24

2106 Words
Se perfectamente que San tenía razón, es pronto para eso. Pero a Joan le hacía ilusión, así que no quería joderle eso. El resto de la tarde me la pasé jugando con Sun, mientras San estaba trabajando y atendiendo llamadas. Le dejé mi despacho para trabajar Sungi después de su siesta, se había activado. Es como su padre cuando le dan esos momentos raros donde es hiperactivo. Terminé agotada, me dejé caer en el sofá. Justo el chico apareció e imitó mi acción. - ¿Mucho trabajo? - Jackson no tiene ni puta idea de papeleo. Me ha llamado como 7 veces preguntando cosas realmente estúpidas. - No está acostumbrado a trabajar sin mi, normalmente lo hacemos juntos. Esta semana volveré a comisaría, no puedo quedarme aquí todo el día, acabaré desquiciada. - ¿No lo estás ya? Dijo en un tono burlesco. Le di un golpe en el hombro, haciéndome la ofendida. Fue en broma. - Oye… ¿Qué harás en San Valentín? - ¿San Valentín? ¿Ya estamos en febrero? Si cierto porque ha sido el cumple de Sun. - Si… ¿y qué harás? ¿Tienes algún plan para el sábado que viene? - Creo que no… - ¡Ya estoy en casa! Joan entró al salón dejando su americana sobre el sofá. - ¿De qué hablan? —preguntó curioso Joan. - De San Valentín, no recordaba que quedaba tan poco. Tampoco es que le tome importancia, es un día más. - Oh, el año pasado fuimos al restaurante ese tan refinado francés, no recuerdo el nombre. - Cierto, era el restaurante de Daniel Boulud. Creo que el restaurante se llamaba Daniel. - Si, cierto. Tenía el mismo nombre, un señor muy raro por cierto. - ¿Este año puedo invitarte a cenar? Como amigos, osea no es una cita por San Valentín ni nada de eso, sin etiquetas. Solo una cena. —me propuso San. - Por mi está bien, podemos ir los tres. —se adelantó a decir Joan. Yo entendí a San, pero Joan no. El entendió que era una cena para los tres, la cara de San lo decía todo. A mi me hacía bastante gracia la situación. - No, yo no Joan… - Voy reservar mesa para los tres, ¿le decimos a Teo que venga? ¿Y Jimin y Yauren? Jun no estará, ya que vuelve a Seúl a ver a su pareja. - No Joan, Yauren y Jimin tendrán planes… además es solo para khlo…. - Cierto, ellos tendrán planes raros de pareja, hablaré con Teo e iremos los cuatro. Voy a reservar de inmediato. No dejó hablar a San, terminó saliendo del salón y subiendo las escaleras hablando con Teo. - Joan… Tu me entendiste ¿verdad? - Si, lo pille a la primera. - Quería pasar un rato contigo e invitarte a cenar, pero Joan no piensa igual. - Puedes invitarme cualquier otro día, no solo en San Valentín. Como ya dijiste, no es una cita, solo una cena. - ¿El siguiente sábado, después de San Valentín estarás libre? - Revisaré mi agenda, ya te diré. El chico sonrió, mirando sus manos. Era tan raro tenerlo aquí. Cuando pasó todo aquello y me vine a New York, tenía fe de que él viniera a buscarme. Lo esperé por todo un año, pero nunca llegó. Me prometí a mi misma no volver a pensar en él ¿y mírame ahora? De nuevo estoy cayendo en sus encantos… Mentalmente me digo que no me haga más daño a mi misma, que no lo vea como algo más que una ex pareja. Pero mi corazón aún tiene fe en él, algo totalmente estúpido y ridículo. - Yo me voy a la cama. Hae no tardará en llegar, ya ha cenado. - Está bien, descansa. Yo subiré a dormir cuando llegue Hae. Asentí, para después levantarme del sofá. Me mareé tanto que tuve que volver a sentarme. - ¿¿Hey estas bien?? Despacio, Khloe. - Todo da vueltas… - Te has levantado demasiado rápido. Tienes que hacerlo más despacio. Suspire profundamente, mientras me agarraba la cabeza. - te llevaré hasta las escaleras. ¡Jeon Joan! Gritó mientras se levantaba, me ayudó a