El mismo día
Miami
Teresa
Todos estos años me refugié en Londres pensando que las cosas cambiarían, le dije adiós a un matrimonio donde no existió afecto, ni respeto, menos amor, yo solo fui la cuerda donde secaba sus sueños de grandeza mi esposo, por eso mi dolor por el desamor de Fernando, fueron demasiadas lágrimas lloradas quedarme sin él, creyendo que iba a morir, pero él dejo de vivir en mí, pasó la tempestad, y desperté de ese sueño volviéndome nada de él, lo superé y logre entender que solo me usó por mi posición social, en fin volví obligada por mi padre, aunque llegó la hora de tomar el control de mi vida, demos un paso a la vez, por ahora quisiera descansar, por eso me escapé de la oficina.
Así después de varios minutos conduciendo mi auto, llego a mi pequeño departamento, uno que compré con mi esfuerzo, apenas bajo del ascensor recorro la distancia del pasillo para abrir la puerta y de esta forma una vez adentro tomo asiento en uno de los sillones, me saco los zapatos y cierro mis ojos aprovechando el silencio, hasta que escucho el timbre de la puerta con insistencia rompiendo toda la paz que tenía, sin más opción camino para averiguar quién es mientras voy reclamando en voz alta.
–Solo espero que no sea mi padre, ni mucho menos el imbécil de Fernando, no tengo ganas de lidiar con ninguno de los dos– en medio de mis reclamos abro la puerta.
–Teresa me imaginaba que nos ibas a hacer un desplante, mejor anda darte una ducha y cámbiate de ropa, ¡Vamos muévete! –me reclama mi amiga apenas abro la puerta.
–Lorena te juro que estoy muerta de cansancio, necesito dormir, por favor no me insistas– le pido.
–Teresa apuesto qué si te lo pidiera el galán de anoche no lo dudarías, ¿Verdad?
–Lorena está bien, me convenciste, pero tendrás que esperarme un rato– accedo sin muchas ganas.
Un rato después
No me quedo otra que acceder a salir con mis amigas, por lo mismo estoy terminando de arreglarme en mi habitación, hasta que soy interrumpida por la voz de Lorena que ingresa para apresurarme.
–Teresa todavía no entiendo, ¿Por qué sigues viviendo en este departamento tan pequeño? Sí tu familia tiene dinero, tu papá te regaló un pent-house en la zona más exclusiva de Miami y tú te conformas con esta vida, mientras Fernando vive con todos los lujos y riquezas.
–Lorena yo prefiero pagar todas mis cuentas con mi dinero, no quiero nada de mi familia, además lo que haga el imbécil de Fernando con su vida me tiene sin cuidado, incluso todos estos años estuve pensando en tener algo mío.
–¡Teresa! ¿Quiere decir que abrirás tu propia empresa? ¿Qué ideas tienes?
–Como sabes estuve trabajando con Darren Simons supervisando todos sus proyectos, incluso las operaciones en Australia de su empresa de transporte marítimo y la idea es abrir mi empresa aquí, incluso tengo el nombre, Transcorp, claro que tengo que ocuparme de un gran detalle, Fernando del Castillo.
–¡¿Transcorp?! Me gusta el nombre, aunque tendrías que competir con Transcontinental, los Mckeson son líderes en el mercado de la transportación marítima y aérea.
–Lorena no me asusta competir con Lance Mckeson, y creo que a él le encantará tenerme de competencia.
–Teresa hablas con mucha confianza, ¿Conoces a Lance Mckeson?
–No solo lo conozco, me hice amiga de él cuando tenía 10 años de edad, él estuvo hospedado en Dallas en uno de los hoteles que tenía mi familia, una temporada, Lance en las cenas siempre estaba solo, con una mirada triste, mientras yo jugaba en el restaurante, así un día me acerqué a él y le pregunté ¿Por qué de su soledad? Solo me dijo que se vio obligado a dejar a su familia, así nos hicimos muy amigos a pesar de la diferencia de edades, pasaba horas hablando de sus hijos y su esposa, incluso años después conocí a Karina, su mujer.
