Isa bajó la mirada cuando el se acercó a la mesa.
— Hola.— dijo con timidez, bañado en nervios.
— Siéntate, Alex. — Levantó la mirada, observó a las personas detrás y a Alex, cómodo en un lugar público. Ese hecho le seguía alegrando y no podía ocultarlo. Sonrió al verlo sentado allí, tan tranquilo, tan hermoso, tan… Soltó un suspiró y volvió a bajar la mirada.
— Quiero pedirte disculpas por todo lo que dije en la oficina. Me… dejé llevar un poco, olvidándome que ya no tenemos una relación , que terminó hace mucho y que tú puedes estar con quien desees, ya sea Víctor o cualquier otra persona. Es normal que tengas una relación con el y que quieras respetar eso, yo también debo respetarlo. — Movía los ojos de un lado a otro, no encontraba en que concentrarse, pues Isa lo sacaba de concentración y el quería decir todo, sin que se le quedara nada.
— No estoy saliendo con Víctor, con nadie. — rascó su nuca, introduciendo los dedos en su pelo y ladeando la cabeza un poco al ver la sonrisa que se había dibujado en el rostro de Alex. — Tu también puedes salir con quien quieras, eres libre de eso.
— Yo no quiero salir con nadie mas. Solo contigo. No estoy con nadie, Isa.
— ¿Y la…?— Iba a preguntar por Sienna, pero prefirió no hacerlo.
— Sienna es mi amiga, nos conocimos mientras yo tomaba las terapias, me ayudó mucho, se está quedando un tiempo aquí. Amigos, solo eso.
— Ya veo. — ahora se sentía un poco tonta, pero los recordaba tan unidos, tan cercanos, jamás le hubiera pasado por la cabeza que solo eran amigos.
— No renuncies, por favor. No quiero que te vayas y de verdad, lamento muchas cosas de las que dije, estaba cegado, con un poco de todo y … y no quiero que te vayas, Isa. No podría tener a una secretaria mejor que tú, me conoces, nos conocemos y hemos trabajado juntos.— y el quería tenerla cerca a ella, a nadie mas.
— Ya no puedo quedarme, Alex. He tomado la decisión.
— Y no vas a retroceder.—. El lo sabia, pero valía la pena intentarlo.
— Lo siento. Ahora puedes estar con cualquier persona, eso no es ningún problema. — Ambos guardaron silencio. La mesera se acercó y el pidió agua, ella un zumo de naranja.
— ¿Qué vas hacer?
— Estoy pensando en marcharme de aquí. — dijo con lentitud, con la idea cada vez mas clara.
— ¡¿Marcharte?!— sintió un escalofrío recorrer toda su espalda, haciéndolo sacudir un poco el rostro, el amargo sabor de la tristeza lo hizo también morder sus labios.
— Me voy estas navidades a España, puede que luego me marche a Alemania. Quiero y necesito comenzar de nuevo. — Isa apretaba sus dedos debajo de la mesa.
— Eso es lejos. — tenía un nudo en la garganta. Observó sus ojos, viendo la determinación en ellos. — Isa, ¿es mi culpa?
— No. — dijo con firmeza. — No lo es. Tarde o temprano hubiera terminado pasando.
— Mentira. Es mi culpa, me extralimité esta mañana. Dije muchas cosas y
— ¡Alex! No es tu culpa. Ya me sentía así antes, antes de hoy.
— ¿Así como? ¿Cómo te sientes? — se acercó a ella, apoyando los brazos sobre la mesa. —Cuéntame como te sientes.
— Yo… — Volvió a bajar la mirada, ocultando las lagrimas que se asomaban, estaba a punto de bajar la guardia. — No lo se. — dijo con voz quebrada. — No lo se. Es una sensación horrible y extraña. No se que es. No me gusta. — sorbió su nariz y secó sus ojos. — Estoy bien, Alex. Se que pronto se me pasará.
— ¿Cómo puedo ayudarte? Haré lo que sea.
— Verte aquí, sentado en una cafetería repleta de gente, me ayuda. Me calma. No sabes la alegría que me proporciona que estés bien. Es magnífico.
— Contigo yo siempre estuve bien, para ti, para ti siempre estuve bien, ¿no lo recuerdas? Mi mundo siempre fue normal junto al tuyo.
— Ahora lo eres incluso sin mi. Eso si que es un logro. Las personas podrán ver al verdadero hombre que hay dentro de ti, te estas mostrando como realmente eres.
— Pero tú ya me conocías de esta manera, Isa.
