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2075 Words
Llegué 10 minutos tarde a la cena, Joan me abrió la puerta, del apartamento de los Park. - ¿Dónde estabas? llegas tarde, Jimin estaba empezando a preguntar exageradamente por ti. - lo siento, me lie en el trabajo. Perdí la noción del tiempo. - algo anda mal contigo… ¿Quieres hablar? - ahora mismo no, Joan. Luego hablamos en casa. Este asintió, ahora no era el mejor momento para hablar. Cruzamos los dos el pasillo, hasta llegar a la sala. Donde estaban todos sentados en el sofá hablando. Jun se levantó de inmediato al verme, no lo dude dos veces. Lo abracé como si no hubiera un mañana, lo añoraba tanto. Lo mismo pasó con John y Joseph. - Wow no cambiaste casi nada… - ¡Pero si está súper diferente! - Estoy con John, ahora parece más una mujer adulta. Ya no es la chica con traje de animadora… La añoranza estaba en su tono de voz, más bien, estaba presente en todos nosotros. - Será porque yo vengo todos los años a verla, y ustedes no. Eso fue una pullita hacia los dos chicos. Estos hicieron una mueca de disgusto. - Sabes que estamos ocupados. Nuestra vida está en corea, nuestro trabajo, nuestras casas y mi pareja. Es complicado para mi viajar a New York, pero al menos pude venir esta semana. - Exacto, yo estoy igual que Joseph. Menos por lo de la pareja, no tengo esa suerte. - No os preocupéis, sabemos que es complicado. Nosotros estamos igual, el trabajo ocupa el 50% de nuestro día y el otro 50% lo tienen las niñas. —añadió Joan quitándole importancia. - Qué dura es la vida de adulto… Hablo desde el sofá de terciopelo n***o, ajuego con los tonos grises y blancos del minimalita piso de los Park. Yauren debía encargarse de la decoración de la casa… - Iré acabando de preparar la cena, haber si llega San de una vez. El chico salió de la sala, no estaba del mejor humor a pesar de mostrarse sonriente. Se ve que está inquieto por lo importante que es esta noche para él. Me siento asqueada conmigo misma, casi arruinó su cena tan importante y además de eso, me doy asco por haber caído tan bajo teniendo tal acto con San. Aun peor me sentí, al verlo entrar por la puerta de la sala. Evite a toda costa cualquier tipo de contacto con él, Joan se dio cuenta de mi incomodidad. - ¿Me acompañas un momento al balcón? Asentí, me levanté y fui con él al balcón. Sin articular palabra. El chico se apoyó en el puro del balcón, observando toda la ciudad. Es un noveno piso, así que, se ve prácticamente toda la ciudad. Hacía frío, era inevitable que me auto abrazara. Para obtener calor. El chico suspiró profundamente, sin apartar su vista de las luces navideñas de la ciudad. - Si te sientes mal con su presencia podemos irnos. - No podemos hacer eso Joan, Jimin está entusiasmado con esta cena. Lleva preparándola mucho tiempo, no pienso joderla. - Aun así, nos iremos pronto ¿vale? Asentí. Después de eso entramos junto a los demás, quienes ya se dirigían a la enorme mesa preparada en el comedor de los Park. Los chicos ya habían saludado a San, y ya se habían puesto al día. Durante la cena hablaron del caso y del porqué San estaba aún en New York, yo evitaba mirarlo. Me limitaba a asentir sin apartar la vista de mi plato. A pesar de notar la atenta mirada de San, quien estaba en una de las esquinas de la mesa. Joan sentía que algo no iba bien conmigo, por debajo de la mesa entrelazo nuestras manos. Dándome confianza y seguridad. Lo que no sabe es que, me siento horrible mente incómoda. - ¿Podremos ver esta semana a las niñas? Hace de eso literalmente 3 años que no las veo, la última vez Sun era bebe de 3 meses. —pidió John - Igual me pasa a mi, seguro ha de estar enorme. —añadió Joseph sonriente