Capítulo 4

1398 Words
Valerie se levantó temprano al día siguiente, sintiendo la mezcla de ansiedad y esperanza en su pecho. Había pasado la noche en vela, pensando en la entrevista y en la posibilidad de obtener el trabajo que podría cambiar su vida. Luego de ver que su madre estaba bien, tuvo que salir del hospital e ir a su apartamento, ya que en la bolsa de ropa que tenía en el hospital no había nada adecuado para acudir a una entrevista. Al llegar al pequeño apartamento en el que ella y su madre tuvieron que mudarse luego de que está se enfermara, se adentró al baño y se dio una ducha larga. Luego, se arregló con cuidado, eligiendo su mejor atuendo profesional y maquillándose ligeramente para disimular las ojeras. Iba vestida con una camisa azul celeste, un pantalón n***o y una chaqueta que combinaba con este. Su pelo n***o caía suelto sobre su espalda mientras que su maquillaje solo se encargaba de borrar las imperfecciones de su rostro. Cuando salió del apartamento, el cielo continuaba iluminándose por los rayos del solo. Valerie camino hasta la parada de autobús más cercana y esperó hasta que apareciera. Ya montada sobre este, se ensimismó pensando en como le iría en la entrevista y sopesando las posibles preguntas que le harían. Al llegar a la dirección indicada en la tarjeta, se encontró frente a un imponente edificio de oficinas. Su corazón se agitó, haciéndola más consiente de lo cerca que estaba de mejorar la vida de su madre. Debía conseguir ese trabajo. Respiró hondo y entró, acercándose a la recepción. —Buenos días, tengo una entrevista para el puesto de asistente —dijo Valerie a la recepcionista. —Buenos días, señorita. Por favor, tome asiento. La atenderá en unos minutos —respondió la recepcionista con una sonrisa profesional. Valerie se sentó en la sala de espera, sintiendo cómo su nerviosismo aumentaba con cada segundo que pasaba. Sus ojos se arrastraron por el lugar, observando la armonía con la que todos se desenvolvían. Era muy diferente a su antiguo lugar de trabajo. Realmente deseaba trabajar ahí. Finalmente, una mujer de aspecto severo apareció y llamó su nombre. —Valerie, por aquí, por favor —dijo la mujer, sin siquiera un atisbo de sonrisa. Valerie, se levantó del asiento y la siguió por un pasillo hasta una pequeña sala de conferencias. La mujer se presentó como la encargada de recursos humanos, la señorita Smith. —Vamos a comenzar con la entrevista. ¿Podrías contarme un poco sobre tu experiencia laboral? —preguntó la señorita Smith, mirando a Valerie con frialdad. —Hola, mi nombres es Valerie Adams. He trabajado en varios puestos administrativos y tengo experiencia en atención al cliente y gestión de oficina —respondió Valerie, tratando de sonar segura. No entendía porqué, pero estar bajo la mirada de esa mujer la hacía sentir pequeña y nerviosa. —¿Y por qué dejaste tu último empleo? —preguntó la mujer, alzando una ceja con escepticismo. Valerie trago en seco, dudando por un momento en contestar esa pregunta. El recuerdo de la traición de su compañera y su despido injusto, se asomaron por detrás de su mente. Acosándola. Al parecer, por más que intentará disimular que todo estaba bien, su cuerpo y su inconsciente sabían que no era así. —Hubo circunstancias desafortunadas, pero prefiero centrarme en las oportunidades que tengo por delante —respondió, manteniendo su tono profesional. Por más indignada que se sintiera al sacar a colación su despido injusto, no dejaría que eso le arruinara la oportunidad de conseguir algo mejor. La señorita Smith hizo una mueca de desaprobación y continuó con preguntas cada vez más difíciles. Valerie comenzó a sentir que la entrevista se estaba convirtiendo en un interrogatorio. La mujer parecía decidida a ponerle las cosas difíciles. Aunque entendía que estos eran los procedimientos normales, por alguna razón sentía que su entrevistadora la estaba atacando. Por un momento pensó en tirar la toalla. Quizás podría encontrar algo más cómodo y fácil. Justo cuando Valerie estaba