Reconquistando a mi ex esposa multimillonaria

Capítulo 7 Dulce venganza

Elise apenas tragó saliva, miró de reojo a su hijo, que estaba demasiado incómodo, y se sentía ridículo parado frente a la mujer con la que estuvo casado y aparentemente nunca quiso.

Charles no aguantó más y se fue directo hacia Isabela. Se acercó tanto a ella, que la sorprendió por completo, ella quiso desfallecer al sentir su respiración y sus nervios le jugaron una mala pasada “Amaba el aroma de su exmarido”

—¿Qué es lo que pretendes con todo esto, mujer? —Charles preguntó desafiante, Isabela le sostuvo la mirada, pero fue como si hubiera perdido el habla, no podía musitar palabra —¡Dime Isabela!

Ella dio dos pasos atrás y soltó una sonrisa hipócrita, tratando de persuadir la situación.

—Bueno querido Charles, no pretendo nada que no pueda ayudarlos a ustedes, ¡No comas ansias! Siéntate por favor.

Las mejillas de Charles se sonrojaron y quiso salir corriendo, pero si miraba su agenda de oportunidades, todos sus espacios estaban vacías. Así que, en contra de su voluntad, regresó a su puesto.

—Bueno, para mi querida exsuegra, hay un puesto muy importante en la compañía, que evidentemente , sin la ejecución de sus funciones, no seriamos tan productivos,

Elise abrió los ojos emocionada. —¿Ah sí? ¿De qué se trata querida?

—Claro, debido a tu poca experiencia en el área de sistemas y con plena seguridad de que no sabes ni siquiera prender un computador, serás la jefe de cafetería, tu labor será guiar a los empleados del servicio en la cocina, y la preparación del café para todos en la empresa, porque sabes preparar café ¿Verdad? —Le preguntó sarcástica

Elise palideció, llevándose la mano al pecho, jamás imaginó que sería sometida a tal humillación, y arrugó su nariz.

—¿Qué?¿Estás loca? Yo soy una mujer de la alta alcurnia, mínimo debería tener un cargo como gerente, ¡Eres una insolente! —Elise miró con furia a Isabela

—Eso es lo que hay, ahora para John, se que has sido un gran empresario, pero tu adicción a los juegos ha sido lo que te llevó a la bancarrota, evidentemente no te puedo poner en un cargo alto, porque no confió en ti, así que mi opción, es que seas el jefe de seguridad, debes guiar al departamento de los vigilante de la empresa. —Isabela le sonrió con satisfacción

John parpadeó un par de veces y negó con la cabeza —Ni lo sueñes Isabela, esto debe ser una broma.

—¡Claro que no es una broma! —Dijo Isabela extendiendo sus brazos —La pequeña Diane, gracias a sus estudios y su tenacidad, tiene un puesto como una de mis asistentes.

Diane, aunque tampoco estaba de acuerdo, no se sentía mal con la oferta y le dio una gran sonrisa con la comisura de sus labios, mostrando su conformidad, faltaba clavarle el cuchillo a Charles.

Isabela se fue hacia la silla en donde estaba sentado Charles, estaba con una pierna cruzada y un tono imponente, ella se paró frente suyo y le dejó ver sus hermoso encantos, él apenas subió una ceja y giró la mirada a otro lado para no pecar de imprudente.

—Y tu Charles, bueno, si aceptas, serás el asesor comercial de la compañía, tendrás un sueldo básico y unas comisiones por los negocios que consigas, sé que eres demasiado charlatán y un perfecto embaucador —Isabela le hablaba con ironía y algo de dolor —¡Imposible no consigas buenos negocios!

Charles la miró con furia, su estómago se revolcó con su propia bilis, se levantó casi que, empujándola, cerró su chaqueta y con su brazo la corrió hacia un lado

—Olvídate que vas a humillare de esa manera a mí, y a mi familia, fue un puto error venir a verte Isabela, prefiero morir de hambre.

—¡Espera! Aún no les digo sus salarios —Isabela les dijo en un tono divertido, Charles apretó los ojos con enojo y resopló

—No vas a seguir dándote el lujo de humillarnos

—Mira, aquí están —Isabela le entregó una hoja con las condiciones laborales, cuando Charles empezó a leer, lo que ella ofrecía pagar era exagerado para los cargos que les ofreció, incrédulo le devolvió el papel.

Isabela le esbozó una gran sonrisa, y lo miró de nuevo.

