El ejercicio enemigo se agrupaba en a las afueras de la puerta del segundo nivel. Cientos de miles de creaturas que las cuales no era posible tener una fisonomía clara. Eran todos creaturas con cuerpos opacos, arrugados, algunos sin extremidades mientras que otros más tenían varios brazos, piernas, ojos, cabezas entre otras partes.
Parte del ejército se movía arrastrándose como serpientes, otros más brincaban como ranas asustadas, otros volaban como aves buscando refugio y en su mayoría muchos caminaban y corrían como deportistas en competencia. De hacía referencia a que estos habían sido humanos, la especie más fácil de tentar y atrapar en las redes de la maldad. En sus filas estos ocupaban el frente como peones en el ajedrez. Mientras siguieran naciendo y existiendo eran fácilmente sustituibles. Además su importancia era significativa, eran la especie que habita la Tierra, el mundo físico para algunos, el lugar que une el cielo con el infierno. Un paso directo para ambos bandos. Durante años los demonios estudiaron mucho más este terreno ya que se les permitió habitar y desplazarse en un inicio a voluntad. Después el creador puso nuevas normal abogando por el amor a su especie más querida. Los humanos guardaban un secreto por el cual era muy importante su existencia que pocos conocían y debían defender.