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2133 Words
Mi madre suspiro, su actitud se volvió más seria. Estaba molesta y no me iba a ir, sin una respuesta. - Si, lo llama en cuanto supe lo del saldo de Lee Dong. Sabía que él te vendría de ayuda, y también sabía que teníais una conversación pendiente. - No tenias porque hacer eso, mamá. Sabes perfectamente que mi relación con San, no es la mejor. Me siento traicionada por ti. Esta resopló, mientras se apartaba el pelo de la cara. - Ya es momento de que habléis, San tiene derecho a estar con las niñas. No puedes impedirlo, así que, intenta al menos tener una relación cordial. - Eso ya es problema mío, no tienes que meterte en mi relación con él. Yo no me meto en los problemas que tengas con papá, tú tampoco lo hagas con mis problemas. Me levanté con intención de irme, mi madre se levantó de igual manera. - Ya, relájate. Hablemos tranquilamente, no tienes que ponerte así, Khloe. Me estaba alterando, tanto hasta el punto de sufrir un ataque de ansiedad. Joan de inmediato vino hasta mí y me quitó a Sun de los brazos, para dársela a mi padre. - hey, hey mirame. Khloe mirame, respira profundamente y suéltalo. El chico sujetaba mis hombros, sentía que no podía respirar. Todo me daba vueltas, necesitaba salir, necesitaba aire fresco. No lo pensé dos veces y salí a toda prisa del apartamento, con joan detrás. Bajé las escaleras y salí del edificio lo más rápido que pude. Llegué agotada, pero ya no sentía tanta presión. Mi pecho subía y bajaba muy rápido, debido a la agitación del momento. Cuando me di la vuelta, choque con el pecho de Joan. Quien estaba igual de agitado que yo. - ¿Por qué siempre corres..? ah dios, ¿estas bien? ¿Ya se te pasó? Rodee su cintura, en un abrazo. Cerré los ojos con fuerza. El no dudó en rodearme con sus brazos. - ¿Podemos irnos a casa? por favor. —suplique. - Está bien, nos vamos a casa. ¿Subimos por las niñas? - No… no quiero subir… no me hagas subir, por favor. - Está bien, tranquila. Te dejo en el coche y subo por las niñas ¿vale? Asentí, el chico me acompañó al coche y me quedé de copiloto en este. Esperándolo. Me sentía estúpida, hacía tiempo que no me daba un ataque de ansiedad. Por lo menos fue pequeño. Joan tardó varios minutos en llegar, con Hae de la mano y Sun en brazos. Sin decir nada, acomodo a las dos niñas en sus asientos, para después arrancar el coche y dirigirnos a casa. El resto del día lo pasé encerrada en mi habitación, necesitaba estar sola. Joan es comprensible conmigo, mientras estoy mal él se encarga de las niñas. Una parte de mi está tranquila con eso, se que si me pasase algo podría confiar plenamente en Joan. Llegó la noche, ni siquiera cené. Literalmente no salí de mi cama. Joan entró por la puerta de la habitación, llevaba puesto un pantalón corto deportivo y una sudadera negra ancha. Suele ser su pijama la mayoría del tiempo. Se dejó caer a mi lado agotado, rodeé su cintura con mis brazos y apoyé mi cabeza en su pecho. - Por fin se durmieron… - ¿Te costó mucho? - Si, no se que les pasaba hoy, pero ni Sun se dormía. Me recordó a cuando nos teníamos que turnar de madrugada para atenderla, ¿En serio han pasado 3 años de eso? - El tiempo vuela… lo he estado pensando y creo que voy a volver al especialista. - ¿Con Sweets el psicólogo? - Si, debo decirle que volvieron los ataques de pánico y ansiedad. - Tranquila, si la otra vez pudimos superarlo está también. - ¿Qué haría sin ti? —Dije con mis ojos cerrados - Probablemente no sobrevivirías… ¿mañana entonces irás a la cena de Jimin? Podemos quedarnos en casa si lo prefieres… - No no, quiero ir. Se lo prometí a Jimin y Yauren, no puedo fallarles así. - Entonces mejor descansamos bien, mañana será un día lleno de emociones fuertes. Hablo el chico, mientras depositaba un beso en mi cabeza. Después de eso, no tardé en quedarme totalmente dormida. Por la mañana, me levanté temprano. Mucho antes de que se despertara Joan. Preparé el desayuno para los cuatro, saqué a pasear a Zheus y a la pequeña Zoe. Compré un café en el pequeño Starbucks que hay en la esquina, cerca de mi edificio. Después volví a casa, justo Joan bajaba las escaleras, mientras bostezaba y se frotaba los ojos. Tal cual niño pequeño. - Me asuste al no verte en la cama… Sono a reclamo infantil. Le mostré el vaso de cartón con el logotipo de Starbucks y sonrió. - Espero que sea de Banana. Después de eso, entre los dos preparamos a las niñas. Ya en el parking nos separamos. Joan se fue en su coche y yo llevé a las niñas en el mío, las dejé en su escuela. Para después dirigirse a la comisaría. Jackson como siempre se la pasaba al lado de la cafetera que mi padre compró para la comisaría, literal se pasa el día hablando en la sala de descanso. San está sentado en mi puesto, parece que ya no es mio. Hoy me he propuesto comenzar el día con positividad, no quiero joderle el día a Yauren y Jimin. Suspiré profundamente, para después caminar con firmeza hacia mi mesa. Dejé mi café en esta, haciendo que el chico levantase su mirada. Lo pille por sorpresa. - Oh buenos días. Mi madre cruzó por el pasillo de enfrente, mi atención se centró en ella. Me sentía culpable con ella, pero también estaba molesta. - Ojalá lo fueran. Dije sin apartar la mirada de mi progenitora. El chico se dio cuenta de cómo miraba a la Jefa del departamento. - ¿Problemas con tus padres? - Algo así. ¿Tienes alguna novedad del caso? Intente cambiar rápido de tema. Y lo conseguí. - Confirmamos la relación que tenían las tres víctimas, ya sabíamos que se conocían. Pero debíamos confirmarlo con pruebas, para el juez. - ¿Tienes un informe? - De hecho si, lo hice durante la noche. También hice varias llamadas con el consulado de corea, para más información de las víctimas. - Genial, iré a ver cómo lo lleva Yauren. El chico se levantó de golpe. - Espera, voy contigo. No rechiste, tampoco serviría de nada. Ya que igualmente vendría. Nos dirigimos al ascensor y pulsamos el sótano, o más conocido por el depósito de la policía. Ya abajo, cruzamos todo el pasillo hasta la sala principal del depósito. Al entrar en esta, el frío invade todo tu cuerpo, además del olor a putrefacción. El olor del que Yauren parece ser inmune o simplemente ya está acostumbrada. Yo aun no. La chica rubia, llevaba su típica bata blanca y sus gafas negras. Estaba sentada en su escritorio lleno de libros y aparatos extraños. Pensé que no sabía de nuestra presencia, pero no era así. - Sabía que vendríais, ellos me lo dijeron. Mientras dijo eso último, señaló los tres cadáveres que estaban en sus respectivas mesas de observación. Me dio repelús, menos mal que ya conozco el sentido del humor tan raro de Yauren. - No pongas esa cara, era broma San. O tal vez no… quien sabe. - Estás como una cabra. Habló, mientras negaba con la cabeza. La chica se levantó de su asiento, acercándose a nosotros. - ¿Alguna novedad? - Pues si. Las tres víctimas fueron asesinadas en el mismo sitio. Después de buscar cualquier tipo de ADN en el cuerpo de los tres, me topé con que los tres tenían restos de algún tipo de polen entre sus uñas. Me costó, lo admito. - ¿Entonces ya tienes el lugar donde fue el asesinato de los tres? - Aún no, me reuniré el lunes con un viejo amigo que trabaja como entomólogo en Washington. El me ayudará a saber que clase de polen es, además me ayudará con un par de cosas más. - Genial, mantenme al corriente de todo. ¿Algo más? - Vayan a tomarse una copa, antes de ir a mi cena por favor, no vengan con esas caras. Prefiero que vengan borrachos y drogados. - Bien, nos drogamos luego. Gracias por el consejo. Nos despedimos de Yauren. El