Capítulo 7

2077 Words
Valerie se sentó en su escritorio, sintiendo cómo el cansancio se apoderaba de su cuerpo. El primer día había sido una prueba de resistencia, y aunque había logrado completar todas las tareas asignadas, sabía que no podía seguir así sin alguna forma de alivio financiero. Su mente empujó a un lado el enojo que sentía hacia su jefe, concentrándose en la cosa más importante y urgente que debía hacer. Conseguir dinero. Lo necesitaba urgentemente para evitar que trasladaran a su madre a otra institución. Así que al otro día con el ánimo renovado, comenzó a mentalizarse para lo que estaba a punto de hacer. Pediría un adelanto de su sueldo. Sabía que era algo arriesgado y que las posibilidades eran escasas pero aún así, lo haría. Valerie miró fijamente la pantalla de su monitor, dudando. Luego giró la cabeza y miró a través de la ventana que su jefe mantenía descubierta, observando como este estaba enfrascado en una conversación con un colega. Realmente se estaba metiendo en una misión imposible. Después del trato injustificado que había recibido por parte de su jefe, se le hacía difícil pensar a que este accediera. La mujer meció la cabeza de una lado a otro despejando sus malos pensamientos. Su única opción era hablar con la mujer que le había dado la bienvenida. Estaba segura de que sería fácil convencerla. Aunque le daba vergüenza ir a indagar sobre el adelanto que necesitaba, sólo le quedaban dos días para saldar el monto mínimo para que dejarán a su madre en el hospital. Valerie miró la pantalla de su teléfono. Casi era momento de salir. A la única persona a la que podría preguntarle sin levantar ningún rumor sería a la señorita Jones. En lo poco que había tratado con ella, sentía que esta era alguien fácil de tratar y entendería su situación. Echando la pena a un lado decidió buscar a Shelsy antes de irse, para preguntar sobre un posible adelanto de su sueldo. Se levantó, enderezó la espalda y se dirigió a la oficina de la que hasta ahora sabía era la segunda al mando en esta empresa. Está camino a paso rápido, para evitar que algún recado de su jefe la fuera a interrumpir. Valerie llegó a su destino y se paró frente a la puerta, dudando en tocar. Le resultaba conflictivo hacer esa petición, no solamente porque era su segundo día de trabajo, sino porque no estaba acostumbrada a rogar por ayuda. Ella sola se había estado encargando de todo lo relacionado a su madre, pero hasta el momento lo había hecho con la cabeza en alto. Así que, recurrir a una segunda persona a la que apenas conocía, la hacía sentir pequeña y frágil. Además, no sabía que haría si recibía un rechazo por parte de esta. —Adelante —dijo Shelsy desde adentro, justo antes de que Valerie decidiera tocar. Valerie abrió la puerta, sintiendo las mejillas calientes. Se encontró con Shelsy sentada detrás de su escritorio, trabajando en algunos documentos. Su mirada se posó en la castaña la cual la observaba con curiosidad. —Hola, señorita Jones. ¿Puedo hablar usted un momento? —preguntó Valerie, tratando de mantener la calma. Observando cada detalle del rostro de la mujer, tratando de descifrar si estaba de buen humor. —Claro, Valerie. ¿Qué necesitas? —respondió Shelsy con una sonrisa, intrigada por el comportamiento de la chica nueva. —Se que no es usual que se haga esto.—empezó Valerie sosteniendo la mirada de su superior.—Me lo he pensado mucho antes de venir para ser sincera. Shelsy arqueó la ceja izquierda y se recostó en su asiento, casi adivinando la dirección de las palabras de Valerie. —Ve al punto. ¿Necesitas algo?—preguntó la mujer de cabello castaño, y mirada suave. Valerie respiró profundo, sus ojos claros enfocados en la expresión segura que mostraba su superior, sin poder evitar sentirse envidiosa de la tranquilidad y estabilidad que está transmitía. —Quería saber sí existe alguna posibilidad de recibir un adelanto de mi sueldo.—soltó Valerie con el corazón acelerado y el estómago tenso.