–Teresa si estás tan decidida en tener algo tuyo, primero ocúpate de librarte de Fernando, no pierdas más tiempo, aprovecha que el imbécil está de viaje.
–Lorena es lo que más quiero, pero apenas llegue hace tres días a la ciudad, todavía estoy buscando la forma de tomar por sorpresa a Fernando, aunque en este momento quiero olvidarme de él, vamos a divertirnos.
Un rato después
En verdad no entiendo, ¿Por qué me deje convencer de Lorena? Si estoy muerta de cansancio, pero para que me lamento si ya estamos en la discoteca, así buscamos donde están las otras chicas mirando alrededor hasta que una de ellas se percata de nuestra presencia levantando su mano, enseguida sorteamos a las parejas que bailan en la pista hasta llegar a la mesa, donde saludo a todas mis amigas entre besos y abrazos, incluso a la cumpleañera.
–Hola Laura, feliz cumpleaños, te ves muy bien, tienes que decirme ¿Cuál es el secreto para verte tan espléndida? –le explico al oído.
–Hola Teresa, tú eres la que luces fabulosa, te hizo bien estar lejos, en Londres.
–Chicas mejor vámonos de aquí, porque no quiero encontrarme con el imbécil que coqueteaba conmigo ayer– nos interrumpe Priscila.
–Chicas avancen a la salida, yo tengo que ir al baño– nos dice Laura.
–Yo creo que es lo mejor, vamos a otro lugar donde podamos conversar sin gritar– les explico.
Alejandro
Ahora creo entender lo que me repetía Florencia, tienes cara de tonto, ¿Quién es ella?, pero yo creo que exageró, porque yo no he caído en las redes de una mujer, más bien tengo curiosidad por saber quién es esa mujer con la que estuve, es todo, me repite mi consciencia, en fin, sin no tener otra forma de conocer el nombre de mi cenicienta, y esta obsesión por encontrarla, estoy estacionando cerca de la entrada de la discoteca, así pongo un pie fuera de mi auto para caminar a la puerta principal del lugar, donde dudo en ingresar hasta que lo hago mirando todo alrededor buscando a mi cenicienta, así me acerco al barman para preguntar sobre ella.
–Hola amigo, ayer estuve con mis amigos aquí y conocí a unas chicas, una de ella era cabello n***o azabache, ojos verdes, incluso una de las chicas se llama Lorena, ¿Las conoces? –le explico a los gritos por la música.
–¡¿Lorena?! Me parece que la vi con sus amigas en las mesas en la zona vip, mira allá, y si no están te toca regresar mañana.
–Gracias amigo, toma por las molestias– le digo mientras le doy una propina.
Enseguida camino hasta las mesas de la zona vip abriendo bien los ojos sin hallar a las chicas, así aprovecho para ir hasta los baños donde me tropiezo con nada menos que con Laura.
–¡Laura! ¿Ya no me conoces? –le reclamo al verla algo distraída.
–¡Alejandro! ¿Qué haces aquí? No sabía que frecuentabas este lugar– me explica mientras nos saludamos con un beso en la mejilla.
–Estoy esperando a una amiga, a mi cita de esta noche– le miento.
–Bien por ti Alejandro, pero tengo que dejarte porque mis amigas me esperan afuera, nos vemos– me explica mientras quiere alejarse.
–¡Laura! ¿Cuándo me piensas pagar la apuesta? –le pregunto deteniéndola con mi voz.
–Confórmate con saber que ganaste el caso, chao.
¿Y ahora qué hago? Parezco un tonto buscando a una mujer que ni siquiera se su nombre, pero todo es mi culpa por bruto, lo mejor sería marcharme y continuar con mi vida.