—¿No les interesa? —Elise le rapó la hoja para ver que era lo que estaba allí plasmado, y puso cara de sorpresa

—¿Qué? ¿Vas a pagarnos todo esto? ¿O es una broma de tu parte? —Elise le preguntó boquiabierta

—¿Una broma? Señora, soy una persona muy seria, no tendría que jugar con estas cosas. —Isabela le quitó la hoja de nuevo —Pero si no les interesa, la puerta está abierta y detrás de su puesto, un centenar de hojas de vida.

Charles tomó a su madre de la mano y miró despectivo a Isabela.

—No nos interesan tus malas intenciones , gracias por el ofrecimiento, ¡Vámonos!

Isabela arqueó su ceja, y a paso fino se fue hacia su escritorio de nuevo, Elise miró a su hijo, y con sus ojos llenos de súplica, le insinuó que aceptaran, pero su orgullo era tan grande, que él se rehusó.

Los Anderson salieron de la oficina de Isabela, aunque ella tenía toda la intención de vengarse de ellos y tuvo que ver en gran parte con la quiebra de su compañía, se sintió mal por el rechazo de Charles, quería tenerlo cerca poder controlar sus movimientos, conocer en realidad a la persona que fue su marido ¿Y por qué no? Preguntarle porqué le hizo tanto daño.

Mientras tanto, a las afueras de su oficina, los Anderson se enredaron en una discusión.

—¿Qué tal esa maníaca mujer? Cómo nos trató hijo—Las manos le temblaban a Elise

—Mamá, nosotros sabíamos a qué nos estábamos enfrentando, larguémonos de esta compañía, vamos a conseguir algo de comer, ¿Quién tiene dinero?

Los Anderson se miraron entre sí, y todos negaron con la cabeza, sus tarjetas estaban colapsadas y su efectivo se había terminado.

—Yo no—dijo Diane —Es más, yo nunca cargo dinero, siempre uso mi tarjeta, pero esta cancelada

—¡Yo menos!—repitió John —todo mi efectivo se acabó

—A mi ni me mires Charles, yo también usaba solo tarjetas y todas están canceladas.

Charles suspiró, y miró su reloj, no habían probado bocado en toda la mañana y el estómago le rugía, además del estrés que estaba atravesando, el hambre le daba más mal genio.

—Entonces vámonos para el apartamento, debemos preparar algo de comer allí. También tenemos que mirar que podemos vender para subsistir.

—¿Qué?¿Cocinar? —Elise hizo un gesto de asco —¡No! Eso es para pobres , vamos a un fino restaurante

—Mamá, estamos en la quiebra, debemos ir al apartamento y ver que podemos vender, que solucionamos al menos para comer. —Charles se dirigió hacia el elevador, pero el resto de su familia se quedó atrás de él. —¿Qué pasa? Vámonos

—No Charles, no nos vamos de aquí —Elise se cruzó de brazos —Nos vamos a morir de hambre, tendremos que aceptar el trabajo que nos ofrece Isabela, al menos por un tiempo.

Charles miró a su alrededor avergonzado y se fue directo hacia su madre.

—¡No mamá! Que no lo haremos, ya te lo dije

Elise le tomó el brazo y se lo apretó

—Escúchame bien Charles, esta familia depende solamente de ti, podemos aceptar su oferta de trabajo, mientras tú con tu porte seductor y tu aire conquistador recuperes su corazón, cuando consigas quedarte con parte de su dinero para que empecemos de nuevo, puedes irte a la mierda de nuevo si quieres

—¡Estás loca mamá! Suéltame

—¡¡Loco estás tú!! Que piensas que la vida es fácil, ahora vamos a golpear en la puerta de tu ex esposa, y vamos a aceptar su propuesta ¿Entendiste?

—Mira mamá, lo haremos porque no tenemos más opciones en este momento, pero eso no quiere decir que yo la voy a reconquistar, olvídate de eso, intentaremos un solo mes, y ya veremos qué pasa ¿Entendiste tú?

Elise sonrió satisfecha, mientras que John simplemente sacudía la cabeza , él no tenía ni voz ni voto en la familia, a Diane le encantaba la idea, ella admiraba a su excuñada. Los cuatro se fueron de nuevo a la oficina de Isabela, Elise dio dos toques y con ansias espero que ella abriera.

Isabela a través de su cámara de seguridad, se dio cuenta que era ellos, cruzó sus manos sobre su escritorio y feliz, les dio la orden para que entraran, ella por su parte estaba tan cargada de dolor y deseos de venganza, que les haría pagar lo que le hicieron, sin embargo, los Anderson tampoco tenían buenas intenciones.