—Estoy pasando por una situación muy difícil. Mi madre está en el hospital, debido a un caso grave de salir y realmente necesito el dinero lo antes posible, o sino, no podré pagar a tiempo la atención que requiere la enfermedad de mi madre.—dijo Valerie, tratando de mantener la compostura. Pero sin poder evitar sentirse extraña e incomoda. Valerie vio como Shelsy fruncía el ceño, pensativa. Inmediatamente la pelinegra asumió lo peor. Está trago en seco, ideando otro argumento. Aunque no se debía esforzar en hacer ya que razones no le faltaban para tratar de persuadir a la chica. —Entiendo que es algo apresurado, pero, no lo haría si realmente no estuviera acorralada a hacerlo. Estoy pendiendo de un hilo en cuanto a esa situación. —prosiguió la chica, nerviosa ante el silencio de la otra.—Por favor. Tenía pensado continuar hablando, y dándole razones por las cuales debería considerar su petición hasta que Shelsy levantó la mano y la paró en seco. —Valerie, entiendo tu situación y enserio lamento mucho por lo que están pasando tu y tú madre. Sin embargo, nuestras políticas no permiten adelantos de sueldo sin la autorización del jefe.—la voz de la mujer salió con serenidad, sin inmutarse ante la evidente desazón que empezaba a dibujarse en el rostro de Valerie.—Pero puedo hablar con el señor Hansenz y ver si está dispuesto a hacer una excepción en tu caso. —dijo Shelsy con tono comprensivo. —Se lo agradecería mucho, señorita Jones. —dijo Valerie, sintiendo un poco de esperanza. —Puedes decirme Shelsy. — le indicó la misma con una sonrisa. —Yo…gracias. Muchas gracias, señorita Jo…, Shelsy. Gracias Shelsy.—musitó la chica tropezando con las palabras, volviendo a sentir sus mejillas arder. —Déjame hablar con él y te avisaré lo antes posible —dijo Shelsy, asintiendo con una sonrisa amable. Valerie le ofreció una sonrisa genuina a cambio a su superior y luego se despidió de esta. Era hora de que fuera a visitar a su mamá. * Luego de que Valerie saliera del trabajo, Shelsy se encaminó a la oficina de Alejandro y tocó la puerta. Sabía que lo encontraría todavía allí ya que usualmente este era el último en marcharse. No esperó a que le otorgarán el visto bueno. Entró inmediatamente a la oficina del hombre y tomó asiento frente a su escritorio. —¿Qué sucede, Shelsy? —preguntó Alejandro, levantando la vista de sus papeles.—Sigues actuando tan insolente como siempre. —No comprendo porque te quejas, tu fuiste quien me trajo a este lugar conociendo lo intrépida que soy.— respondió la mujer viendo como el rostro del hombre se arrugaba. —Lo sé. Lastima que no me puedo arrepentir de haber reclutado a una loca. —Señor Hansenz, necesito hablar con usted sobre Valerie Adams.—continuo la chica pasando por alto el insulto del hombre. Alejandro dejó los documentos a un lado y enfocó su atención en su socia. Tenían años trabajando juntos, y ambos habían sido eslabones esenciales para la construcción del negocio que manejaban ahora. Por lo que la relación que tenían era muy estrecha, así que al está mencionar a Valerie, se preparó para lo peor. —¿Qué sucede con ella?—indagó este con un tinte de preocupación en la mirada que no pasó por alto a los ojos de Shelsy. —Ella me ha pedido un adelanto de sueldo debido a una situación personal urgente. Su madre está en el hospital y está bajo mucha presión financiera. También podríamos investigar si es cierto, por si acaso…—suavizo Shelsy, mirando a Alejandro con esperanza.