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2549 Words
Subí con Sun en brazos, hasta el baño. Me encargué de llenar la bañera y meterla. - ¡Quiero un baño de espuma! - Está bien, tendrás baño de espuma. - Oye papá… - ¿si, Sun? Pregunté mientras mojaba el pelo a la niña y esta jugaba con el agua. - ¿Tú quieres a mamá? Suspire, mientras me apoyaba en la bañera como si de una barra del bar se tratara. La niña me miraba atentamente, con esos ojos tan curiosos. - Sun cariño, no quiero a tu madre, yo la amo. - ¿Entonces por qué no estáis juntos? - Es complicado, no me porte bien con mamá y le hice daño. - ¿Fuiste malo con ella? Pero discúlpate con mamá, y te perdonará, como cuando le rompí el iPad del trabajo. - Ojalá fuera tan fácil para mi. Pero no es así, pequeño enano. - ¿Qué le hiciste? - Papá se portó mal con mamá, le grité y le dije cosas feas. - ¿Por eso mamá sale con otros hombres? Solté automáticamente la esponja, haciendo que el agua saliera salpicada. - ¿Qué? ¿Otros hombres? ¿Mamá ve a otros hombres? - El tío Jimin le dijo a mamá que debía tener citas y olvidarte del idiota de Min. ¿Quién es Min? - Ese enano hijo de put… ese tonto enano. ¿Entonces mamá se ha estado viendo con otros hombres? - Si, pero no le salían bien. Eso le decía a la tía Yauren. - Es hora de salir de la bañera. Terminé de asear a la niña, le puse el pijama y le sequé el pelo. Para después bajar los dos y dirigirnos al comedor, donde ya estaba la mesa puesta. Deje a la niña allí, y entre en la cocina. Donde la chica estaba terminando de preparar la cena. - ¿¡Has estado viendo a otros hombres!? La chica se dio la vuelta, quedando frente a frente. Su expresión facial denotaba confusión y sorpresa. - ¿Qué? - ¿¿En serio has estado viendo a otros hombres?? - En primera, relájate. En segunda, si, estuve teniendo citas, para rehacer mi vida durante el último año. En tercera, eso no debería importarte y mucho menos molestarte. - Claro que me molesta, eres mi mujer. - Ahora soy tu mujer, pero cuando nació Sun y en los últimos 4 años era una desconocida ¿no? No me vengas ahora con reproches. Si quiero tendré citas, al fin y al cabo tu y yo no somos nada amoroso. Dicho eso salió de la cocina, llevando los platos de la comida. Cerré los puños con fuerza, por la frustración. Bufe, para después sentarme en la mesa. - Pero ya no estás viendo a nadie ¿no? - De hecho si, llevo 6 meses hablando con un chico muy agradable. Es empresario y tiene 32 años. - Es demasiado mayor, tienes 24 años Khloe. - 25 del mes que viene. - Me la suda. Sigue siendo muy mayor. - Tal vez tenga la madurez, que no tienes tú. - Yo soy una persona muy madura. No parece que vaya a cumplir 27. - Pelearse por unos pantalones es super maduro. —soltó ella con ironía. - ¡Fue culpa de Joan! Se puso mis pantalones. La chica rodó los ojos, para seguir comiendo. - Me da igual lo que digas, deberías dejar de hablar con desconocidos. - Ya le he visto en persona dos veces. Fue antes de que vinieras tú. Tuvimos dos salidas. Una al parque y otra a cenar. Es un hombre atractivo, alto, musculoso, va mucho al gimnasio. Es rubio de ojos azules y tiene algo de barba, no muy larga. Lo hace atractivo. Si lo que quiere es molestar me o ponerme celoso, lo ha conseguido. - No es tu tipo. Osea es todo lo contrario a mi. - ¿Ahora sabes que es lo que me gusta a mi? - Pues si, por algo te casaste conmigo. - Me casé contigo estando embarazada y en las Vegas. - ¿¡Estás insinuando que fuiste obligada a casarte conmigo!? - No levantes la voz, San. Sun está aquí. Espere a que la niña terminará de comer y a que la chica acostara a la niña. Estaba sentado en el sofá, estaba muy molesto. Me dolió que diera a entender que se casó conmigo por obligación. Yo no la obligué a nada nunca. La chica apareció por las escaleras, se sentó a mi lado. Y apoyó una de sus manos en mi pierna, la mire. - Lo siento. Me moleste contigo y dije cosas hirientes y fuera de contexto. Reflexionando me di cuenta de la gran estupidez que dije y tu no me obligaste a nada… lo que quería decir es que estaba embarazada, era prácticamente una adolescente, no sabía lo que era realmente el matrimonio y de hecho no lo se. Suspiré profundamente, para después acariciar su mano, mientras no apartaba la mirada de estas. - Me dolió. Pero comprendo que cuando estamos enfadados y en un momento de ira decimos cosas hirientes. Yo mismo he hecho eso