Los demonios que invadieron eran creaturas escamosas con sus pieles opacas, muchos de ellos tenían alas similares a las de un murciélago, pero no dos si no contaban con cinco de diferentes tamaños y diferentes funciones hacían en el cuerpo. Algunas eran con fines de defensa mientras que otras permitían la elevación y la sincronía para moverse a gran velocidad.
La variación en los ojos también dependía según el individuo. Algunos tenían un solo ojo mientras otros contaban hasta siete de ellos. Cuernos, verrugas, picos, colas y sobre todo una piel muy dura de color gris, verde y n***o pero con un toque muy opaco, eran los elementos de su composición.
-No puede ser, ¿Cómo han podido entrar tan fácilmente?
-No lo sé pero mejor corre, tenemos que agrupárnos con el resto de compañeros y defender el cielo.
Ambos corrieron hacía el centro del lugar donde se agrupaba el mayor número de población. El trayecto fue muy corto pero el gran número de enemigos lo hacía difícil. Ambos sacaron sus espadas y de sus manos invocaban energía que lanzaban a sus contrincantes. Era muy difícil derrumbarlos pero el intento se hizo en varias ocasiones al intentar salir de ese lugar.
-Rápido tenemos que ayudar a todos los que podamos, nuestras fuerzas de defensa de tienen que organizar.
El cielo era un lugar esférico cuyas entradas entraban en cuatro partes de su entorno, conforme se acercaban al centro los niveles e importancia eran mayores al igual que la población que ahí vivía. Todos los demonios habían ingresado por las cuatro entradas simultáneamente y avanzaban rápidamente mientras la poca defensa intentaba detenerlos.
-¡Grayfurd! ¿Qué estás haciendo? ¡Tenemos que llegar al centro con los demás! -Su compañero le gritaba al verlo dirigirse a luchar.
-No puedo abandonar a mis compañeros, están atrapados defendiéndose de ellos.
De su cintura sacó una bara que se hizo larga en un instante y con ella se dirigió a enfrentar a los adversarios. -¡Yo soy el guardián de la gema, un guardián del cielo y no permitiré que estos invasores hagan lo que quieran! -Con un salto llegó hasta donde dos de sus compañeros estaban tirados apunto de ser acribillados, estaban usando una reliquia para protegerse pero los intensos golpes del los demonios estaban por romper su última defensa. Grayfurd llegó para detener sus hachas con su bara, el impacto ocasionado provocó un choque en el viento haciendo retroceder a los cuatro demonios que atacaban. Aprovechó para sacar a sus compañeros y ponerlos de pie. -¡Corran al centro, ahí los defenderán! -Después de levantarse corrieron sumándose al caos que se dirigía a la segunda puerta y acercarse al centro.
Los demonios no tardaron en lanzarse al ataque nuevamente, los superaban en número y en volúmen músculos pero Grayfurd tenía mucha más agilidad y poder. Logró esquivar cada uno de los impactos que las afiladas hachas proporcionaban. Cada uno de estos levantaba el suave piso debajo de ellos. Este piso era una formación se piedras hermosas perfectamente pulidas que hacían un piso brillante y fuerte, cubierto como si de una alfombra se tratara varias nubes que se movían cuando una fuerza pasaba sobre ellas.
Los demonios y sus múltiples brazos intentaron golpear al defensor pero este esquivó todos los ataques. Pero lo quiso seguir en modo defensivo pues tenía mucho que hacer y liberó mucho poder de sus manos que canalizó a su bara lanzandola como un rayo a sus adversarios. Los cuatro demonios fueron impactados y lanzados en direcciones distintas. -Hay muchos rezagados, tengo que ayudarle a los más posibles para que puedan llegar hasta el centro.
Continuó corriendo por todo el contorno tratando de encontrar compañeros en peligro y demonios con los cuales pelear. Repitió esto en muchas ocasiones, su valor, fuerza y entrega le hicieron derrotar a muchos enemigos apenas con una herida leve en su brazo. Logró direccionar a muchos de sus compañeros a una zona segura pero su momento heroico terminó pronto al ver qué el número de enemigos seguía aumentando cuando demasiadas filas de ellos entraban. Por muy poderoso que fuera había demasiados enemigos y peor aún los generales habían llegado.
-¡Todos los que puedan escucharme hagan lo posible por llegar a la segunda puerta, ahí resistiremos el ataque!