— Por eso, estoy feliz de que los demás también puedan ver lo que yo vi. — Pero además de feliz, se sentía celosa de eso, también se sentía enojada por sentirse celosa, Alex se merecía todo, y ella lo sabía. Le daba miedo, a pesar de que ya no tenia que ver con ella, que todos vieran al maravilloso hombre que ella vio desde el primer día. Ahora estaba a la luz de todos, no se escondía detrás de un ordenador y una oficina repleta de cajas, documentos, tampoco se escondía dentro de su oficina o su puesto de CEO. Alex estaba expuesto a los ojos de todos y ella estaba segura que todos lo miraban , como nunca antes lo habían hecho. —Es tu momento, Alex y debes de aprovecharlo. Te perdías de mucho, el mundo está abierto a ti. — Volvió a secar sus lagrimas. La camarera se acercó con las bebidas, se hizo el silencio por un rato.
Alex no dejaba de mirar la expresión triste de Isa.
— Isa, yo te amo. Es algo que se desde hace tiempo ya. Y estos meses sin ti, solo me confirmaron que estar lejos de ti no debilita mi amor hacia ti. Me sienta… me sienta fatal que te vayas, pero me sienta aun peor que no te encuentres bien y si crees que debes de irte, solo hazlo, si aquí ya no eres feliz y no te encuentras bien, no dudes en hacerlo. Yo solo quiero que estes bien, incluso si no es cerca de mi.
Las lagrimas ene los ojos de ella no dejaban ver la expresión en el rostro de Alex, todo estaba borroso. Colocó sus brazos sobre la mesa y ocultó su rostro en ellos. El extendió su mano, acariciando su pelo.
Isabella sabia que Alex siempre fue muy maduro, incluso mas que ella, pero esta comprensión de su parte no se la esperaba.
Ella, a pesar de que también lo amaba, no estaba en condiciones de estar a su lado.
Tenía otras cosas que realizar antes de intentar compartir su vida con alguien mas.
Volvió a levantar la mirada, mas tranquila.
— El hecho es que yo también te amo, admito que intenté sacarte de mi corazón, el intento fue en vano. No pude hacer nada. Estas tan metido en mi ser.— Era completamente imposible ponerle un alto a sus lagrimas. —No quiero que me esperes, si eso es lo que piensas hacer. Preferiría que no.
— ¡No puedes pedirme eso!
— Claro que si, Alex. No puedo dejar que te quedes a la espera de mi.
— Lo haré, no es algo que me has pedido, así que tampoco puedes prohibírmelo.
— Alex…
— Nos amamos, Isa. ¿Quién quita que en un futuro nos encontremos nuevamente? Puedo esperar a ese día. Sin prisa, se que llegará.
— ¿Y si yo no te espero? Estarás esperando a alguien que no espera por ti.
— ¿Me esperarás? Isabella, ¿esperarás para vernos en mejores condiciones?
— Te esperaré. — respondió al cabo de unos segundos.— Se que nos podríamos volver a encontrar nuevamente. Quizás en un futuro próximo.
— Gracias. Quiero pedirte una cosa, antes de que te marches. — miraba fijamente el plato vacío sobre la mesa, sus lágrimas caían en el mantel, pero él intentaba mantener la compostura. — Debo decir que hice esto por mi, pero para disfrutarlo a tu lado. Fueron muchos lugares los que pasaron por mi mente a los que iría contigo, conocería a tu lado. Eran tantos que de verdad solo me llega uno a la mente y creo que es el que más se puede realizar, viendo nuestra situación actual y el poco tiempo que te queda aquí, tendrás muchas cosas por organizar y todo eso.
Isabella permanecía en silencio, pero sin dejar de mirarlo. En todo el rato observaba su rostro, solo quería hacer eso. Sabía que se iría y quizás podrían ser más de seis meses lo que tardaría en volver a verlo, mucho más que la esa última vez.
Contemplar su rostro, solo eso quería.
— ¿Que es eso que quieres pedirme? — preguntó con suma lentitud. No se imaginaba nada.
— ¿Podrías ir al cine conmigo? — colocó las manos sobre la mesa, a punto de buscar las de ella. — Tu, Eva y yo. Rodeados de muchas personas, disfrutando de una película. ¿Crees que eso podría ser?
— Claro que si, Alex. — La idea le encantaba, sabía que sería la primera persona con la que Alex iba al cine y a él le hacía también mucha ilusión. Miró su mano sobre la mesa y las acunó en las suyas. — Antes empezamos siendo amigos y ahora también lo somos. Hemos terminado hace meses una relación, no nuestra amistad. Aún veo al chico con la camisa blanca que tanto me llamó la atención. — le entró nostalgia y también se puso a llorar , rodeó la mesa para abrazarlo. — Me gustaste tanto, tanto, tanto. Cada día sin ti no ha sido bueno. He sentido un enorme vacío en estos meses.
— Isa…
— No, no cambiaré de decisión. He elegido marcharme y así lo haré.
— No quería decir eso, solo quería pedirte que no fuera solo el cine, un día completo contigo, con ustedes dos. No se si es pedir mucho pero…
— Hecho. Un día completo a tu lado podría venirme bien. —miró su rostro tan cerca del suyo. — Venirnos bien. — se corrigió, dejando salir una sonrisa. — ¿Te aparece bien el viernes?
— Me parece perfecto.