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2258 Words
Había estado muchos meses lejos de Isa y ahora ella se marchaba. La idea me tenia muy triste, no tenía fecha de regreso, no sabia cuando la volvería a ver y quedaba poco tiempo para que se marchara. Al menos en unos días podría compartir todo un día con ella y la pequeña Eva, que ya había crecido tanto. Ya tenia una secretaria, así que mis funciones volvían a la normalidad. “Victor no es un mal tipo, Alex. Podrían incluso ser amigos. Me atrevo a decir que tienen ciertas similitudes” Esas habían sido sus palabras sobre el, pero ¿amigos? Si hace poco sentía unos celos incontrolables por ese hombre, ademas ¡¿amigos?! No estaba seguro, tener amigos no era mi fuerte, mas tendría que hacer un esfuerzo, se supone que ya sabia como socializar, ponerlo en práctica sería mi reto. — ¿Ya tienes todo lo que necesitas? Si hace falta algo podríamos ir esta tarde. — No, creo que ya tengo las ropas necesarias. — ¿Te hace falta algo en la casa? Quiero que estes cómoda. — Estoy muy cómoda, tu no te preocupes. — Sienna terminaba su desayuno. — ¿Quieres hacer alguna cosa? — He estado pensando, pero no lo se. Ayer recibí una llamada de mi padre, le dije que ya he salido. Ni siquiera me preguntó dónde estaba. Pero me ha ingresado dinero, no te preocupes, Alex. — No quiero que pases tanto tiempo sola en la casa, tampoco quiero que solo estes esperando a que yo llegue. Tiene que ser aburrido. — No pasa nada. ¿Qué hay con tu nueva secretaria? ¿Es bonita? — Supongo que si, no lo se. — Y…¿Isabella? — Si, ella ya no trabajará allí, pronto se irá del país. — Ah, bueno. — Ella pensaba que tu y yo teníamos algo, le aclaré que no. ¿Te lo imaginas? Eres una amiga muy preciada, Sienna. — me acerqué a ella para besar su mejilla, ya me iría a trabajar. — ¿Y dañar nuestra amistad por un intento de romance? Ni loca, Alex. — Lo se. Por cierto, quizás mañana iremos a comprar un coche. Tal vez ya es tiempo. — Me parece bien. — me acompañó hasta la puerta, dándome un abrazo. — Ten un buen día. No era una nueva etapa, era la misma pero un poco diferente y quería empezarla bien. — Buenos días, Selena. Soy Alexander Dimou, el nuevo CEO. —Me acerqué a la oficina de Victor una vez que dejé mis cosas en el escritorio de la mía. — Buenos días, señor Dimou. Claro que se quien es. — se puso de pie para recibirme. Creo que la había tomado por sorpresa. — Es un gusto que esté aquí nuevamente. Bienvenido — Gracias. ¿Podría pasar a hablar con el señor Soleman? — Si, ahora mismo no tiene nada importante. — se me adelantó y me abrió la puerta de la oficina de el. — Victor, el señor Dimou está aquí, quiere hablar contigo. Entré despacio, observando la oficina, era un poco acogedora. Selena salió y Víctor se acercó para saludarme, estrechamos nuestras manos. — Señor Dimou. — Lamento haber venido de improvisto, quise pasar para saludarle y avisar que estoy yo nuevamente a cargo de la empresa.— No recuerdo nunca haber pasado palabras con el, esto se sentía extraño. — Eso dicen los rumores. — Son ciertos. — Por favor, tome asiento. — Gracias, pero no voy a tardar mucho. Solo he venido a saludarle. ¿Podríamos tutearnos? — Desde luego, Alexander. — Gracias, nos vemos mas tarde, Victor. Creo que no había sido tan mal, ahora tenia que pasar por varias oficinas y hacer lo mismo. Ya eso era un paso. Mi nueva secretaria se llamaba Clarisa, era un poco mayor que yo y por lo visto le gustaba hablar. — Señor Dimou, ya voy a almorzar. ¿Se queda aquí? ¿No viene?