levantarme y rodeo mi cintura con sus brazos. Lo mire a los ojos, y él a mi. Su mirada bajaba a mis labios. No, no, no… pero quiero… - ¿¿¡si San!?? Hablo desde la parte de arriba de la casa. Haciendo que saliera de mi trance, pero ya tenía al chico a centímetros de mi. Junto nuestras frentes y suspiro. - Te llevaré hasta las escaleras. Se separó y pasó uno de sus brazos por debajo de los míos, quedando mi brazo por encima de sus hombros. En las escaleras, Joan me ayudó a subir y llegar a la habitación. Me dejé caer sobre la cama, exhausta. - ¿Estás cansada? - No puedo tenerle tan cerca, Joan. Me siento mal. El chico se tumbó a mi lado, sin importar que estuviera en ropa interior. Apoyó su cabeza en mi brazo, como si fuera una almohada. Y me miró atentamente. - Por ahora es lo mejor que tenemos, nos hace falta su ayuda. Solo mirate, estas como si llevases tres días trabajando de mula. Incluso te hemos tenido que ayudar a subir… - Lo se… odio esto. - Solo será hasta que yo termine las negociaciones y tenga más tiempo libre. - Lo sé, no te preocupes. - Voy a ducharme y bajaré a ver si ya ha venido Hae. Si necesitas algo grita. Asentí, para después ver cómo el chico se metía en el baño. Me metí directamente en la cama y me acomode para dormir. Antes de cerrar los ojos, vi como zheus entró en la habitación y se tumbó en el suelo, justo a mi lado. {☆▪︎☆} Eran las 11 de la mañana, acababa de llegar a comisaría. Estaba dejando mi abrigo sobre mi silla, me asuste al escuchar un estruendo. Me agaché, tapándose los oídos por el pitido intenso. El resto de policías estaban asustados, otros estaban en el suelo por el impacto. Escuchaba gritos, todo era un jodido caos. Sentí como me abrazaban por la espalda, en un intento de protegerme. Reconocí su perfume, era San. El chico hablaba pero no entendía nada, el dichoso pitido era tan intenso que no podía escuchar nada más. Encima se juntaba con los gritos de los policías y las sirenas de los coches patrullas. Lo siguiente que escuché fue a mi padre. Nos sacó de ahí. Terminamos en el depósito, con Yauren y algunos policías heridos. - Quedaros aquí, no salgáis por nada del mundo. San si ves a alguien raro, dispara directamente. Hemos sufrido un atentado. Salió por la puerta a toda prisa. No entendía nada, estaba asustada. - ¿¿Qué está pasando?? Yauren atendía a los policías heridos, que estaban en el suelo. Juraría haber visto a dos policías muertos. - Relájate. Fue un atentado, han puesto una bomba en la comisaría. - ¿¡Qué!? Empecé a alterarme, hasta el punto de faltarme la respiración. El chico me dio una bolsa, para ayudarme a respirar. - Todo está bien. Relájate. Decía mientras daba leves palmadas en mi espalda. - ¡Nada está bien San! ¡Hay policías heridos y esos dos están muertos! Dije señalando a los dos policías, a los que una sábana blanca los cubría. - Debemos salir de aquí, vámonos a casa de inmediato. - Pero mi padre ha dicho que no salgamos… - Estas histerica, no puedes respirar bien. Debemos salir a tomar el aire. El chico terminó sacándome de la comisaría, me llevó a su coche. Primero inspeccionó el coche. Para después entrar los dos. - Iremos a comprar algo de beber. Me limité a asentir. Todavía necesitaba procesar lo que había pasado. Miles de ambulancias y coches patrullas estaban parados en la puerta de la comisaría. Paramos en una gasolinera, San compró un par de Coca-Colas y unas galletas. Después entró de nuevo en el coche y nos llevó a un mirador. - ¿¡Qué mierda ha pasado!? - Pusieron una bomba en nuestra planta. De hecho fue en tu supuesto despacho, el que nunca usas pero lleva tu nombre en la puerta. Inspectora Min. - ¿¿Querían