Me deserté primero, pedí un buen desayuno para ambos y fui por una bata, alguien golpeaba la puerta y miré a facundo dormido por lo que pensé que el desayuno aún llegaba a tiempo. Al abrir la puerta en su lugar me encontré con Daniel y su mirada entristecida. Me abrazó y le miré extrañada.
—Dan, ¿estás drogado?
—¿Qué? —dijo y me soltó.
—¿Por qué estás aquí?
—¿Por qué susurras? —volvió a preguntar.
—Mi novio está dormido.
Él asintió y me arrastró fuera de la habitación, la puerta se cerró, rodé mis ojos y me obligó a caminar al final del pasillo, se veía desesperado, incluso sudaba y se sentía algo frío.
—Daniel, ¿qué rayos te pasa?
—No me casaré con ella.
—¿Qué? —dije y le golpeé el hombro—¿Ya se lo dijiste?
—No, solo... escapémonos. Serena, te amo a ti, eres el amor de mi vida, cásate conmigo. —Le di un puñetazo en la nariz y luego otro. —¿Serena?
—Te casarás hoy, con mi hermana. Yo seguiré mi vida junto a Facundo. —Dije las puertas del elevador se abrieron. Apareció una mujer con el carrito de la comida, caminé delante de ella y le pedí que abriera la habitación, pagué una buena propina y agradecí antes de llevarle la comida a la cama a Fack.
—¿En dónde estabas? —Le di un par de besos sobre los labios. —Tu celular no deja de sonar.
—¿Tomaste la llamada?
—No, tu hermana quería saber si hemos visto a Daniel, al parecer se ha fugado. Le llamaré.
Le acerqué una copa de mimosa y se acercó a besar mis labios.
—Te amo.
—Ya lo sé, —miré hacia el suelo y le tomé de las manos. —Facundo...
—¿Te mudarías conmigo? —sonreí y le acerqué el teléfono.
—Llama a tu amigo, amenázalo mientras pienso. —Le di un beso y fui con mi plato a la cama. Solo quería sentirme culpable sola, ¿cómo le diría que sí?,¿En qué me metería?
—Me amas, —Aseguró mi novio y me tomó de las mejillas. —¿qué tienes que pensar?
—Facundo...
—Serena, ¿qué pasa?
—Nada.
—Sí, esto es algo, llevas días deprimida; escondida y con evasivas. Desde hace seis meses cuando tu hermana se comprometió hemos tenido sexo tres veces. Y no es que me moleste pero sé que eres bastante s****l. ¿Hay alguien más? ¿Esperabas casarte primero? Lo compensaré, pero no me apartes. Lo que sea, dilo.
Mi novio estaba arrodillado, abrazado a mis piernas, se veía desesperado y molesto, qué tenía yo que decir, que le había amado y respetado todo este tiempo y convertirle en una especie de Ada, la mujer engañada por su pareja. Sabía que Facundo no merecía esto, por eso debía saberlo.
—He tenido un amorío, durante un largo tiempo... yo. —se cubrió la cara y tragó duro.
—¿Con quién?, Serena.
—No importa, él está con otra, pero mereces saberlo y dejarme. Ódiame en silencio o a gritos. Lamento haberte hecho daño. Yo te amo, solo que lo de él parecía diferente y divertido, era prohibido y nuestra relación siempre ha sido más abierta.
—A mí me importa, ¿hace cuánto y con quién?
Definitivamente no quería ver lo que había en su rostro en mi hermana.
—Daniel. Desde hace unos años, unos cinco.
Me miró sorprendido y tiró la bandeja del desayuno, las lámparas, los cuadros, mi mundo se había derrumbado, había dañado finalmente a un inocente, pero al menos no acabaría casado con una mentirosa, no lo merecía.
—¡¿Por qué con él?!
—Teníamos algo, nos besábamos y luego ella se lanzó a sus brazos y tú fuiste dulce conmigo, me convenciste y acepté. Un tiempo después, tú fuiste a sacar tu carrera él se comportó amable, era mi amigo y comenzamos...
Se sentó sobre la cama y se limpió un par de lágrimas.
—Serena... —comentó y yo acaricié su brazo.
—Estoy muy arrepentida, fui egoísta y estúpida, lo lamento con el corazón. Facundo, esto no tenía que ser así.
—Si hubiese sabido que querías una relación abierta para acostarte con mi amigo, hubiésemos terminado. ¿Ahora qué?, —negué con la cabeza. —él se casará e iremos a la boda, cuando acabe tendremos tiempo de pensar qué hacer.
Me quedé en silencio y observé como se vestía para salir de la habitación sin mirar atrás. Me vestí y fui a pagar a recepción, pero la cuenta estaba lista, fui en taxi a la casa de mis padres y me encontré con Laini y un desastre, mis sobrinos corrían, mis hermanos reían, mi hermana lloraba, mamá y papá le consolaban.
—Se ha puesto nervioso. Fack ha ido con él. Tú ve a bañarte, relájate y te casarás esta tarde. —mi madre me agradeció con la mirada y papá acompañó a Ada a su habitación.
—¿Qué ha pasado? —preguntó mi mamá mientras me acariciaba el cabello.
—Está nervioso.
—Esta mañana vino aquí —dijo refiriéndose a Daniel. — Dijo que no quería casarse con ella, sino contigo.
—Es un imbécil, espero que ella no escuchara.
—Estaba dormida, solo espero que no hayan escándalos en el altar. —asentí y abracé con fuerza a mi mamá.
Subimos a su habitación y me desplomé, le conté todo sobre Facundo; la decepción y el dolor que le había causado, lo mucho que me dolió decir la verdad y que tenía razón porque no había encontrado alivio tras revelar su secreto, sino un enorme dolor.