y con añoranza. - Yo las vi meses atrás y están muy grandes. —alardeo el mayor de los chicos. - Literal crecen por día… Incluso yo que estoy día a día con ellas, noto como van creciendo durante los meses. El menor de los 7 chicos, sonreía y arrugaba su nariz siempre que hablaba de las niñas. Algo que me parece adorable, Joan adora a las pequeñas. La cena continúo, llegamos a los postres. Jimin se puso en pie, sonreía tanto que literalmente no debía de ver nada. Yauren sin embargo estaba neutra, como la mayoría del tiempo. Es algo normal en ella, es su rara personalidad. Pero es evidente que está emocionada, con la nueva experiencia que vivirá. Jimin dio un golpecito a su copa, con una pequeña cuchara. Intentando llamar la atención de todos la mesa. Todos de inmediato se centraron en el chico de cabello rubio teñido. - Tengo una noticia que daros. Es importante para mí, así que espero que me escuchen atentamente. - Ya suéltalo, ¿Qué pasa? ¿Te han despedido? —bromeó Jun, el mayor de los chicos. - ¿Has tirado el pastel ese que estabas haciendo? Seguro se cayó al suelo llevándolo… —siguió con la broma John. Los dos se echaron a reír, seguramente por la imagen que se montaron en la cabeza. Lo admito, yo también me lo imagine. - ¡Ya! Chicos, no sean groseros conmigo… - No les hagas caso, cuéntanos Jiminie El rubio volvió a emocionarse, sonrió tontamente mientras se balanceaba nervioso. - Chicos, hyungs ¡seré padre! Habló al fin, todos se quedaron en silencio, mirándose unos a otros sorprendidos. El más sorprendido diría que era Jun o John… - ¡¡Felicidades jimin!! —Gritó Joan el primero. - ¡Y Yauren obvio! —se unió Teo. - ¿¿Es en serio?? Este se levantó emocionado y abrazó a Jimin, quien no paraba de sonreír. Me sentía feliz por ellos dos, pero angustiada e incómoda, porque Min San no dejaba de mirarme. A pesar de todo el barullo de la mesa, él seguía sentado frente a mí, observando me. Era incapaz de mirarlo. Necesitaba que esta noche acabase cuanto antes. El resto de la noche, me la pase pegada como una lapa a Joan. Menos en una ocasión en la que tuve la oportunidad de hablar con Yauren en privado. Más bien, ella me dijo que la acompañara a su habitación. Me senté en el filo de la cama, de tonos negros y rosas. Literal la mitad de la cama era negra y la otra mitad rosa. Lo que más había en la habitación eran tonos amarillos, tonos pasteles. Menos la mesita de noche de Yauren y el gran edredón "negrorosa" - ¿Qué está pasando entre San y tú? Ya de por si, estáis en tensión. Hoy es todavía peor, pero no es la misma tensión, lo que veo hoy es tensión s****l. - ¡No hicimos nada! - ¿¡Te acostaste con San!? Wow en serio flipo con tu bipolaridad… - No fue queriendo de verdad… - ¿Te obligó? —preguntó ella sorprendida. - no, claro que no. —aclaré.— San puede ser todo lo que quieras, pero jamás me obligaría a algo así. Agachaba la cabeza mientras hablaba, tal cual niña castigada. - ¿Qué haréis ahora? - Nada, nada va ha cambiar. El me hizo daño, por un simple desliz nada va ha cambiar. - Sabes que estoy contigo ¿verdad? eres mi mejor amiga, más bien, mi única amiga. La chica me abrazó, correspondí de igual manera. - Lo se… pero olvidemos esto, no es momento de recordar viejos tiempos. Centrémonos en tu nuevo bebe. ¿¡Cómo fuiste capaz de no contarme nada!? - Bueno… preferí llevarlo en secreto, Jimin quería hacer todo un show. Así que le convencí de que solo fuese una cena. - Wow debió costarte… Jimin puede ser muy… muy - ¿Insistente? ¿Pesado? ¿Agobiante? - Las tres a la vez… Las dos nos reímos, después ella suspiró, mientras se sentaba en la cama. - Aunque no lo creas, estoy asustada con esto. Jimin piensa que es todo color de rosa, que