Finalmente, Elise no dejó que Charles se fuera del gran evento, ella insistía en que debían hablar con Isabella, su ex nuera era una gran magnate, se había convertido en una multimillonaria después del divorcio y eso no podían desaprovecharlo.
Después de la premiación, todos los invitados quedaron libres para el gran baile, pero Isabella y su madre ya abandonarían el lugar, ellas solamente querían darse a conocer en ese momento, el resto vendría para después. Sin embargo, una imprudente Elise se acercó a ellas y las increpó.
—¡Nuera! Pero que gusto verte ¡Tanto tiempo sin saber de ti! ¿Cómo has estado? —Elise expresó sonriente frente a Isabella y su madre, que se miraron fingiendo confusión y se burlaron de la mujer.
—Disculpe señora ¿La conozco? —Respondió Isabella sarcástica, apenas las mejillas de Elise se sonrojaron
—¡Claro que sí cariño! Soy tu suegra Elise Anderson —Elise quería desaparecer en ese momento ¡Que humillación!
Isabella hizo un gesto, empezó a menear la cabeza, fingiendo olvido, pero Charles se acercó a ellas y eso la descontroló, tanto así que su semblante cambió de inmediato, y a él era inevitable fingir que no lo reconocía.
—¡Isabella! —Dijo él con una voz gruesa
Dora frunció el ceño, y lo miro con enojo, él hombre que dañó a su hija estaba frente a ellas, mirándolas de forma interesada. Isabella se sintió nerviosa, y quiso salir corriendo, inclusive hizo un movimiento para alejarse, pero su madre presionó sus brazos, alentándole para que los enfrentará.
—¡Ah, ya recuerdo! —Isabella dio una sonrisa con la comisura de sus labios —Los Anderson, bueno ya no soy su nuera señora, con permiso. —Isabella quiso irse, pero Elise la tomó del brazo.
—Cariño, pero no te vayas, ha pasado tanto tiempo, queremos hablar contigo —Dijo la mujer con algo de nerviosismo, Elise le dio una mirada a Dora, insinuándole que se fuera, dando órdenes como lo hacía años atrás cuando aún Isabella era la esposa de su hijo.
—Hija, si necesitas hablar con ellos, yo te acompaño. —Dora respondió antes que su hija.
—Madre, yo no tengo nada que hablar con ellos, todo quedó claro hace dos años, vámonos por favor, el conductor nos espera.
Isabella agarró de gancho de nuevo a su madre, dejando a los Anderson con la palabra en la boca, Elise se llevó la mano a su pecho, estaba completamente desconcertada por los cambios que hubo en su exnuera ¡Ahora era una multimillonaria! De aquella mujer sonriente y sumisa, no quedaba nada, ahora parecía ser una mujer prepotente y llamativa.
—Mamá ¿Qué carajos fue todo esto? No entiendo porque accedí a esa estúpida idea de que habláramos con ella—Charles le reprochó a su madre
—¡Ay, Charles! Es obvio que la mujer debe estar herida, pero por su reacción me pude dar cuenta de que aún está interesada en ti, apenas te vio, pude notar como sus ojos brillaron y sus mejillas se ruborizaron, esa mujercita aún se muere por ti, y nosotros nos vamos a aprovechar de eso.
Charles se quedó viendo a su madre con enojo, las ideas de Elise eran descabelladas.
Un par de días más tarde después del evento, Charles estaba en su oficina, él era el gran CEO de la compañía de su familia, y todo estaba fuera de control, el despido masivo de sus empleados, las deudas con los proveedores, y ni hablar de la creciente falta de contratos, cada notificación que llegaba a su buzón era una amenaza de cobro, perderían todo y quedarían completamente en la calle, si la compañía cerraba, él y su familia ni siquiera tendrían con qué comer.
Las oscuras ideas de su madre empezaron a rondar por su cabeza, tal vez Isabella conservaba algo de bondad en su corazón y por respeto al amor en su matrimonio podría ayudarles, pero él fue un completo cretino, y eso estaba cobrando su factura.
