John salió abatido de la oficina de Isabela, maldecía para sus adentros, por un lado, estaba enamorado de Greta, pero por el otro, ¿Qué podría pensar su familia si descubren su nuevo romance? A causa de las mujeres perdió todo su patrimonio, y aunque Elise, en algún momento parecía haberlo perdonado, a ella lo único que le interesaba era su estabilidad económica. Pero siempre le hizo creer a John que lo amaba. El pobre, acababa de terminar su turno de trabajo en la compañía, sacó su teléfono y le marcó a su hijo. —Papá ¿Estás bien? —preguntó Charles preocupado, pues John nunca le llamaba al menos de que fuera una emergencia. —¿Podemos hablar Charles? —Si claro, ahora tengo una reunión importante, ¿Es muy grave o puedes esperar a la tarde? —No te preocupes hijo, puedo esperar.