— Aquello era una buena pregunta. No sabia si debía ir al comedor o almorzar fuera. Mi tío no comía aquí, Basil tampoco lo hacía. ¿Qué quería hacer yo? No estaba seguro. — ¿Me esperas? Guardo estos documentos y listo. — Si. — dijo sonriente. Creo que no quería ir sola. Seguro que no conocía a nadie. Guardé los documentos y salí de la oficina, para ir con ella al comedor. —¿Qué suele hacer, señor Dimou? — Solo tengo días en el puesto, después de una larga pausa. Lo que haga o no haga contará todo como nuevo. Por el momento almorzaré aquí. — Me alegra, suelo ser muy habladora pero en el inicio siempre me cuesta integrarme. — Pues mala idea, sentarte con tu jefe no es que te de nuevas oportunidades de integrarte, es todo lo contrario. — Me arriesgo, no me gusta comer sola. No se si era casualidad o habíamos llegado muy temprano, pero después que tomamos nuestras bandejas, observé la mesa donde me sentaba con Isa. Estaba vacía. Mis pies se movieron por inercia, tomé asiento donde solía hacerlo, Clarisa se sentó a mi lado y la silla de Isa se quedó vacía. Que nostalgia. — ¡Hola! tu debes de ser la nueva secretaria. — esa era Selena. — Soy Selena, secretaria de Víctor. Víctor Soleman, estoy al lado tuyo. — Colocó su bandeja en la mesa y la deslizó hacia el otro lado, con la intención de sentarse frente a mi. — Señor Dimou… ¿También puedo tutearlo? — preguntó, ya en la silla. — Claro, Selena. — ¡Alexander!— creo que lucía muy emocionada. — Es un nombre precioso. — Gracias. — Disculpen a mi entrometida secretaria, se auto invita ella sola. — No, pueden sentarse con nosotros, Víctor. No pasa nada, así conocen a mi nueva secretaria. — El tomó asiento en el lugar de Isa, era el único vacío. — Gracias. Soy Víctor. — se presentó con Clarisa. — Clarisa, mucho gusto. — Estas tomando el puesto de una amiga. — dijo con nostalgia, Selena. — Su nombre era Isa y renunció hace poco, no se porqué, supongo que tendría sus motivos, pero cuando llegue el fin de semana, la voy a tomar por la oreja y me tendrá que dar una explicación. Víctor la extraña mucho, le está destrozando el corazón a mi mejor amigo. Víctor la extraña mucho. Miraba su plato mientras su secretaria hablaba. — ¿Y como era ella?— quiso saber más Clarisa. — Una mujer hermosa, una persona muy amable y sociable, aunque era seria también muy graciosa incluso sin proponérselo. Todavía hoy le traje su chocolate, me costará perder la costumbre. Escucharlo hablar de esa manera sobre Isa me quitaba el apetito, miré mi plato, tocando la carne con mi tenedor, me obligué a probarla, no quería ser grosero en mi primer día con los amigos de Isa. — ¿Ustedes eran pareja?— creo que Clarisa ya había tomado confianza. — Podría decirse que si, pero también que no. — era Selena la que hablaba.— Tenían algo especial, pero no eran pareja. De ser por Víctor, hubiera sido, pero creo que Isa, a pesar de ser mi amiga tengo que admitir esto, se cohibía mucho, siempre peleábamos por eso, estaba metida en ella misma, sin dejarse salir o escapar. Es decir, te gusta alguien, no hay nada que te impida estar con esa persona y aun así, y aun así tu misma te limitas. Era de pensarse mucho las cosas. — Tal vez no estaba segura de una relación con el. — mis labios se movieron liberando las palabras que yo solo creí haber dicho en mi mente. Todos me miraban. — También conocía muy bien a Isa. — confesé. Quizás ella no quería que lo nuestro se supiera, estaba claro que los presentes no sabían nada de lo que una vez tuvimos, pero para nadie era un secreto que fuimos amigos. — Isa. — repitió Víctor, llenando su boca de comida. Masticaba con prisa, frunciendo su ceño, arrugando su frente. — ¿Por qué lo dices, Alexander? — Pues, creo que a simple vista puede ser alguien complicada, eso puede parecer, no lo desmiento, pero también si ella quiere y se propone algo, incluso lo que ella cree que la detiene, no puede retenerla. Si no tuvo o aceptó una relación con Víctor, simplemente era porque no quería. — lo decía por mi misma experiencia, cuando Isa no quiso continuar debido a que yo era su jefe, logramos pasar esa barrera, solo para encontrarnos con otra, pero esa la pasamos. — Pudimos haber tenido una relación, estuvimos cerca de eso. Nos gustábamos y nos seguimos gustando. Había esa chispa entre los dos, esa química. — Eso es cierto, solo debían de verlos cuando estaban justos, parecían dos adolescentes. — confirmó Selena, tomando un trago de su bebida. — Creo que esa tal Isabella parece ser una persona interesante. Me gustaría conocerla. ¿De donde la conoces tu? — la pregunta iba dirigida hacia mi. — Si, ¿Cómo es que se conocieron? Ella nunca nos dijo. — Yo trabajaba en archivos. — ¡¿En archivos?!