Valerie salió del restaurante, su corazón latiendo con fuerza y su mente nublada por las revelaciones que Alejandro acababa de hacer. Sentía una mezcla de recelo, enojo y tristeza. Cada paso que daba la alejaba más de la conversación, pero no de los sentimientos que la abrumaban. El aire fresco de la noche no lograba calmar su agitación. Se sentía traicionada y confundida, como si todo lo que había construido en su mente se desmoronara de golpe. Caminó sin rumbo, tratando de encontrar un lugar donde pudiera estar sola y procesar lo que había descubierto. Aunque su mente le decía a gritos que estaba escapando como una cobarde, no le importó. No siempre podía ser la que enfrentaba las cosas con la cabeza en alto, ella era humana y necesitaba un descanso de todo urgentemente. De repente,