perdiendo la esperanza, la puerta de la sala se abrió y entró una mujer de aspecto amable. —Disculpen la interrupción. El señor Hansenz requiere su presencia, señorita Smith. Yo me encargaré de finalizar la entrevista. —dijo la nueva llegada, dirigiéndose a la señorita Smith —. Tengo instrucciones directas del señor Hansenz, para pedirle que se apresure. La señorita Smith frunció el ceño, pero se levantó sin protestar y salió de la sala. Mientras que la nueva mujer se acercó a Valerie con una sonrisa. —Buenos días, soy Shelsy Jones. Como dije, me encargaré de finalizar tu entrevista. Muéstrame tu currículum por favor. — pidió la señorita Jones, la cual aparentaba la misma edad de Valerie. La chica le entrego su archivo de inmediato y espero en silencio a qué está lo evaluara. ―La asistente que se está requiriendo en este lugar, no puede ser alguien desganado. Ya que, se hará cargo de los asuntos del señor Hansenz. ¿Crees que puedas estar a la altura de este trabajo? Valerie sintió un alivio inmenso luego de que la señorita Smith se marchara, sin embargo, continuo en alerta ya que no sabía con que tipo de persona estaba tratando ahora. ―Soy lo suficientemente capaz de adaptarme a cualquier tipo de trabajo o asignación. — respondió Valerie sin apartar la mirada de la mujer castaña que en este momento también la observaba. —Excelente. —dijo Shelsy, mirándola con amabilidad—. Te llamaremos. Gracias por su tiempo. ―Lo mismo digo. Valerie salió de la oficina con la cabeza en alto. Tratando de disimular la angustia que le revolvía el estómago. Estaba tan concentrada en no derrumbarse, que no pudo evitar a la persona que caminaba en su misma dirección. Su nariz impacto de frente con un muro sólido. Está cerró los ojos y se llevó la mano al rostro, sintiendo como estos se llenaban de lágrimas, debido al golpe. ―Joder… ―¿Estás bien? Valerie abrió los ojos y le dio una mirada de reproche al hombre que había aparecido en su campo de visión. Tuvo que morderse la lengua para que su temperamento no saliera a flote. Aun con la mano sujetándose el tabique de la nariz, la chica se quedó un momento en silencio al darse cuenta de todos a su alrededor se habían callado. Disimuladamente deslizo la mirada por el lugar para luego volver a fijarla en el culpable, el cual continuaba observándola con un tinte de preocupación. ―Qué bueno que estás aquí, pensé que no volvería a verte y―tocó su rostro para ver su nariz, pero se encontró con la mano rápida de Valerie que lo alejaba de su cara. ―Estoy bien, por favor no me toque— respondió Valerie tratando de salir del paso. Quería irse. — No pasa nada. Ha sido mi culpa, lo siento. ―Tú…―él hombre intentó tocarla otra vez, pero su mano cayó cuando vio la expresión fría y distante de la mujer. Valerie esquivo al hombre, y salió del lugar a toda prisa, soltando un sin número de maldiciones en su mente. No había conseguido el puesto, pero si consiguió pasar vergüenza. Sentía que la entrevista había sido un fracaso y con cada paso que daba sabía que no volvería a pisar un lugar así. (…) El hombre miró con el ceño fruncido, como la chica se retiraba a todo marcha, sin siquiera darle un segundo vistazo. ―¿Me está ignorando? ―sintió una punzada en el pecho, era la primera vez que alguien lo ignoraba de esa manera, sobre todo luego de una noche como la que ellos dos tuvieron tan solo hace nada. No fue capaz de apreciar ningún tipo de reconocimiento cuando esta le lanzó esa mirada que a cualquier otra persona le helaría la sangre. Quería pensar que era que ella no lo recordaba, pero ¿Por qué otra razón fue allí? ¿Fue a buscarlo y ahora se arrepentía? Se sentía muy confundido. El hombre se dio la vuelta y se encamino nuevamente a su oficina con gesto disgustado. De alguna manera se sintió usado y despreciado, lo cual era ridículo. ―Valerie, Valerie… ¿pretendes pasar por alto lo que tuvimos anoche o… te estás haciendo la interesante? Porque si es así, detesto que me ignoren, pequeña.
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