—¡Erick vete! No quiero verte hoy —resonó la voz de Darcy ante la insistencia de él en querer verla.
—Darcy, cualquier cosa que esté pasando, encontraremos la solución juntos. Por favor, no me hagas a un lado, sé que algo te paso hoy.
—Sabes que estoy aquí para ti, ¿verdad?
—Lo sé —dijo Darcy entre sollozos —pero … me merezco tu tiempo, tu atención? —dijo las últimas líneas en voz baja.
Por primera vez, Darcy sentía que el corazón en su pecho estaba siendo aplastado por una tonelada de puro hierro sólido y que no podía respirar debidamente.
Ella sentía que Erick era demasiado bueno y ella ya no se merecía a alguien como él, que ya no podía ser su esposa, aunque ante las leyes ya lo era. Existía la anulación, pensó abatida.
—Cariño —gimió Erick inclinando la cabeza y cerrando los oj