vivimos en un arcoiris. Pero no es así. No se como llevar esto… - Te entiendo, yo estaba igual de asustada cuando estaba embarazada de Sun. En ese entonces sí que contaba con la ayuda de San, tú tienes suerte de tener a Jimin… Jimin es atento y detallista. - hey, San era atento contigo. Al menos hasta que nació Sun. Recuerdo que era muy pesado, y se pasaba el día detrás tuyo, él venía a casi todos los entrenamientos. - Pero todo cambió… Justo Joan entró por la puerta, con timidez. - Perdón por interrumpir, pero ya son las 2 de la madrugada, debemos ir a casa. Asentí, nos despedimos de los chicos. Nos dirigimos directos a casa, y nos acostamos en la cama en cuanto llegamos. Estaba agotada, así que me dormí en cuanto toque el colchón. {♤□♤} Ha pasado un mes desde que Yauren confirmó que estaba embarazada, ese día fue demasiado para mi. Los siguientes días a esa noche, me intenté mantener lo más cordial y comportar me adecuadamente como compañera de trabajo de San. Pero me era muy difícil, cada vez que le veía, recordaba haber despertado en la misma cama que él. No podía más. Lo evitaba a toda costa, use demasiadas excusas para no ir a comisaría y cruzar me lo. Estaba en mi cama, enrollada tal cual gusano en el edredón. Otro día más, que no me atrevía a ir a comisaría. No podía. - Ya me canse de ser bueno contigo, no puedes seguir así. De un momento a otro, sentí como se lanzó sobre la cama, aplastando me. - ¡Joan! ¡Me aplastas! Dejame morir entre terrible sufrimiento y soledad… - Que dramática. Vamos, levántate. Ya lleve a las niñas al colegio, Sun piensa que estás enferma… es hora de salir de la cueva. - Nu quiero… Dije en un tono infantil. - ¡Vamos Castlie! - ¡Nunca me sacarás de aquí, no quiero salir! - ¿Segura? ¿Es una prueba? Dos minutos después, estaba tirada en el sofá blanco. El chico me sacó como saco de patatas de la habitación, con edredón y todo Estaba sobre el sofá con los brazos cruzados y muy molesta. Tenía enfrente a un Joan, con ropa deportiva, cruzados de brazos. Y mirándome de igual manera. - No puedes seguir así, necesitas resolver el caso. Necesitas trabajar, no has vuelto a hablar ni con tus padres… no puedes seguir así. Este suspiro, para después arrodillarse para quedar a mi altura. Agarró mis manos. - Aun no quiero verlos… No me obligues por favor. - Son tus padres Khloe, no puedes estar sin hablarles. Sobre todo, porque acabo de comprar un super ático, justamente enfrente de su edificio. - ¿¡Que hiciste que!? - ¿Sorpresa..? - ¿¿Por qué no me dijiste nada?? - ¿Por qué era sorpresa? No iba a decírtelo, ya habíamos estado buscando un apartamento más grande. - Pero tenía que aportar dinero… - Yo he estado viviendo en tu casa por 3 años, y nunca me has dejado aportar dinero. Así que ahora es mi turno, señorita inspectora. El chico sonrió, arrugando su nariz. Se sentó a mi lado, mientras me abrazaba. - No es lo mismo, Joan. Tú eres uno, nosotras somos 3. - Sois mi familia, y ya has hecho muchas cosas por mi. Es mi turno de devolvértelo… deberíamos ir comprando los muebles, quiero que me ayudes a elegir la mejor decoración. Sun y Hae tendrán su propia habitación cada uno y Zheus y Zoe tendrán un jardín en el que jugar… El chico hablaba tan sonriente, le entusiasmaba el hecho de haber comprado su primera casa y de que las tres estuviéramos con él, en ese momento tan especial para él. - Obvio que te ayudare, siendo tu seguro te gastas el dinero en muebles raros… - ¡Oye! Estuvimos bromeando por un rato, después me apoyé en su hombro, mientras veíamos la televisión. Hoy Joan no fue a trabajar, se quedó conmigo. - Voy a intentar pedirle de nuevo el divorcio a San…
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