Muchos de los que le escuchaban hicieron caso y con el propósito y esperanza que les había dado subieron su moral para ir allá. Había algunos valientes como Grayfurd que se quedaron a pelear, dieron una batalla impresionante, una que desde otros mundos como la Tierra parecía que los truenos danzaban en el cielo chocando unos contra otros.
-¡No, no deben pelear, deben agruparse! -Insistía para salvar a los que más le fuera posible. -¡Necesitamos que muchos sobrevivan para poder defender el cielo!
Las campanas seguían sonando, el estado de emergencia no se detenía ni lo haría por mucho tiempo. El gran paraíso mitológico estaba asediado y todos sus habitantes sitiados por el ejército de demonios más organizado de todos los tiempos.
Las fuerzas enemigas ya habían entrado casi por completo, detuvieron el ataque sorpresa considerando un éxito la etapa que consistió en derrotar a la mayor cantidad de Salabines que pudieron y entrar a la fortaleza enemiga con todo su ejército. Algo que para los defensores aún era un misterio el como lo habían logrado.
Grayfurd un poco cansado vió con horror a cientos de miles de enemigos parados en el entorno del cielo, teniéndolos rodeados por completo. También vió todo el armamento que tenían, el más destacado un carro muy grande que podía transportar armas y un número considerable de enmigos. Sin más remedio tuvo que hacer lo que predicó a sus compañeros, se retiró a la segunda puerta que daba acceso a la fortaleza interior del castillo. En el camino lamento ver tanta destrucción que en poco tiempo se había alcanzado, muchas esferas de luz destruidas, campos con flores celestiales quemadas, muebles y máquinas de energía quebradas y lo más doloroso ver a muchos compañeros caídos. Salabines que eran pisoteados mientras aún respiraban, otros capturados eran despojados de sus alas y otras partes de su anatomía. Otros más encadenados y atados a los carros mientras burlas e insultos eran utilizados contra ellos.
Al llegar a la segunda puerta ya casi todos habían pasado por ahí, solo algunos que llegaban después de ofrecer la última resistencia se unían para cruzar las enormes puertas plateadas que llegaban desde el suelo y hasta el techo amarillo que no era de algún material solido, si no de luz pura que era comparable con la de un Sol.
Entró y los soldados que la custodiában se cercioráron que ningún compañero más viniera en camino y con mucha pena y dolor la cerraron con la esperanza de encontrar una solución.
-Los enemigos están por todos lados. -Describía al entrar y ver a sus compañeros. -¿Dónde están los generales?
-En este momento el general mayor está agrupando las fuerzas y distribuyendo el ejército en seis partes para defendernos. -Uno de los guardianes de la puerta le respondió.
-Necesito decirle lo que he visto, ellos traen un arsenal completo como para destruir la puerta, están perfectamente organizados no están actuando como los brutos impulsivos de siempre.
-El general está en el sector sur de este nivel, ahí todo los soldados disponibles se están concentrando para iniciar la defensa.
Grayfurd corrió al escuchar estás palabras para encontrarse con el equipo. La distancia en recorrer no era para nada corta, esta segunda capa del cielo equivaldría al tamaño de un continente entero de la Tierra. La ventaja para ellos es que podían correr mocho más rápido que un humano, alcanzar estás distancias en poco tiempo era posible con un poco de esfuerzo.
En su camino la desesperación se estaba apoderando de el al ver tantos rostros preocupados por dónde quiera que pasaba y es que algunos miembros de la población no eran del todo guerreros por está cuestión no se querían involucrar directamente. La tensión estaba en el ambiente además de una intensa energía obscura y pesada que chocaba contra la liviana de los habitantes y en la que estaban acostumbrados. El olor del ejercicio invasor podía extenderse ya atravesando las puertas, la constante sensación de peligro se hacía más grande conforme los gritos de los demonios estremecían los odios de quienes los escuchaban. La moral la tenían ganada totalmente, tenían un ejercito superior, el elemento sorpresa, ya habían tomado parte del cielo y los defensores estaban temerosos escondidos. Grayfurd lo sabía pero el tenía confianza en que la victoria sería posible.
-¡Muy bien, quiero que se tranquilicen todos! -El general hablaba desde lo alto impulsado por su energía para estar volando en el aire. -El enemigo nos ja sorprendido, vamos a superar eso, ahora lo importante es que nos hemos podido reunir y podemos defender nuestro hogar. Todos los guerreros del cielo han respondido notoriamente y en poco tiempo la defensa está lista. Nos dividiremos en seis grupos, cada uno de estos solo defenderá las puertas a esta sesión, no nos lanzaremos a un ataque directo, al menos no hasta que el número de enemigos haya disminuído. ¡Todos a sus pociones y esperen mi señal!
