Capítulo XXVII C APÍTULO XXVIIQue repasa la descortesía cometida en un capítulo anterior, en el que se dejó plantada a una dama sin la menor explicación Como en modo alguno resultaría propio de un humilde escritor hacer esperar hasta que a él le viniera en gana a un personaje tan distinguido como lo es un pertiguero, de espaldas a la chimenea y con los faldones del abrigo remangados bajo el brazo, y como todavía resultaría más impropio de su condición o de su galantería el hecho de proceder con la misma negligencia respecto a la dama que era objeto del afecto y las atenciones de dicho pertiguero, y en cuyo oído había susurrado tan alto personaje palabras tan tiernas que muy bien podrían hacer estremecer el pecho de cualquier dama, ya fuera doncella o matrona, el fiel narrador cuya pluma