— Clarisa estaba muy sorprendida. — ¡Pero eres el CEO! — Yo trabajaba en archivos y ella recientemente pasaba a ser secretaria del CEO. Un día fue a llevar unos documentos y ahí nos conocimos. No es una historia larga. — pero sí especial. Como todo lo que sucedió después, justo en esta mesa descubrí lo parlanchina que podría llegar hacer a pesar de su expresión seria, lo rápido que caló en mi ser y se quedó allí sin hacer ruido, hasta que me di cuenta de su presencia. Isabella Sass siempre estuviste muy dentro de mi, y creo que esa fue tu intención desde el principio, me notaste incluso antes que yo a ti.— Después yo pasé a ser el CEO y ella se quedó siento mi secretaria. — Lo raro es que ella nunca hablaba de ti, como para que digas que eran cercanos. . — Víctor había terminado su comida primero que nosotros. Me daba la impresión que ser amigos no podríamos, el seguía sintiendo algo por Isa y creo que el sospechaba que yo también. Coloqué mis cubiertos en señal de haber terminado, Selena miró mi plato y siguió comiendo, Clarisa ya había terminado también. — Lo espero en la oficina, gracias por almorzar con nosotros, espero que se repita.— tomó su bandeja, retirándose de la mesa. Víctor observó la Selena y está muy inconforme dejó de masticar, retirándose también. — Isa si te mencionó a ti. — Claro que lo hizo. ¿Por qué sospecho que ella renunció debido a ti? — Si no te dijo porqué renunció, considera que no tienes porqué saberlo. — No me agradas, Alexander, no me agradas desde que le dejabas todo el trabajo a Isabella y te quedabas recluido en tu oficina, como si fueras mejor que todos los que estábamos fuera de ella. — Creo que no deberías de opinar de lo que no sabes. — le aconsejé, sintiéndome enojado, el tampoco me agradaba. Presumía mucho de conocer a Isa, de tener algo especial con ella o de ser muy cercano. Imaginaba cosas. Nunca me vi como alguien celoso, tal vez se debía a que no tenia a quien celar, pero desde que vi la cercanía que Victor intentaba tener con ella, debo admitir que sentí celos. — Tu eras esa persona a la que Isabella no podía olvidar, ¿o estoy equivocado? ¿Por qué debía de ocultarlo? Además el ya parecía saberlo y yo quería gritárselo a la cara. — Isa y yo teníamos una relación. — Me alegra que incluyas la oración en pasado. Se empeñó mucho en ocultarlo, creo que también tenia sus motivos. Isabella no es alguien que se pueda tener oculta en algún lugar, donde sea que la pongas va a resaltar, no es una mujer para tener dentro de una vitrina, necesitaba y sigue necesitando conocerse, liberarse de si misma y explorar cosas nuevas. Hay un mundo basto que ella no conoce. Se que cuando Isabella decida explorar, ir mas allá de lo conocido, se topará conmigo y esta vez si no tendrá que sentir remordimientos por nada. — se puso de pie, con su bandeja entre sus manos. — Suerte. ¿De verdad Isa podría pensar que Victor y yo teníamos ciertas similitudes? Lo único que podíamos tener en común era ella, solo eso. Y por lo visto el se creía con ciertas posibilidades. Los próximos días seguimos almorzando juntos, como si nada hubiera pasado, dejando de lado la tensión que había siempre en la mesa, las chicas conversaban mucho e Isa dejó de ser un tema de interés. Me compré un coche, lo eligió Sienna, yo no tenia la mas mínima idea de cual quería y ninguno llamaba mi atención. Lo cierto era que hoy era viernes y después de varias horas de practica, yo estaba a las ocho de la mañana frente a la casa de Isa, en la dirección que ella me había dado la otra noche. Todo un día era todo un día. Y me había detenido de estar aquí a las siete, estaba como un niño en pleno día de navidad, esperando frente al árbol ansioso por ver los regalos. “Estoy frente a tu puerta” — le escribí. Mi regalo era un día con ella, a pesar de que no era navidad.
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