Al mediodía, se encontró con Shelsy en la cafetería de la oficina. —¡Hola, Valerie! ¿Cómo va todo? —preguntó Shelsy, con una sonrisa. —Hola, Shelsy. Va bien. ¿Y tú? —respondió Valerie, sintiéndose genuinamente interesada. —Todo bien. Un poco cansada por el trabajo peor nada que no pueda manejar. En cuanto a ti, me alegra verte tan animada hoy.—dijo Shelsy, observándola con curiosidad—. ¿Cómo va todo con el señor Hansenz? Valerie sintió un ligero rubor en sus mejillas, pero mantuvo la calma, ya que sabia que Shelsy no tenía conocimiento de su relación para nada profesional con su jefe. —Va bien. Estamos intentando encontrar un equilibrio —dijo de forma comedida. —Ya no me asigna tanto trabajos. Shelsy asintió, mostrando comprensión. —Me alegra oír eso. A veces resulta un poco tedi