Marian sonríe y se siente nerviosa, pero contenta. Va a la oficina de Emiliano y toca la puerta pero él no responde así que decide entrar y lo encuentra viendo por la ventana y con una sonrisa maravillosa, sus facciones son tan varoniles tan eróticas que un suspiro se apodera de ella y se estremece, él sonríe ampliamente se le ve tan tranquilo tan imperturbable que le envidia. Limpia el sudor de sus manos en su falda y se anima a decir. -Emiliano podemos hablar - su voz es tan suave que parece un arrullo y lo saca de sus pensamientos. -Claro que si, dime. -La mira de manera seductora y ella siente que sus piernas tiemblan y caerá tarde o temprano. -No, aquí no, vamos a un lugar más personal y te doy mi respuesta - lame sus labios y ella está hipnotizada. -Como quieras preciosa. Emili