Yo lo miro a los ojos y tomando su mano nos paramos de la mesa y continuamos bailando. A mi madre se le dibuja una enorme sonrisa en la cara, a cada momento voltea su mirada hacia nosotros. Me imagino lo feliz que ha de estar, de verme así con Richard.
La noche continua, falta un cuarto para la una, y es cuando todo está mucho más animado, de pronto todos hacen una rueda, invitando a que solo Bailén mis padres, como los homenajeados de la noche.
—¡Qué Bailén! ¡Qué Bailén! ¡Qué Bailén! —gritanos todos, animandolos. Mi padre pasa al centro de la rueda, con su mano extendida hacia mi madre, quién aún no se decide a pasar. Después de vernos a todos, mi padre se acerca a ella, y con un movimiento de hombros la agarra por la mano, y la arrastra hasta el centro de la rueda, ella tapa su cara co
