palacio, tenía la necesidad de caminar un poco y relajarme, pero salir al jardín a esas horas bajo el clima de la ciudad esa noche, no era una idea particularmente brillante, y sin embargo me negué a retroceder. Empecé a caminar por el camino empedrado deseando haber usado pantalones esa noche, pero entonces un calor reconfortante me cubrió al instante. Miré sobre mi hombro y ví la chaqueta n3gra que ahora me cubría... Era chaqueta del traje de Dekkers. —Gracias —murmuré mientras él daba un paso atrás con un leve asentimiento de cabeza. —Para servirle —respondió con voz profunda y mirada atenta. Giré sobre mis talones y empecé a caminar, sintiendo ahora que el frío se había esfumado, sie do reemplazado por aquel maravil