—¿Crees que podríamos hacer una excepción en este caso? Alejandro se quedó en silencio por un momento, recordando lo que Valerie le había contado aquella noche en el bar. La desesperación en su voz, la preocupación por su madre, todo volvió a su mente. También recordó que había prometido ayudarla. Claramente tenía motivos ocultos cuando le ofreció su ayuda, pero eso no eliminaba la sinceridad de su ofrecimiento, sin embargo, se había enfrascado tanto en su ego herido que se había olvidado de esos detalles. Alejandro se dejó caer sobre el espaldar de su silla y soltó un suspiro pesado. “¿Cómo rayos pensaba desquitarse con Valerie sí al primer signo de necesidad deseaba ayudarla?” Se cuestionó, ignorando el hecho de que su visita aún esperaba una respuesta. —Si no es posible, le informaré de inmediato para que sea capaz de encontrar otro método. —informó Shelsy, sintiendo un leve pesadez en el pecho, al no poder ser de ayuda. —Puedes hacerlo.— respondió Alejandro después de varios minutos, frotándose la frente. —¿Qué? —¡Hazlo!—el hombre abrió los ojos y fijo su mirada exasperada en la mujer que estaba sentada frente a él. —¿Por qué diablos pones esa expresión sí al final vas a aceptar?—le reprochó Shelsy levantándose del asiento.—Estaba a punto de llorar por una desconocida. Una muy linda por cierto. Alejandro se enderezó en su asiento y miró a la mujer frente a él, como sí estuviera loca. —¿Qué?¿Me vas a negar que no es hermosa? No, no podrías, ya que gracias a ti, es que la chica está trabajando aquí.—remarcó Shelsy con una sonrisa burlona.— Ya que tienes el deseo de conquistarla, otra ayudita no caería mal. Hasta te sumará algunos puntos extras. Alejandro arqueó una ceja, buscando algo con que rebatir lo dicho por su socia. Sin embargo, no era necesario. Cada palabra que salía de su boca era sustentada por sus actos. —Sal de aquí.— dijo tomando la salida fácil.—Además, no tengo que darte explicaciones de lo que hago Shelsy. Y que no salga de tu boca, te lo advierto. No quiero rumores. Informa al departamento de contabilidad para que aprueben el p**o, deposítalo directamente en su cuenta e infórmale los procedimientos detrás de todo.—ordenó el hombre volviendo a su apariencia imperturbable. La mujer amenazada por las palabras de su jefe, puso los ojos en blanco y se preparó para salir. —Gracias, señor Hansenz. Se lo haré saber de inmediato —dijo Shelsy con una sonrisa de alivio, tragándose así las maldiciones que estaba a punto de echarle en cara a su jefe. Aunque eran cercano, a veces necesitaba medirse. Alejandro asintió y Shelsy salió de la oficina, volviendo a su oficina. Mientras tanto, Alejandro se quedó en su oficina, reflexionando sobre su decisión. A pesar de su frustración con Valerie, no podía ignorar la gravedad de su situación. Quizás, pensó, esta era una oportunidad para comprender mejor lo que estaba pasando y, tal vez, encontrar una manera de conectar con ella más allá de las tensiones del trabajo. “Meterte nuevamente en su cama querrás decir.” Alejandro frunció el ceño cuando escucho esa vocecita al fondo de su cabeza con el tono de Shelsy, provocándole en escalofrío. * Era tarde en la noche cuando Valerie recibió un mensaje por parte de la empresa. “El señor Hansenz ha aprobado el adelanto del sueldo. Mañana puedes pasar por contabilidad para arreglar los detalles y firmar algunos documentos necesarios.” Leyó la chica sabiendo claramente quien había sido la emisaria de ese mensaje. Valerie sintió una oleada de alivio y gratitud. Se cubrió la boca, amortiguando el grito de emoción que salió de sus labios para no perturbar el descanso de su madre. Tenía pocas esperanzas para no decir nulas, de conseguir el adelanto. Su emoción era tanta que si hubiera alguien más aparte de su mamá, correría a abrazarlo. Poco después leyó otra notificación. Su p**o estaba hecho. Valerie se acercó a la cama de su madre y observó su rostro pálido y marcado por su enfermedad. Sino supiera lo agotador que sería para esta despertar en medio de la noche, le contaría los nuevos y buenos acontecimientos que estaban sucediendo en su vida. Sin embargo, optó por halar la silla y sentarse al lado de ella, sosteniendo su mano con delicadeza. —Lo estoy logrando mamá.— susurró la chica, acariciando la palma de su madre, sintiendo un gran alivio recorrer su cuerpo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD