No soy tu hija soy tu esposa

1042 Words
Llego al Palacio de las Peonias casi a la una de la madrugada, salió de su auto y fue directo a su cuarto, si se topaba con ese estúpido Larson, lo mataría ¿Quién se creía que era para ajustarle los horarios? Renegando y hablando sola, llego frente a su puerta y la abrió mientras seguía despotricando maldiciones en diferentes idiomas, casi entendibles. En un mueble dentro de la habitación a oscuras (si como que ya se había hecho costumbre esa situación) se encontraba Jayden, muy divertido con la situación, en verdad esta chica lo divertía, por lo menos agregaba alegría a su aburrida vida. —¡Puedes dejar de decir esas palabras! En esta casa existen reglas y vas a tener que aprenderlas te guste o no, sea tu estadía en esta familia corta o larga vas a tener que acostumbrarte. Dejo el libro de reglas encima de la mesa de noche y se dirigió a la salida. Emily lo agarro del brazo, ella hervía de la ira, quería ahorcarlo, matarlo y enterrarlo donde nadie lo encontrará, que pensaba que era ¿su hija, su alumna, prisionera o mascota? Jayden se las pagaría. —¡Dime! ¿Qué crees que haces? yo no soy tu hija, soy bastante grande para serlo, trabajo y me mantengo sola, no necesito de nadie para sobrevivir ¡no tienes por qué tratarme así! ¡soy tu esposa maldición! Tu casa, tu familia, tus reglas, como dices, yo soy de paso y no pretendo quedarme más tiempo del estipulado, si es menos mejor para mí ¿entiende esto? no soy de tu propiedad ¡soy tu esposa! Grito de nueva cuenta. Con un humor de perros y con un hambre atroz se metió al baño, necesitaba relajarse para poder seguir trabajando !Ese idiota! había olvidado lo exigente que se puso al querer que sea ella quien dirigiera la planificación ¡era un inconsciente¡. Sin más entró al baño y tiro la puerta dejando a un Jayden asombrado y sin palabras, esta chica en verdad tenía agallas, dejó esos pensamientos y se fue, ya hablaría con ella cuando esté calmada, le daba miedo verla así. Emily despertó más cansada de lo que se acostó, no había dormido mucho estuvo trabajando casi hasta las 3 de la madrugada, para terminar sus diapositivas. Se levantó cuál zombi, caminando sin ver a dónde iba con los ojos cerrados, topándose con un muro frente a ella, comenzó a tocarlo, pero era muy suave como para ser una pared, además olía a colonia varonil relajante para ella. Fue abriendo los ojos de poco y se encontró con nada más y nada menos que con su adorado “esposo” mirándola fijamente. —Buen día, señor Larson Se puso de puntitas para alcanzarlo, le dio un beso en la mejilla, aún estaba dormida, restregándose los ojos bostezo y siguió caminando al baño. Jayden se sorprendió y se sonrojó un poco ¡esta chica lo beso! tocándose el lugar en donde había recibido el beso, pensó en lo adorable que se veía recién levantada, en esos tiernos labios rojos, recuperó su compostura habitual, se aclaro la garganta —Debemos hablar te espero en el comedor Emily Goya Emily asintió estirándose, con un largo bostezo y se metió al baño seguía adormilada. Dejó que el agua cayera libremente encima de ella, sin preocuparse de nada, se bañó muy lento disfruto del agua, salió de la tina se acomodó la toalla. Su cabello aún seguía mojado, cogió el secador y terminó de arreglarlo con una coleta alta, se veía aún más su hermoso rostro. Se vistió lo más casual posible para su reunión, pantalón n***o, blusa del mismo color, tacones altos negros con rojo, era bella no había duda. Tenía hambre, mucha, ayer por trabajar lo olvido por completo, no se acordaba haber encontrado a Jayden en su cuarto, quería ir al comedor, pero no conocía la mansión aún, le pidió a uno de los sirvientes le guiará para no perderse. Al llegar a su destino vio un contraste de personalidades, era una bella imagen como la pintura de un cuadro en dos versiones diferentes. —Buen día, señorita Miriam. —Buen día, señor Larson. Se sentó al lado de Miriam, tenía mucha hambre, con su arrebató de ayer olvido por completo alimentarse. —Buen día Emily Miriam fue la única en contestar ,dirigiendo una cálida sonrisa, que a Jayden le causó un amargo sabor de boca. Le sorprendió un poco, que su cuñada se sentará a su lado y no donde su hermano, sabía que no se conocían, pero al menos se trataban ¿No? —La veo un poco cansada Emily, ha estado trabajando mucho. —Un poco, tengo algunos proyectos a mi cargo, no puedo darme el lujo que alguien más los haga, debo ser yo. Miriam sonrió complacida, su cuñada parecía buena persona, muy trabajadora y responsable a diferencia de ....... mejor ni pensarlo. Las dos inocentes personas seguían en una conversación amena, sin percatarse de unos ojos dorados, que destellaban con ira. Al sentir esa mirada iracunda en ambas, voltearon a ver, Jayden tenía una cara, que si podía mataría a alguien en ese momento. Emily pensó que era porque le quitaba la atención de su hermana menor, y Miriam no entendía que pasaba. —Me despido —comento Miriam— tengo que irme mi tío y yo estaremos en un viaje de negocios y visitaremos a nuestro hermano mayor por algunas semanas Abrazo a Emily despidiéndose ella, dio un último vistazo a su hermano y se fue. Jayden se relajó y su mirada cambió, por fin la atención de su esposa sería solo de él. Emily ni lo miraba, tenía en mente que se calmó porque ya no estaba robando la atención de su hermana. —Necesito que leas el libro que te entregue anoche, son las reglas, debes cumplir cada una de ellas Sin más se levantó y se fue. Salió un suspiro pesado de boca de Emily, ahora tenía más trabajo, en verdad este ser la odiaba tanto, no sabía que se graduó hace algunos años, como para memorizar algo a estas alturas. Se quedó unos minutos más, en serio no quería topárselo ni en sueños.
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