Grayfurd se acercó para poder hablar con el general cuando los soldados comenzaron a dispersarse.
-Gablan, ¿Qué noticias me tienes del resto del cielo? -Se dirigió a otro de los generales importes que había estado en reconocimiento por todo el lugar.
-No hay más guerreros, todos están aquí, el resto intentará ayudar con las cosas que son buenos, alimentando, con las máquinas, etc. No sabemos cuánto tiempo vaya a durar este asedio así que debemos estar preparados.
-Si, en eso tienes razón. -Fijó su mirada en dirección exterior visualizando al enemigo. -No entiendo cómo es que hay tantos demonios ¿De dónde salieron tantos?
-Es verdad que los demonios originales solo fueron la tercera parte del número total de nosotros los Salabines. Pero después de ser exiliados ellos buscaron seres en todos los mundos para corromperlos, adueñarse de sus almas y hacer un ejercito mayor. Aunque son creados con otras especies su poder es algo importante a considerar.
-Entiendo, entonces su trabajo de todos estos años reuniendo seguidores funcionó. Aunque entonces nuestra ventaja es que ellos no tienen la inmortalidad de un demonio, vencerlos será más sencillo.
-Perdón que interrumpa mis líderes. -Grayfurd se inclinaba ante ellos para hablarles. -He escuchado sus controversias y yo mismo me he enfrentado ya a ese ejercito. Creo que con la estrategia correcta podemos ganar.
-Guardian de la gema de la vida eres escuchado. -Migazul respondía aun levitando por los aires. -¿Tienes algún consejo que nos pueda servir?
-Mi consejo es que no desperdiciemos elementos intentado pelear abiertamente. A su estrategia de defensa yo le sumaria que los mejores guerreros fuéramos en un ataque frontal directo para deshacer sus filas. Yo mismo quisiera ir y pelear de está forma.
-Nadie pone en duda tu valentía pero ¿Qué te hace pensar que podrás hacer diferencia enfrentándote de está manera?
-Solo confíen en mí, no les decepcionaré.
-Me permito sugerir algo yo también. -Gablan interrumpia. -Necesitamos conocer los planes del enemigo así como los siguientes pasos que darán. La formación que ahora están mostrando es muy distinta a lo que hemos visto antes, parecen seguir un plan y eso es malo para nosotros pues necesitamos ser más inteligentes para no caer en lo que ellos han planeado.
-¿Y cómo podríamos saberlo? -Preguntó intrigado Grayfurd.
-Funcionará si pensamos como ellos, ¿Qué objetivo tendríamos de estar en su situación?
-Yo creo que la destrucción total del cielo mi general.
-Y ¿Cómo podrían destruir un lugar así de inmenso y poderoso?, ¿Crees que lo harían únicamente con matar a todos sin control o destruir metro por mientras van avanzando?
-Tal vez con las carnicerías que antes demostraban si pero con esta nueva actitud que llevan ahora creo que debe haber un secreto mayor.
-Entonces debemos pensar, ¿Qué cosa adentro de este cielo puede causar una destrucción a gran escala? -Gablan sin duda era el más analítico de los siete generales líderes del cielo. Entre otras cosas eres el encargado de organizar todo y pasar los mensajes a casa sección.
-Me parece que hay un par de máquinas con el núcleo energético adecuado para lograr eso. -Migazul ayudaba con el análisis. -Si esas fueran sus intenciones tratarían de llegar a ellas usando a su ejército en maza como una distracción. Desde su posición actual sería difícil que llegaran con todas nuestras fuerzas cubriendo el camino. Entonces estamos haciendo lo correcto en habernos refugiado aquí desde el ataque.
-Entonces no hubiera sido una buena estrategia el haber invadido así, tomando el primer nivel sabiendo que nos encerrariamos.
-Tal vez pensaron que luchariamos con todo para no dejarles pasar. -Grayfurd intentaba ayudar a idear la solución.
-Eso podría ser pero no me convence mucho, hay muchos cabos sueltos. -Gablan estaba meditando mucho la situación. -Tal vez creen que pueden vencer la defensa y así lograr atravesar todo el cielo, serían michas bajas para ellos lo cual no creo que le importe pero también sería mucho tiempo y en ese aspecto creo que si tienen dudas.