Isabela, frustrada por el desplante de Charles, le dio tres golpes con el puño al escritorio
—¡Mierda! —resopló al sentir el dolor en sus nudillos
Se sentó en su gran sillón y se quedó viendo a la nada por un momento.
—¡Que estúpida fui! Charles de nuevo se burló de mí—Gritó con furia, se sirvió una copa de vino, y se la bebió de un solo sorbo.
Se sintió miserable, no sabía exactamente qué pretendía con seducirlo, quien debió dejarlo con las ganas, tuvo que haber sido ella, pero como por variar, su estúpido subconsciente le jugó una mala pasada.
En el fondo, Isabela sabía que no solamente quería satisfacer sus deseos físicos, sino que también quería resarcir un poco su corazón. Era frustrante para ella seguir pensando en lo que fue su matrimonio con Charles, en la forma en que ell