resto de la mañana y tarde, me la pase centrada en los informes, revise cada detalle de las fotos de los tres asesinatos en busca de cualquier cosa que pudiera ser una pista. Joan me llamó antes diciendo que se retrasaría en la cena, le surgieron varias reuniones y terminaría más tarde. Las niñas estaban con mis padres, quienes las recogieron de clase a la salida. La cena comenzaría a las 10, puesto que Jimin también salía tarde de trabajar y tardaría en preparar todo. Literal me estaba quedando dormida en la maldita silla, me dolía el culo de estar sentada. Por la cristalera veía el cielo oscuro, justamente estaba anocheciendo. Y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse iluminando todo a su paso. Deje de mirar la cristalera cuando se sentaron frente a mi. Era San, aunque rece por que fuera Jackson. No tuve suerte. - Llevamos todo el día aquí, creo que es momento de irnos. - Aún es pronto para la cena. - ¿Y si hacemos caso a Yauren? - ¿En serio quieres drogarte? - No, claro que no. Pero creo que sería bueno que saliéramos los dos, para que no sea tan tensa la cena. Admito que moría por salir de aquí y tomarme un buen vino. Pero es San. Pero a la vez tiene razón… Quiero que la cena sea lo más cómoda posible para los demás. - Una copa de vino y para casa. Solo aceptaré eso. - Me basta con eso. El chico me dio una pequeña sonrisa, sin mostrar sus dientes. Los dos salimos de la comisaría y subimos a mi coche. Me dirije a una pequeña bodega bastante famosa aquí y a la que suelo venir en mi cumpleaños o el de Joan, con el. Era raro estar aquí con San y no con Joan. Los dos nos sentamos en una mesa apartada, el resto de mesas estaban compuestas por parejas muy cariñosas. Todo lo contrario a nosotros. La tensión estaba presente, los dos pedimos una copa, del mismo vino. San dudó un poco, pero acabó pidiendo. Supongo que fue por quien conduciría después, pero solo es una copa. - ¿Qué hiciste con el anillo? ¿Lo vendiste? Justo el camarero trajo las copas y la botella de vino. Después se alejó. - Sabes que yo no haría eso. Lo tengo en casa, en una pequeña caja con el resto de cosas tuyas y de Hee. - Me reconforta que no tiraras todo eso… - Lo quiera o no son recuerdos, cosas que seguramente Hae y Sun quieran saber cuando crezcan. Cosas del campus. Tome un gran sorbo de la copa de vino. El chico hizo lo mismo, solo que fue un trago más pequeño. - ¿Esta semana crees que podría estar más tiempo con las niñas? - No me opondré. Son tus hijas y tienes derecho a verlas. Seguimos hablando un poco más, esta vez del caso. Lo que iba a ser solo una copa, pasó a ser la botella entera. Notaba el subidón del alcohol en mi cuerpo. No recuerdo cuándo pedimos otra botella de vino, ni tampoco en qué momento empecé a sentirme bien con la presencia de San. Me sentía como en el campus, cuando de vez en cuando tomábamos vino mientras hablábamos de cualquier chorrada… lo añoraba. Lo añoraba tanto que me cegue. No recuerdo en qué momento acabé en el apartamento de Teo y en la misma cama que Min San. Me sentía como una auténtica estúpida. Aparte el brazo del chico de mi cintura desnuda, salí de la cama para meterme en el baño. Después de haber cogido toda mi ropa, me vestí a toda prisa. Cuando salí del baño el chico seguía dormido sobre la cama, con su torso desnudo. Una fina sábana blanca era lo que tapaba de cintura para abajo. Salí rápidamente de la habitación. Por suerte Teo no estaba. Ya fuera del edificio, me monté en mi coche y revisé la hora en mi teléfono. Llegaba tarde a la cena, por no hablar de la cantidad de llamadas perdidas de Joan. ¿¡Dios que hice!? ¿Acaso no me ha hecho ya suficiente daño? ¿Tan masoquista soy? Dejé todos mis pensamientos a un lado y me dirige al apartamento de Yauren y Jimin.
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