contigo. Por favor dame una oportunidad para intentarlo… intentemos ser un matrimonio de verdad. - No estoy preparada para eso, San. Lo del chico iba en serio… nos estamos conociendo. - Pues haz lo mismo conmigo. ¿Ese tipo sabe que tienes hijas? ¿Sabe que estás casada? ¿Sabe que estás embarazada de nuevo de tu marido? - Sabe de ti y de las niñas, pero no sabe que estoy de nuevo embarazada… - Por favor dame otra oportunidad, te quiero y quiero formar una familia contigo, quiero a nuestra familia. Hablaba mientras le acariciaba la mejilla con mi pulgar. Mirándola directamente a los ojos, ella evitaba mirarme. - El problema es que yo ya he creado mi propia familia, porque tu no estabas. Es momento de que me vaya a la cama. - No, espera, Khloe. Por fin me miró a los ojos, les tenía rojos por aguantar las lágrimas. Sin pensarlo, agarre su barbilla y la bese. Necesitaba transmitir tantas cosas, pero las palabras no se me dan bien. Al principio hizo el amago de querer apartarme, pero terminé dejándome caer sobre ella en el sofá, impidiendo que se fuera. Nos terminamos separando del beso, por falta de aire. La chica tenía los ojos cerrados, pero pude apreciar el recorrido de alguna que otra lágrima por sus mejillas. En vez de volver a besarla, acomode mi cabeza en su cuello, mientras me limitaba a respirar profundamente. Me deleitará con su aroma y cercanía. No me hacía falta nada más. - Me haces daño, San… me haces daño en el corazón. No se que pensar o que hacer contigo. Por momentos quiero alejarme de ti, pero a la vez tengo fe en ti, en que cambiaste. No sabía realmente qué decir. Me limité a escucharla hablar. La chica terminó quedándose dormida y yo por poco. La subí a su habitación y la acomodé en la cama. Me tumbé a su lado y me quedé mirándola. Así estuve por horas, no podía dormir. Decidí hacer algo estúpido. Baje las sábanas hasta más abajo de la cintura de la chica y le subí un poco la camiseta, dejando ver su vientre. Para estar de tres meses ya es notable que ahí algo hay. Me acerqué todo lo posible, hasta quedar mi cara a centímetros de su vientre. - Esto es estúpido, se que aun no me escuchas… O creo eso, no se exactamente cuando ya puedes escucharnos. Tampoco sé cómo debería dirigirme a ti… hijo o hija. Tengo esperanzas de que seas un niño, no es por preferencia o algo así, es solo por tener un niño en casa, ya son dos niñas y es todo un caos. La chica se movió, asustándome. Se puso de lado. Pero seguía teniendo al vientre de mi lado. Suspiré con cansancio. - Esto es absurdo, pero no puedo dormir. Papá sufre a menudo de insomnio. Es algo que me quedó de Sun, como una especie de castigo por no haber estado más con ella. Me despierto de madrugada… bueno será mejor que te deje dormir, no quiero que des problemas a tu madre. Dije mientras me atrevía a tocar el vientre de la chica, era evidente que no notaría nada. Hasta el 5 mes, si mal no recuerdo no se siente movimiento. Después coloque bien la camiseta de la chica y la tape, lo que menos quiero ahora es que se resfríe. Me volví a acomodar en la cama y cerré los ojos. Estaba a punto de dormir me. Hasta que escucho un grito por parte de Sun - ¡Mamá! Me levanté a toda prisa y fui a su habitación, entré corriendo y fui hasta su cama. Donde la niña estaba llorando. La sujeté en brazos, mientras intentaba calmarla. - ssh, papá está aquí. ¿Qué pasó? - Tengo miedo papá. - Ya está, yo estoy aquí, tranquilízate ¿vale? - Quiero ir con mamá. - Ahora vamos, primero relájate, no debemos despertarla. Conseguí que la niña se relajara y se durmiera entre lágrimas. La llevé a la habitación principal y la acosté al lado de Khloe. Para después tumbarme a su lado. La niña se aferró a mi. Una hora después por fin me quedé dormido. {♡▪︎♡} La semana siguiente fue rara. Khloe está distante, más de lo habitual. Y Sun está bastante mal, no lo está pasando bien se despierta de madrugada llorando y asustada. No podemos dejarla sola. Ya sea con Khloe, con Joan o conmigo. Tampoco quiere salir de casa. Hae empezó en una nueva escuela, me encargué yo de buscar la escuela más segura. Es un centro privado de igual manera, pero es más un internado, que una escuela. Es lo más seguro que he encontrado, Hae es una niña que no puede estar en casa más de un día, o termina volviéndose loca e hiperactiva. Necesita hacer cosas y necesita aprender cosas nuevas y socializar diariamente. Me encargo