Ethan No pude evitar quedarme mirándola. Alayna estaba frente a mí, pero no era la misma mujer que recordaba. Sus ojos seguían siendo los mismos, cálidos y llenos de profundidad, pero su rostro había cambiado. Más delgado, casi frágil, con líneas suaves que antes no estaban allí. Sus mejillas, que solían ser redondeadas y vivas, ahora parecían haberse rendido ante el tiempo, lo extraño es que no había pasado tanto tiempo como para que el cambio en su aspecto fuese tan notable. —Se llama Blizzard—me dijo. Su voz seguía siendo la misma, cálida, tan sueve como la seda. Estaba tan distinta que sentí un nudo en el pecho, algo que no esperaba. No dije nada, pero esa sensación me siguió mientras dejaba que Blizzard, la enorme bola de pelos blanca que me había recibido con entusiasmo, sig