Y entonces fue ahí, que, en medio de las notificaciones de cobro, encontró una propuesta por escrito, hecha por Industrias Feldman, Charles sacudió su cabeza incrédulo.
> se cuestionó.
Pensó demasiado para abrir el sobre, sin embargo, lo hizo, cuando comenzó a leer, se dio cuenta de que se trataba de una propuesta, en donde Industrias Feldman les proponía que trabajaran para ellos, a cambio de eso, les otorgaría un enorme préstamo para salir de la ruina, pero esto lo deberían hacer renunciando a todo su poder, y entregando el nombre de su compañía como garantía.
Al final de la propuesta estaba la firma de Isabella, y al lado toda su información de contacto, pero Charles lo único que pudo sentir en ese momento fue repulsión ¿Cómo se atrevía esa mujer? Nunca le entregaría el poder de su compañía, ni siquiera estando divorciados dejaba de atormentarle la vida, con furia arrugó la hoja y la tiro en la caneca de la basura, pero esa decisión tuvo que cambiar, cuando su madre entró con afán a su oficina.
—¡Hijo! ¡Pasó algo terrible! —Elise entró llorando desesperada
—Mamá ¿Qué pasó? Cálmate y explícame por favor.
—Nos han sacado a la calle, remataron la mansión y nos sacaron a la calle como perros, los nuevos dueños llegaron con el asesor del banco y nos sacaron a la calle.
—¿Qué? ¿Cómo así? No me dijiste nada de eso, mamá, ¿Qué hicieron?
—Nos fuimos para tu apartamento de soltero, pero estamos en la quiebra Charles, nos vamos a morir de hambre, ¡maldita sea! Necesitamos hacer algo con urgencia, Charles por favor.
La mujer no dejaba de llorar, era la peor noticia que le habían dado al hombre en los últimos días, dudoso se giró hacia la caneca de la basura y centró la mirada en el papel que acababa de arrugar, indeciso por tomarlo de vuelta, se agachó y lo recogió de nuevo.
—¿Qué es eso? —preguntó Elise angustiada
—Nada importante mamá —Mintió Charles
—Déjame ver— Elise le estiró la mano, pero él apretó más el papel con su puño.
—¡Que me dejes ver! —Ordenó la mujer, al tiempo que le rapaba la hoja, Elise comenzó a leer la propuesta que tenía Feldman para ellos, pero ahora su angustia pasó a ser enojo cuando vio que quien firmaba, era Isabella.
—¿Qué se está creyendo esa maldita campesina?
—Mamá, eso no es nada, no te preocupes que por supuesto no voy a acceder. —Charles respondió inseguro
—¡Claro que no! Ella no se va a quedar con nuestra compañía que por tantos años nos ha alimentado y mantenido en nuestro estatus social, pero tu debes hacer un gran sacrificio por la familia.
Charles la miró confundido, y frunció el ceño con duda.
—¿Un sacrificio? ¿A qué te refieres madre?
—A qué debes buscarla, ya tienes sus datos, ve y hablas con ella pídele dinero prestado, sedúcela, tráela de nuevo hacia ti, consigue lo que necesitamos, mira Charles estamos en la calle y la única salvación es Isabella.
Charles le dio un fuerte golpe a su escritorio y se levantó en seco.
—Ni lo pienses mamá, jamás regresare con la insípida de mi ex mujer.
—Hijo, hazlo por nosotros por favor, debes volver con ella, para que nos ayude, estamos prácticamente en la calle, si en mis manos estuviera te juro que yo lo resolvería, pero todo está en tus manos mi amor por favor.
Charles se lamentó por no poder hacer nada diferente por su familia, pero en parte su madre tenía razón, Isabella era lo último que les quedaba, sin más preámbulos, al día siguiente y en contra de su voluntad se dirigió a la oficina de la espléndida mujer.