de llevarla bien temprano a clase, después voy a comisaría, me reúno con el equipo y vuelvo a casa. Así es todos los días. Yauren viene todas las tardes para estar con Khloe, ya han empezado a salir de casa, pero siempre con policías. Cuando salen, yo me quedo con Sun. Joan está hasta arriba de trabajo, se le nota apagado y cansado. Está teniendo problemas con las negociaciones, ya que una de las empresas de marketing se está echando para atrás. Teo y Jimin están con él, pero sé que él preferiría estar en casa con Khloe y las niñas. También se que la chica lo apoya incondicionalmente, incluso se que le envía notas que le mete junto a la comida para animarle el día. Me gustaría ser yo, Joan… Llegué justo a casa, eran pasadas las 12 de la mañana. Hoy llegué mucho más pronto de lo normal. Dejé mi abrigo en el perchero, pero me pareció raro ver otro abrigo de hombre. Y un maletín que no era el mío, ni el de Joan. Escuché varias risas provenientes de la cocina, no reconocí esa voz. Era de hombre y tenía acento británico. Sin pensarlo, me dirigí a la cocina. Donde vi a la chica con otro hombre, tomando un café mientras reían. Entre sin pensármelo. La chica me miró con los ojos más abiertos de lo normal, el tipo también reparó en mí. Por sus rasgos, deduzco que es el tipo con el que había salido varias veces Khloe. Lo que no entiendo, es qué mierda hace ese tipo aquí. - San… no pensé que llegarás pronto. - Ni yo encontrar a un hombre desconocido en mi casa. Los dos nos llevamos una sorpresa. - ¿él es el padre de Sun? —preguntó el hombre. - Si, y de Hae. Y del próximo bebe. ¿Tu eres? —Solté con cierta molestia. - Soy Thomas. Thomas Scott. El tipo puso la mano para un apretón, lo ignoré. No pensaba darle la mano. - ¿Y que se supone que haces aquí? - San, Sun quería verte, porque no vas mejor con ella. —comentó Khloe, prácticamente echándome del lugar. - Me gustaría saber más de Thomas. - Pero yo no quiero que sepas más de Thomas. La chica sonreía falsamente, para después agarrar mi brazo y sacarme de la cocina. - Por favor deja de joderlo, San. - No hice nada, solo estábamos hablando. Tengo muchas cosas que decirle y preguntarle. - No, no y no. Por favor San… - ¡papá! La niña se acababa de despertar, fue corriendo a mis brazos. Para después abrazarme por el cuello. - Vamos a jugar, mientras mamá habla con el tipo engreído. Me lleve a la niña de nuevo al sofá, la chica se metió de nuevo en la cocina. Senté a esta en mi regazo. - ¿Quién es el hombre que está con mamá? - Un tipo que no me agrada. - A mí tampoco… es malo. - Puede ser, pero no puedo prohibirle a mamá verle. Si no se enfadara conmigo. - Pero ella dice que no puedo juntarme con niños malos, ¿por qué ella puede hacerlo con hombres malos? ¿no puedes castigarla? - Cariño, solo los papás pueden castigar a los hijos, no a sus parejas. El abuelo Rich podría castigar a mamá, pero yo no. - Ujum… Me pasé el resto de la mañana jugando con la pequeña, hasta que llegó la hora de comer. El tipo y la chica salieron de la cocina, ella lo acompañó a la puerta. Y se despidió de la chica con un abrazo y un beso en la mejilla. Después la chica cerró la puerta. Y volvió a la cocina. Fui tras ella, dejando a Sun en el salón. Apoyé mis manos en la barra americana de la cocina. La chica lavaba los vasos utilizados. - No me agrada ese tipo. Es un prepotente, ¿quien va vestido de traje? - Es empresario, San. —le defendió sin mirarme. - Como si es cura. No me agrada ese hombre y a Sun tampoco. - No pongas a la niña en contra del chico. - ¿Chico? Tiene más de 30 tacos, no es un chico. Ya es un señor. Me acerqué más a la chica, quedando a centímetros de su espalda. Ella seguía atenta a lavar los vasos. - Me estás evitando, ya de por si lo haces. Pero ahora más. ¿He dicho o hecho algo? - Te escuche, San. - ¿Que me escuchaste? ¿de qué hablas? - La semana pasada en la noche, te escuché. Yo estaba despierta, cuando tu… - Me escuchaste hablar con el bebé… dios, que vergüenza. - Me entró el pánico, y por eso te evitaba. Sentí que estábamos otra vez en el campus… y me asusté. - Esta vez prometo que será mejor, las cosas serán diferentes. Lo están siendo, pero también necesito que pongas de tu parte. ¿Y si vamos hoy a por la primera ecografía? - ¿Hoy..? No es pronto… - Ya pasaron los tres meses y una semana. Ya es hora de hacer la primera.
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