matarme?? ¿¿o era una amenaza?? - No lo sé… si de verdad iban a por ti, deberían saber que tu no utilizas el despacho. ¿Por qué no utilizas tu despacho? - No soy más que nadie, tener un despacho me parece arrogante. Yo trabajo con mi equipo, no con una silla acolchada. Y un letrero con mi identificación. - Doy gracias a dios por tu estúpida, pero muy correcta forma de pensar. Si llegas a estar ahí dentro yo también habría muerto, y no hablo por la bomba. Habría muerto por dentro. - Pero estoy bien, estamos bien… no puedo decir lo mismo de esos agentes, ¡Dios es culpa mía! - No digas estupideces. La única culpa es del que puso la bomba. Llamaré a tu padre y le avisaré de que nos hemos alejado. El chico se puso a hablar por teléfono, mientras yo bebía de la lata mirando a cualquier punto fijo del coche. Estaba dándole vueltas a todo lo que había pasado, desde que entré en la comisaría. De golpe deje caer la Coca-Cola y mire al chico espantada. - ¡Ya lo se! ¡ya de quién fue! ¡Lo vi! Soy tan estúpida que lo tuve delante, me hablo… El chico colgó el teléfono y puso toda su atención en mí, mientras agarraba mis manos en un intento fallido de tranquilizarme. - No hables tan rápido, despacio. ¿Qué pasó? ¿¿Qué te dijo?? - Venía vestido de repartidor, me pregunto donde estaba el antiguo despacho del inspector Smith. El que ahora es mío. No le tome importancia, porque muchas veces llegan cartas o paquetes a nombre del señor Smith y él viene a recogerlos. Yo se lo dije… y el hombre me dio la mano y un pequeño papel. - ¿Un papel? - Si, deduje que era la factura o el recibo del paquete. - ¿¿Dónde lo dejaste?? - Lo tengo aquí. Dije mientras sacaba el papel del bolsillo trasero de mi pantalón. Se lo entregué al chico. - No es una factura, mucho menos un recibo. Es una amenaza y una pista. - ¿Qué? - 《 Inspectora Min, la pequeña explosión fue una pequeña advertencia. Se que le encanta jugar, y a mi también. 》 El chico leía el papel en voz alta, yo ponía suma atención a cada palabra. - 《 Se todo de ti, querida. Se de tu vida en New York y se, de tu vida en corea. Nos hemos cruzado antes, mucho antes. Nos hemos visto 3 veces en la vida y ninguna de esas tres me diste alguna importancia. No soy relevante para ti. El juego acaba de empezar, deberías tener cuidado ahora más que nunca, no queremos que pase lo mismo que le pasó a Estela Montoro. Pobre bebe, él no tuvo la culpa. Tú sí.》PD: Mira bien detrás de la oreja de Estela, muchos cuchichean de ella, como lo hacían de ti, en el campus…. - Joder… - No me jodas. Va a por ti… Voy a mandar una patrulla a recoger a las niñas, traeré agentes de Seúl. ¿¿Y si volvemos a Seúl?? Es mucho más seguro que New York ahora mismo. - Yo no sé qué hacer… no podemos dejar el caso así por así. Lee Donghae merece encontrar al asesino de su hermano, de su pareja y de su hijo. Y la demás familia de las víctimas, ¿¿y si siguen matando a personas inocentes?? Mi trabajo es encontrar y encarcelar a esas personas, por muy difícil y peligroso que sea. Es mi trabajo. - Nuestro trabajo. Entiendo perfectamente tu punto de vista, pero también hay que pensar en nuestra familia, en las niñas y en el futuro bebe, Khloe. No voy a permitir que te pase nada por un estúpido caso. Soy tu superior y te prohíbo entrar en comisaría hasta nueva orden. - ¿¡Qué!? No puedes prohibirme nada. Soy la jefa de este caso. - No, yo soy quien lleva el caso. Soy tu superior, porque llevo un año más como inspector. Eso me convierte en tu jefe y ordenó que no pises comisaría hasta nueva orden. Sentí una impotencia enorme. Odio que sea mi superior. Y odio acatar órdenes.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD